Conozco a una niña que caminó antes de gatear y expresó sus ideas desde los 22 meses.
Nadaba a los 2 años y hacía clavados a los 4.
Cambiaba los finales de los cuentos y amaba vestir como princesa.
Vio una película 50 veces recreando sus escenas favoritas.
Hermosos bucles oscuros enmarcaban su rostro de porcelana y ojos rasgados.
Hacía reír a propios y extraños con inigualables ocurrencias.
Ejecutaba la vuelta de carro y el split perfectos en los desfiles del jardín sin haber pisado una sala de gimnasia.
Aseguraba que el significado de Butterfly es mantequilla voladora.
Esa niña rio a carcajadas cuando dos compañeritos le dijeron bruja y los persiguió blandiendo una varita imaginaria para hechizarlos.
Aprendió a cocinar, dibujar, pintar, bordar, tejer, trabajar la arcilla, escribir historias y hacer cajas de regalo, nuevamente sin maestros.
Venció a sus rivales de tenis sin importar que fueran mayores.
Se hizo apasionada lectora y de sus estantes desaparecieron las muñecas.
Convirtió en murales las paredes mientras coleccionaba diplomas escolares sin aparente dificultad.
Esperaba con ansias su cumpleaños para adornar con flores, cortinas y globos; hacer deliciosos postres y decorar la mesa.
La adolescencia le cayó de golpe acompañada de dolorosos eventos. Los bucles cedieron ante un cambiante y colorido cabello corto. Sus orejas y nariz se engalanaron con piercings. El color negro invadió su armario y las botas se hicieron presentes. Sus párpados de nieve hospedan mariposas, estrellas o piedritas. Su recámara es un desorden de lienzos, pinceles, almohadas, tazas de té y un perro sucio.
Esa niña no llora. Habla poco y tiene ratos de soledad. Hoy prefiere la compañía de sus amigos. La heroína de sus cartas se volvió obsoleta.
Su madre quisiera vivir 100 años para seguir siendo su soporte. A ella no engaña su disfraz de aspereza. Su corazón se llena cuando la calma con caricias. Añora, con su amor, cubrir el dolor de la indiferencia y ausencia. Desea estar en cada triunfo y fracaso. Secar cada lágrima y compartir cada risa. Conoce su alma, su pasión, su nobleza y siempre, siempre, siempre, estará para ella.
Dedicado a Erika Natalia Cruz López, mi niña de enmedio, mi hermosa chiquilla genio
Adriloch