Después de escuchar a la pequeña llorar, ambos corrieron a su encuentro -¡Tío!- Sunhee lloraba pidiendo por su tío y corriendo hacia ambos, Mariel se puso de rodillas y abrió sus brazos para abrazar a su pequeña sobrina, pero esta la rodeó y pasó de largo a ella yendo a los brazos del mayor. Mariel se sintió herida, claro que sí, pero sabía que el vínculo que ambos tenían era muy fuerte, podría hasta pensar que era igual de fuerte como el que ella y Jungkook sentían-¿Qué pasa, mi amor?- susurraba Yoongi mientras mecía a la niña en sus brazos-¿Una pesadilla, bebé?- preguntó Mariel acercándose y acariciando su cabecita con la que asentía rápidamente -Si, pero no están...- sorbió sonoramente la nariz -Mamá y papá no están para abrazarme ni cantarme- Lloraba aún más. Yoongi abrazó más fuerte a la pequeña y Mariel dejaba besitos en su cabeza tratando de distraerse para contener las lágrimas por ese comentario -Sunnie, ellos ya no están, pero nos tienes a nosotros- con la niña en brazos, Yoongi caminó hasta el sofá para acomodarse con ella y Mariel quien se sentó a su lado
-Tu tío Yoongi te abraza y yo te puedo cantar- le sonrió, pero las lágrimas de la pequeña no se detenían -No llores porque me rompe el corazón y terminaré llorando también- Mariel hacía pucheros y fingía llorar para convencer a la niña, funcionó porque la niña llevó rápido sus manitas a sus mejillas para secarse las lágrimas. -No llores, tía Mary- Antes de terminar la canción, tanto Mariel como Sunhee estaban totalmente dormidos. Yoongi no pudo evitar sonreír. Pues nunca fue un gran vocalista, pero lo hacía por complacer a su pequeña sobrina. Con todo el cuidado posible, retiró a la niña de los brazos de su tía y fue escaleras arriba cuidando de no despertarla. La acomodó en su cama, con su peluche favorito, tapada hasta el cuello y su besito de buenas noches en la frente.
-¿Tío Yoongi?- la voz adormilada de la otra niña lo alertó, había despertado a Haneul
-Amor, vuelve a dormir- susurró lo más bajito que podía acercándose a su sobrina.
-¿Pasó algo con Sunnie? -susurró igualmente
-Tuvo una pesadilla, pero ya está bien- Sonrió dándole un pequeño besito en la frente
-¿Y mi tía Mariel? -preguntó buscándola y sin intención de volver a dormir
-Se quedó dormida en el sofá, no debemos molestarla- la niña pareció sorprenderse ante sus palabras porque sus ojitos se abrieron demasiado grandes
-No puedes- casi gritó, pero Yoongi la detuvo -Debes hacer como mi papá que cargaba en sus brazos a mi mamá hasta su habitación cuando se quedaba dormida
-No creo que sea buena idea, cariño -susurró, pero la niña seguía insistiendo-. Está bien, lo haré.
Con la sonrisa y los aplausos detenidos, Yoongi la volvió a arropar, a dejar un beso y bajó con la intención de si llevar a Mariel hasta su habitación, pero lo encontró despierta acomodando los cojines del sofá.
-Que alivio que estés despierta- soltó un suspiro y, ante la cara de confusión de la menor, decidió explicarse -Haneul me estaba obligando a subirte cargando hasta tu habitación, pero hueles un poco fellito y eso quita las ganas-
-Idiota -Yoongi río, subiendo las escaleras seguido de Mariel -Me iba a bañar justo después de llegar, pero hoy estuve muy cansada, lamento si el olor de mi ropa te molestó.
-No, está bien- susurró ya pasando junto a la puerta de las niñas -Buenas noches Mariel-
-Descansa..., Min-
La noche fue tranquila, la mañana llegó y esta vez el mayor fue quien sorprendió a todos con un delicioso desayuno, se sentía apenado por tener que dejar sola a Mariel con las niñas y Jungkook, intentaba compensar la situación. Pero, Mariel se quedó sola por completo en esta ocasión, ya que Jungkook no estaría con ella algunas horas. No hacía mucho que el sol había salido, eran poco más de las 9 am, pero aún estaban las calles tranquilas. Jungkook caminaba a paso relajado hacia el departamento que antes era de su hermana y suyo, no estaba lejos de la casa en la que ahora vivía. Al llegar frente a la tan conocida puerta, Jungkook tocó con los nudillos animadamente, una costumbre suya con su hermana aún sabiendo que había un timbre funcional. Finalmente entró al departamento y miró todo lo que ya muy bien conocía -Las cosas cambiaron bastante- Susurro en medio de la sala de estar, buscando aquel pequeño colgante por el que estaba ahí -¿Dónde lo habré dejado?- Se preguntaba a sí mismo, pues tenía ya algunos meses que lo había comprado con la intención de obsequiarselo a su hermana, ya que cumpliría ocho años de haberse hecho cargo por completo de él.
Por otro lado, una llamada cambió todos los planes de Yoongi y Mariel. La oportunidad de un casting se presentaba -Debes ir- La motivaba el mayor intentando que cumpliera su sueño -Pero… Quede contigo de cuidarlas el día de hoy- Mariel deseaba ser actriz, pero también cumpliría su palabra -Descuida, un pequeño cambio de planes no afectará, esta vez, seremos cuatro- Sonrió el mayor empujándola fuera de casa.
Hanna no era una mala persona que odia a los niños, como Mariel la veía, su lado maternal salía siempre que tenía la oportunidad de pasar tiempo con su pequeña sobrina. Tenía esa actitud debido a que a Soo Mi no le importó separar a Yoongi de su lado para, prácticamente, meterle a las niñas a la fuerza teniendo él que ser su nuevo padre al lado de una persona con la que no se agradaban. Ella también haría lo que fuera por su sobrina, en parte entendía a Yoongi, pero su hermana jamás tendría las mismas pautas "egoístas" que tuvo Soo Mi.
Su casa quedaba a cinco minutos de ese parque que frecuentaba con Yoongi desde sus inicios como pareja, así que llegó unos minutos antes para caminar y que el frío viento le diera las palabras para poder decirle a Yoongi que necesitaba que volviera a su departamento. Lo extrañaba en casa, lo extrañaba demasiado.