Mis Queridos Fantasmas. Relatos de Ultratumba.

ME ENCONTRARON LOS MUERTOS

—Raúl, quítate eso —dice mi madre. Su voz suena a regaño, pero también a llanto contenido.

La abuela murió ayer. Todos están devastados. Sobre todo mi mamá. Yo también estoy triste, aunque lo que más extraño no es su comida ni sus abrazos, sino las historias que me contaba.

Algunas eran sobre su vida, otras sobre el abuelo y muchas sobre mi mamá cuando era niña. Pero mis favoritas eran las que solo salían en las tardes nubladas, cuando el cielo se volvía naranja y todo parecía a punto de desaparecer: los cuentos de espantos.

Mi mamá me arranca la máscara de papel de un tirón.

—¡Mamá, no! Por favor... —le suplico mientras empiezo a llorar.

—Raúl, vamos al funeral. Necesito que te comportes como un niño grande.

—Pero necesito mi máscara…

Papá estaciona el coche. Me bajo con los ojos empañados. Sé que por más que suplique, no voy a recuperar la máscara.

Camino de la mano de mi papá hacia la entrada del cementerio. Hace frío. Todo está gris. Intento controlar el llanto, pero es imposible. Mis padres piensan que lloro por la abuela. No es eso.

Estoy aterrado.

Porque sin mi máscara no tengo protección.

—Raulito *me decía la abuela—, nunca dejes que los muertos te vean la cara. Si la ven, no la olvidan. Y entonces sabrán cómo encontrarte.

Esa frase se me quedó tatuada en la mente. Desde entonces, cada noche me fabrico una máscara. Dibujo un rostro con lápices de colores, le hago agujeros para los ojos, la nariz y la boca, la sujeto con una liga, y así me voy a dormir.

Una vez le pregunté:—¿Todos los muertos son malos?

—No, mi amor. Pero muchos darían lo que fuera por volver. Y para eso, necesitan a alguien vivo. No los dejes ver tu cara. Nunca.

Desde ese día, solo me quito la máscara para lo estrictamente necesario.

Y ahora mis papás quieren que entre al panteón… así, descubierto.

—Mamá, por favor… mamita… no… —mi voz se rompe y las lágrimas no paran.

Mi papá me agarra con más fuerza. No me suelta. Me obliga a entrar. Caminamos entre lápidas y flores marchitas. Me encierro en mí mismo. Ya no hablo. Solo lloro. Nos detenemos frente a la tumba. El padre dice una oración.

Yo bajo la mirada. No quiero levantar la vista. No quiero que me vean.

Y entonces… silencio total.

Levanto los ojos, creyendo que todo ha terminado. Pero lo que veo me corta la respiración.

Allá al fondo, entre las tumbas, hay un par de ojos blancos. Opacos. Sin párpados. Y me están mirando.

No parpadean. No se mueven.

Y luego, otros más. Y más. Decenas. Cientos. Miradas vacías, fijas en mí. Siento cómo me atraviesan, cómo aprenden mi rostro.

Grito con todo lo que tengo. Suplico que me saquen de ahí. Mi papá me levanta en brazos y salimos corriendo del cementerio.

No recuerdo mucho después de eso. Medio dormido, escuché a mis papás decir que la muerte de la abuela me afectó demasiado.

Pero ellos no vieron los ojos. No saben que ya saben cómo encontrarme.

Esa noche me acuestan sin decir mucho. Me regañan. Me piden que deje de “inventar cosas”. Mamá se lleva mis hojas y mis colores. No me deja dibujar más máscaras.

Lloro hasta que me vence el sueño.

A medianoche, un crujido me despierta.

Abro los ojos.

En la esquina del cuarto hay una figura encorvada. Flaca. Tiesa como un esqueleto. Lentamente, se gira. Me mira. Esos ojos blancos.

Se acerca. Paso a paso. Tambaleante.

Me cubro el rostro con las manos. No puedo ni gritar.

El aire se llena de un olor horrible, como a tierra podrida. A moho. Siento sus dedos fríos en mi pecho. Su aliento sobre mi cara.

Y después… nada.

A la mañana siguiente, mamá entra a mi cuarto. Se queda en silencio. Luego grita. Y se cae al suelo.

Mis ojos ya no están.

Te lo dije, mamá. No debiste quitarme mis máscaras. Ya me encontraron los muertos.



#185 en Paranormal
#1751 en Otros
#383 en Relatos cortos

En el texto hay: fantasma, suspenso, terror

Editado: 30.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.