Como el agua y el fuego, así nos conocimos, siendo tan diferentes, tan distantes el uno del otro; jamás creí que nuestras vidas terminarían uniéndose cada vez más. Luche por alejarme de ti, pues sabía muy bien que al acercarme a ti podías exterminarme con solo tocarme; pero aun así, había algo que me acercaba a ti. Dude, si, muchísimas veces, pues sabía que todo esto era una locura; más que eso, un imposible; pero algo me tenía atrapada y en definitiva me gustaba estar así, a tu lado. Pero pensaba, o mejor dicho siempre pensé, que incluso mi compañía no era la adecuada para ti, así como tú podías hacerme desaparecer, igual yo lo podía hacer contigo en algún momento de furia, cuando lograba incendiar todo a mi alrededor; me preocupaba por ti más que por mí. Pero era demasiado tarde, el destino ya estaba escrito, te amaba y las locuras se cometen por amor. Un amor con un final trágico, si, sin duda alguna, pero amor al final de cuentas. Destinados a amarnos, pero condenados a nunca poder tocarnos, así sería nuestra vida, así pasaría lo nuestro, esperando simplemente el final y añorar un nuevo comienzo en otra vida, otra vida en la que quizás por fin podríamos estar juntos.
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Editado: 20.01.2019