Mis Jefes intergalácticos +18

17

Capítulo 17

-Yo...Yo -joder ella no sabe que decir, por eso había durado tanto en el baño, su fuego no quería calmarse -, si quiero.

Los gemelos sonríen en victoria, Éber la carga como si fuera un saco de papas.

Arlet solo se ríe, nunca se acostumbra de lo fácil que ellos la pueden cargar.

Eros lo sigue con emoción.

Al llegar a la habitación Éber la pone en la cama, el par se pone al lado de ella y se quita la ropa por completo.

Su respiración se corta, esas dos armas la están apuntando -Ah por Dios.

Los gemelos sonríen con arrogancia, su amigo es más grande cuando están en su verdadera forma, por ahora no dirán nada, ya pudieron conseguir que ella se valla con ellos.

-Eros no crees que ella tiene mucha ropa -cuestiona Éber.

-Verdad, Párate Arlet.

Como si fuera un robot ella lo hace, ellos se acercan a su gran cuerpo y poco a poco le van quitando la ropa, el par se maravilla con el cuerpo desnudo.

Arlet trata de taparse un poco su gordo cuerpo.

-No hagas eso -regañan el par.

-Pero... mi cuerpo no es bonito.

-oh Arlet -expresó Éber, si ella supieras que en su planeta las mujeres son mucho más grandes que ella.

-Agrabate algo -dijo Eros, toma la barbilla de ella -, los guerreros Omerpus le gustan las mujeres grandes.

Arlet se sonroja muy fuerte, solo puede confirmar, poco a poco quita sus manos. Su cuerpo grande, brazos gordos, piernas gruesas, una barriga un poco grande.

En su espalda hay rollitos, tiene estrías, marcas y celulitis.

Ella sabe como jugar con la ropa, su gran cuerpo se puede esconder un poco, pero estos dos hombres están mirando como es ella realmente. ¿le seguire gustando? ¿me encontrarán fea? ¿Aún soy apetecibles para ellos?

Sale de sus pensamientos al sentir dos pares de manos en su cuerpo.

-Deja de pensar tanto - regaña Eros -, para nosotros eres hermosa.

Éber confirma -Realmente eres muy deliciosa.

Arlet se atraganta con su saliva, nunca espero que algún hombre le haya dicho algo así.

-Yo tengo algo que decirles -los gemelos alientan a que sigan - no he estado con ningún hombre pero... no soy virgen.

Sus mejillas se tiñen -Juego mucho conmigo mismo, tengo amiguitos en los cajones de mi habitación.

El par gruñe -Ya no tiene que hacer eso, no tienes a nosotros

-Cierto, pero... yo quiero ver como juegas -sugiera Éber.

Eros mira a su hermano y esa idea no está nada mal.

Arlet solo confirma, el par se sienta en la cama y ella busca una silla, la pone delante de ellos y se sienta, abre sus piernas y las sube sus mejillas se tiñen ya que ellos pueden ver todo hay abajo.

Gracias a Dios ella se había depilado por completo.

Los gemelos jadean al ver tan bonito centro, sin una gota de cabello aunque eso tampoco lo desagrada. Gruñe al ver como ella pone unos dedos en esa intimidad mojada, pequeñas perlas van bajando.

Ese olor llega a sus fosas nasales, están tratando de estar lo más tranquilo que puedan.

Observan como ella mete dos dedos en esa pequeña abertura, sus miembros brincan deseosos por estar en ese lugar sin embargo, la cordura se perdió al escucharla gemir.

El par se levanta con rapidez y la cargan -No puedo más -Gruñe Eros abriendo las pierna de ella, entierra su cabeza en sus pierna.

Con sus dos manos juega con esta hermosa vagina, la separa un poco los labios, acerca su lengua a esa entrada tan pequeña.

El sabor llega y jadea -Mierda -no puede dejar de pasar su lengua, es como si estuviera comiendo un delicioso helado -, sabes tan bien.

Arlet no puede dejar de temblar, nunca esperó este delicioso oral.

Éber queda embobado por esos dos globos tan grandes, se acerca a ellos y los amasa con emoción. Baja su cabeza y mete esos picos que le están apuntando con deseo.

-Oh por Dios.

El par gruñe, Éber se pone encima de ella al nivel de su cabeza, su hermano aún está comiendo su manjar.

Aprieta un punto esos globos tan grande y apuntó su miembros, pero antes busca un lubricante y lo esparce en su miembro, al tener apretado esos globos nuevamente froto en el medio su miembro, jadear al sentir lo bien que se siente.

Arlet mira esas dos bolas y sin pensarlo las amasaba, escucha como Éber gruñe, sin vacilación comienza a lamerlas y chuparla.

Éber perdió la cordura, su orgasmo se avecina, aumenta las penetraciones en esos globos -Hermano quítate.

Eros lo hace y observa como su hermano se viene, ese líquido espeso chorrea en el gran cuerpo de su mujer. Gime al ver ese líquido bajando por esa gran vagina.

-Arlet yo.... -Eros divaga.

-Soy toda tuya... Puedes entrar.

Éber se pone al lado de su mujer, por unos minutos estará bien, pero ancia estar dentro de ella.

Eros confirma con euforia, alinea su miembro y en esa entrada todo mojada, poco a poco entra en ella, aprieta sus dientes al sentir lo apretada que está.

Arlet abre la boca un poco pero no emite ningún sonido, duele un poco no es igual a sus juguetes, estos hombre son demasiado grandes, tampoco puede imaginar lo grande que serán en su verdadera forma.

Eros gruñe al estar por completo dentro de ella, sale un poco y penetra, jadea al seguir haciéndolo, baja su mano al encontrar ese pequeño punto comienza a pasar su pulgar en el

-Ah.

Eros baja la cabeza y mira como su miembro entra y sale, lo mojado que está, lleno de la esencia de ella.

Éber se sienta en la cama y su amigo está otra vez en toda su gloria, se maravilla al ver el miembro de su hermano en ese pequeño lugar, loco por tomar su turno.

Su miembro brinca al escuchar como ambos tiene ese espectáculo orgamos.

-Quítate -empuja a su hermano, este aun esta el la neblina del deseo.

Sin previo aviso la penetra -oh -gime al estar por fin dentro de ella, por el esperma de su hermano está más mojado, un destello perverso aparece en su mirada.

Sale de ella y la pone en cuatro, mira ese gran trasero, su palma aterriza en ese lugar haciendo que Arlet grita.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.