-¿La encontró?, yo la he buscado en todos los lugares que pude- le preguntó al ama de llaves.
-No, no está por ningún lado - un ave interrumpió la conversación.
-Buenas noches, Evangeline no está en su cuarto y en el comedor tampoco, ¿pueden decirme dónde está?-los tres se miraron y el ama de llaves habló.
-No la encontramos, no aparece desde la mañana creímos que solo quería escapar de sus clases pero buscamos por todo el castillo, no está- Alden salió volando al balcón que daba al cuarto de Evangeline, vio con mucho cuidado todo el cuarto esperando ver algo que le diera un indicio de donde esta pero no encontró nada, volvió con el guardia y el ama de llaves.
-Cierren las puertas de todo el castillo, nadie sale y nadie entra sin que sea inspeccionado, ire a buscar a la reina, que por amor a la corona que no la encuentre quien creo- Alden se fue volando preocupado.
-Pasa, está en la casa- Evangeline se quedó afuera viendo donde se quedaría, era una casa como las otras que vio cuando llegó a Towerkuns pero esta hasta parecía abandonada, entró y se veía más abandonada por dentro, no estaba sucia pero estaba sola, al entrar no había nada, ni muebles, cuadros colgados en las paredes, ni siquiera una telaraña, echó un vistazo a lo que debía ser el comedor, más que una mesa con dos sillas a lado de la chimenea.
-Majestad no quiero sonar desagradecida pero era necesario enviarme la casa de los empleados, no digo que sea algo malo, pero ya deben estar muy apretados, ya deben estar viviendo muy apretados; también debería dejarlos decorar, mire este lugar pareciera que un muerto viviera aquí- lo decía mientras caminaba por la casa era una casa grande pero sola.
-Esta es mi casa.
-"Tu y tu gran boca" Y es hermosa, sobria, esta casa tiene personalidad, una personalidad muy…..vanguardista- se Conall se quedo viendo seriamente, si las miradas pudieran matar ella no estaría muerta, Evangeline estaría lejos de ese reino en ese momento pero algo en el lo hacia ayudarla, tal vez el parecido con esa mujer, su recuerdo o el cargo de conciencia.
-¿Quieres comer algo?, debes estar hambrienta, ¿Hace cuanto no comes?- dejó su mochila en una esquina y caminó tras de él
-Em un poco, cuando llegué aquí la señora Pufts me obsequió algo de fruta- atravesaron el comedor y llegaron a la cocina donde tomó una de esas frutas cristalinas parecidas a las que le obsequiaron, la corto y la puso en un poco de pan, lo sirvió en un plato y se lo entregó.
-Come- después tomó un vaso y lo llenó de agua, agua que tenía fruta cortada si no fuera por la luz de las velas que flotaban en el techo no podría distinguir en color que estaba a las orillas de la fruta, se la entregó y ella empezó a comer.
-¿Por qué no vive en un castillo? es un rey, los reyes y reinas viven en castillos, eso dicen en los libros- Conall agarró una silla y se sentó.
-Mi reino no es como los demás, aquí nunca hubo un castillo, antes de mi tampoco hubo rey pero cuando fuí nombrado rey me negué a que se construyera uno- Evangeline pasó la comida, le dio un sorbo al agua.
-¿Y el siguiente gobernante no querrá un castillo?- parecía una niña pequeña comiendo y haciendo preguntas.
-No habrá otro monarca, no tengo y no tendré hijos, no hay alguien quien herede el trono, ¿ya terminaste?- sacudió la cabeza en forma positiva, pero lo que dijo la dejo pensando, tal vez el de verdad no la quería, tal vez su mamá no se fue de aquí, tal vez la hecho cuando se enteró que estaba embarazada, mil pensamientos pasaban por su cabeza, el plato y el vaso volaron hasta el lavaplatos se lavaron solos, se secaron y se guardaron a sí mismos en la alacena, iba a preguntar otra cosa pero Conall ya no estaba sentado.
-¿Vienes?, voy a mostrarte donde dormirás- Evangeline se paro y en el momento que salió de la cocina las velas se apagaron solas, subieron las escaleras hasta un tercer piso donde había solo una puerta, Conall se quedó parado frente a la puerta dudoso de abrirla mientras Evangeline se quedó viendo la luna por la ventana de la casa, su habitación en el castillo era más alto, le encantaba ver la luna.
-Evangeline- la llamó Conall desde adentro de la habitación, al entrar Conall convirtió un pedazo de madera y un poco de algodón en una cama, almohadas y una cobija.
-Vas a dormir aquí, en las mañanas un ave viene a despertar a todos, piensa que es un despertador , el baño es la puerta de la izquierda, no llegues tarde mañana- Evangeline estaba viendo la habitación con tanto cuidado que no vio cuando se fue y cerró la puerta, se quedó parada en medió del lugar observando, una de las paredes tenía pintado un cielo nocturno y dos estrellas brillantes en la pintura, dio otro vistazo a la habitación pero fue para buscar un lugar donde esconder la carta y cepillo de su madre, quitó una de las tablas del suelo y escondió las cosas, después de eso, organizó las pocas cosas que había traído, para poder dormir.
Al día siguiente un ave blanca con plumas roja, tocó la ventana, grano y se fue volando Evangeline se despertó, como de costumbre tardó unos minutos en pararse de la cama, se dirigió a la puerta quiso abrir la puerta se dio cuenta que no podía abrirla, primero penso que podia estas atorada después de todo era una casa vieja, la jalo una y otra vez, la ansiedad comenzó a apoderarse de ella, pero por mas que lo intentaba la puerta no se abría.