El lugar donde vivo es enorme. Está semioculto entre un tupido bosque cuya gama de colores incluye diferentes tipos de verde, amarillo, café, violeta y rojo. Para acceder es necesario ingresar por dos grandes portones automáticos con la misma altura que los muros de piedra gris. Es preferible hacerlo en auto ya que es necesario recorrer un adoquinado camino de casi un kilómetro. Mi casa es la única de dos plantas ya que las otras tres construcciones se utilizan como gimnasio, oficina y auditorio. Todas tienen la misma estructura: paredes blancas, enormes ventanales transparentes, estancias grandes e iluminadas, escalinatas y pisos claros brillantes. Un lago artificial pasa por la entrada principal por lo que hay que cruzar el puente de madera.
En los ratos libres, me siento en la sala de doble alto a leer o revisar el celular. Los mullidos sillones de satín blanco invitan a recostase y tomar una siesta. Aunque me encantaría tener un festín de golosinas ahí, la mujer del aseo se pasea vigilante así que me siento ante el comedor. Mi solitaria figura parece pequeña ante esa mesa de estilo neutro, líneas rectas y colores puros.
Acostumbro comer sola ya que me incomoda tener a la empleada cerca, ofreciéndome los platillos. Abro las charolas plateadas con cúpula y me sirvo siempre en el mismo orden: la ensalada que incluye hojas frescas y queso de cabra, lenguado o salmón a la plancha con espárragos, pasta Tagliatelle al ragú, crème brulée y fresas Arnaud como postre.
Hoy asistiré a un evento importante: el Prom o baile de fin de curso de High School. Mi vestido fue elaborado en Francia a un precio desorbitante. El diseñador insistió en el color rosa pálido pues, al combinarlo con piel blanca y tersa, da un aspecto etéreo. Cuando pregunté a qué se refería con etéreo, respondió : C'est une beauté qui flotte dans les airs entourée d'une aura permanente et invisible, créant une attraction très puissante. Sus elecciones siempre han sido acertadas así que acepté. Volviendo al vestido, es largo y escotado al frente, además está bordado con cristales Swarovski. Mis zapatos a juego tienen un tacón de diez centímetros ya que con mi 1.48 m de estatura debo recurrir a ciertos trucos. No me siento mal con mi tamaño porque tengo claro que lo más valioso siempre es pequeño y difícil de conseguir. Estoy nerviosa porque esta noche, Paulo me pedirá que sea su novia. Por supuesto, aceptaré. Hemos platicado sobre el futuro; cuando me confesó que él tampoco ingresaría a la universidad porque tomaría un año sabático para viajar por el mundo, me di cuenta que estamos conectados, ya que mis planes son los mismos...
-¡Altagraciaaaaaaaaaa, chamaca holgazana! ¡Si ya terminaste de comer ven a alimentar a las gallinas! Te la pasas perdiendo el tiempo y no ayudas en la casa. No tienes misericordia de mí que trabajo todo el día para darte de tragar. Ya te advertí que no vas a ir al baile en el pueblo. Me contaron que se te anda arrimando el Pablo ese. ¡Cuidadito y sales con tu domingo siete!
Adriloch