* Nicollas *
-Hola-dije al ver su cara de sorpresa.
-Hola-dijo sin poder creer que yo estuviese ahí, se veia nerviosa, al igual que yo.
-¿Qué haces aquí?-seguia sorprendida.
-Fanny, me ha dicho que te habían dado de alta en el hospital, me a dado tu dirección y tome la decisión de venir a ver cómo estas y también para traerte las tareas del día de hoy. Te he traído unos chocolates- se sorprendió aún más cuando saque la pequeña caja la cual estaba llena de los chocolates que Hannah me dijo que eran sus favoritos, hasta al fondo de esa misma caja había una hoja con un poema escrito. Lo había hecho la noche anterior que no podía dejar de pensar en ella.
Sus ojitos color gris se iluminaron de un brillo hermoso, de modo que termino sonriendo con la mirada. Me gustaban sus ojos. Me gustaba ella.
-Un gracias no estaría mal-dije rompiendo el silencio. Su sonrisa se ilumino aún más cuando abrió la caja.
-Diras algo, o me quedaré con la duda de que estás pensando.
-Es que no puedo creer que hayas venido a verme y mucho menos que me hayas traído una caja llena de mis chocolates favoritos-salto a mi con un fuerte abrazo, senti que mi corazón se empezó a acelerar junto con el de ella.
-Gracias-susurro en mi oído, lo cual hizo que la piel se me erizará y mis mejillas se sonrojaran.
-Y ahora me dejaras pasar, creo que hace demasiado frío aquí afuera. A demás me gustaría leerte un pequeño poema que te he escrito-volvio a abrazarme, su corazón seguía palpitando rápido.
Ella estaba sonrojada, era lindo verla así, en realidad de todas las maneras posibles de verla ella era demasiado hermosa.
-Te dejaré pasar, pero lamentablemente solo será un corto tiempo, mi madre a salido y tengo que cuidar a mi hermanita.
No sabía que tenía una hermanita, de haber sabido antes a ella también le abría traído algo.
-No sabía que tenías una hermana-dije minutos después de entrar en su casa, era un lugar demasiado amplio, pero era lindo.
-Dame un minuto, necesito decirle algo a Romina.
-De acuerdo-dije algo nervioso.
Romina, era un nombre lindo, espero poder conocerla, al menos saludarla. Mientras esperaba a que Beck regresara, trate de recordar el poema que le había escrito.
-He regresado-murmuro detrás de mi, lo cual hizo que mi piel se erizará de nuevo.
-¿Y tu hermana?
-Se ha ido a dormir, técnicamente mi madre me dió órdenes de acerla dormir antes de las nueve y ya son las diez de la noche. ¿Bueno y ahora leerás el increíble poema del que me has contado?-cierto el poema, tendría que leerlo ya que no recordaba ni una sola parte de lo que había escrito.
-Estaba por aquí-rebusque en la pequeña caja hasta que por fin lo encontré, saque el pequeño trozo de papel y comencé a leer:
Tu
Tu siempre estás en mis
pensamientos
Sin ti mi vida no tiene ningún
Sentido, por ti mi corazón se
esfuerza en cada latido
Porque lo único que pido es
Tener un amor que perdure
Contigo.
Estaba demasiado sorprendida como para responder algo, solo me abrazó, se veía demasiado nerviosa con cada verso que decía y cada vez se sonrojaba más. Cuando por fin se separó del abrazo me di cuenta de que estaba demasiado sonrojada como para decir algo.
-Un "gracias Nicollas" no estaría mal-volvio a abrazarme.
-Gracias Nick por venir a visitarme y traerme está hermosa sorpresa-dijo algo nerviosa.
-Lamentablemente ya es demasiado tarde y me tengo que ir, espero poder verte mañana en clase.
-De acuerdo Nick mañana te veo.
-Hasta mañana Beck-dije poniéndome de pie para irme.
No podía dejar de pensar en sus lindos ojos así que decidí escribir otro poema para ella:
Tus ojos
Tus ojitos bonitos,
Tan lindos que en ellos
Veo un brillo,
Un brillo hermoso
Que es asombroso.
Cuando te veo vuelan mariposas
Lo cual me sonroja y hace
Que mi corazón se acelere
A mil por hora.
Lo había decidido, mañana le escribiría una carta la cual incluya el corto poema que acababa de escribir, por ahora solo me quedaba dormir para que el tiempo se fuera más rápido.