Mis sueños

Capítulo 10

  • Lograrás hacerlo - Anastasía.

-Esto no es un adios, solo hasta pronto- Freya los transportó al centro de los caminos ahí tomaron el camino que los llevó directamente al Verklig al poco tiempo llegaron al pueblo de Verklig, Evangeline pudo ver que las casas eran más pequeñas que las de Towerkuns, bajó del caballo y empezó a caminar,la voz de su abuelo la llamaba para que volviera a subir al caballo, la gente la veía como una extraña alzó la mirada y vio el castillo era enorme, más grande que el de su tía, era más alto que cualquier cosa que hubiera visto, pero cuando bajó la mirada lo que vio la dejó perpleja, personas tiradas en el piso, sucias, acostadas en pisos mojados, algunos visiblemente enfermos, flacos y desnutridos, como si no comieran en días, busco con la mirada un puesto de comida, encontró un puesto de frutas, se acercó para tomar algunas y dárselas a las personas en la calle.

-¡Oye mocosa!, ¿qué crees que haces?- un hombre alto le gritó a Evangeline del otro lado del puesto.

-Le daré la comida a esas pobres personas, ¿no ve que mueren de hambre?, sólo tomaré lo que necesiten.

-Y ese no es mi problema, si no tienen para pagar, no tienen derecho a comer y eso también va para ti.

-¿Es una broma?, ¿cómo puede pensar así?, usted podría estar en esa situación.

-Pero no lo estoy, si tanto te preocupas por los andrajosos, puedes comer esto- el hombre sacó de bajo de la mesa una canasta de fruta visiblemente podrida, un olor nauseabundo salía de la fruta y las moscas volaban por doquier, el hombre aventó la fruta al aire como si de agua sucia se tratara, al momento que la fruta cayó al piso las personas que pidieron se arrastraron hacia la fruta nauseabunda del piso, el hombre se reía a carcajadas al ver tal escena, Evangeline estaba petrificada, nunca había visto tal crueldad.

-Eres un monstruo, eres un ser asqueroso y repugnante- al oír esas palabras el hombre dejó de reír, le dió una cachetada a Evangeline que la dejó en el piso, manchado su vestido, y su varita saliendo de su bolsillo, al darse cuenta la guardó de nuevo.

-Tus padres debieron enseñarte a respetar a tus mayores- Evangeline estaba en shock, no por el dolor del golpe, si no porque jamás en su vida le habían pegado, pero de ese mismo instante una rabia salió desde su pecho, se abalanzó contra el hombre empujándolo con todas sus fuerzas, una fuerza que no sabía que podía tener, el puesto de fruta se cayó al suelo junto con ellos dos.

-Maldita mocosa engreída, voy a educarte como tus padres no lo hicieron- el hombre levantó su mano para dar otro golpe, pero una mano impidió el golpe.

-Su gran Majestad...

-¿Acaso pensabas golpear a la princesa?

-¿Princesa?, Majestad no sabía que era una princesa....

-No es cualquier princesa, es mi nieta- el hombre retador y cruel de hace un momento, ahora era un hombre de rodillas, rogando por su vida.

-Majestad le ruego me perdoné, por favor perdóneme la vida, se lo ruego.

-Guardias, llevenselo al calabozo- los guardias tomaron al hombre de los brazos y lo arrastraron por el suelo, sus gritos inundaban las calles, cuando desapareció de la vista, Evangeline tomó un a canasta y recogió la fruta que no se había caído al piso.

-Evangeline, ¿qué haces cielo?.

-Les daré esto, están muriendo de hambre y ese hombre les aventó fruta podrida, eso es inhumano.

-Estas personas no tienen dinero, sin dinero no pueden sobrevivir.

-Es comida abuelo, comida, comer debe ser para todos y no para unos cuantos, es debe ser una necesidad y no un privilegió.

-Tú, entrega la fruta y di que es de parte de el palacio- le ordenó a uno de los guardias

-Evangeline no puedes hacer eso, las cosas aquí no funcionan aquí, no vuelvas a irte de esa manera no conoces el pueblo podrías perderte- ella miraba a todas partes, visiblemente había más personas que en Towerkuns, los caballos aparecieron detrás de ellos, un soldado subió a Evangeline a Trueno, Kellan subió a el suyo.

-Asi no son las cosas aquí, eres una princesa no es bien visto que camines con los plebeyos- sus palabras fueron algo cortantes no les quiso tomar importancia, pasaron el puente que da la entrada al castillo, bajaron de los caballos y los soldados se los llevar cuando entraron al castillo lo observó era magestuoso, el techo parecia no tener un fin, las paredes estaban llenas de detalles pintados de plata y en los mismos habían joyas de color azul y blanco incrustados en las estructuras, nunca había visto joyas en las paredes de un castillo.

-Las criadas te llevarán a tu cuarto, van a bañarse, arreglarse para la noche- dos mujeres hicieron una reverencia.

-¿Para la noche? ¿Qué hay esta noche?- le preguntó mientras caminaba tras de él.

-Voy a anunciarte como mi nieta ante mis 4 subreinos, todos van a conocerte-su abuelo se fue y ella siguió a las dos mujeres que la iban a dirigir a donde sería su habitación, subieron las escaleras, hasta llegar a las habitaciones todo el camino estuvo observando el castillo, parecía que nada mas podía sorprenderla hasta que vio a Tristan salir de una habitación junto con dos muchachos más, camino lo mas rápido para que no pudiera verla, lo que funciono por que Tristan no mostro señales de haberla visto, otra vez se volvió a sentir triste por lo que había pasado con el la última vez que se vieron, las dos mujeres abrieron una de las puertas la habitación tenia un color amarillo pastel y los bordes eran de plata, la cama era muy grande, y había un gran balcón en la parte de afuera, las dos mujeres la llevaron hacia el baño, que también era muy grande un candelabro de plata colgaba del techo, había un espejo casi de tres metros colgado en una de las paredes, y una tina de marfil, las criadas prepararon la tina y se pararon a los lados esperando a que entrara.



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En el texto hay: magia, encuentros, sueño

Editado: 25.08.2025

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