-Tengo un mal presentimiento Dan, desde que Evangeline se fue no he tenido noticias sobre ella.
-Y yo te lo he tenido desde que se subió a ese caballo- reclamó Kiara con frustración.
-Mantengan la calma los dos, saben que Kellan no dejará que su mensajero venga a dejar una solo carta a Towerkuns- les dijo Dandara con un tono más calmado- entiendo su preocupación, pero hasta que Evangeline no les pida que vayan, debemos estar calmados.
-¿Qué pasará si elige a Verklig?- preguntó Conall.
-si eso pasa, deberemos prepararnos para muchos más años de tiranía de Kellan.
⧫
En Verklig, Evangeline se encontraba un poco más recuperada, después de comer, las criadas llegaron a bañarla y arreglarla, el agua fría la hizo reaccionar, se sumergió en el agua un rato pensando en lo mucho que su vida había cambiado, salió de la bañera para salir hacía a la habitación donde las dos criadas la esperaban, la vistieron de un color púrpura, la tela aterciopelada, el corsé ya lo seguía sintiendo apretado, pero no como antes visiblemente pudo ver que había perdido peso los últimos días, mangas largas de las que por debajo salía una tela blanca, volvieron a alaciar su cabello pero esta vez notó que estaba esponjado, sin forma, quebrado, sin vida.
-¿Qué le pasó a mi cabello?.
-Es lo que pasa cuando no se usa la peluca alteza, por usar demasiado el segundo método su cabello natural se quemó, estos son los resultados de hacerlo diariamente.
-¿Hay alguna forma de arreglarlo?
-Por supuesto su alteza.
La criada paso su cabello por detrás de sus hombros, tomó unas tijeras y cortó el cabello a la altura de los hombros, Evangeline quedó en shock, ella amaba su cabello, de alguna forma estaba lleno de recuerdos, cuando era niña todas las noches antes de ir a dormir su tía cepilla con cuidado su cabello largo mientras le cantaba la canción de cuna que usaba para dormirla cuando era bebé.
-¿Qué me hizo?.
-Arregle su cabello, como ahora es imposible peinarlo, deberá usar la peluca, se verá mucho mejor se lo prometo.
Tomaron el poco cabello que le quedaba a Evangeline, y colocaron la misma peluca que le mostraron cuando llegó, se miro al espejo y no pudo reconocer a la persona que estaba frente a ella, salió de su habitación, preguntó dónde estaba el príncipe Tristan, le encontró en la biblioteca juntó con sus amigos, el padre de Tristan y su abuelo.
-Evangeline, cielo pasa, parece que ya te sientes mejor- le dijo su abuelo cuando la vio entrar, el padre de Tristan se acerco a Evangeline, tomó su mano en forma de saludo.
-Princesa Evangeline, ya me había hablado sobre usted, dónde están mis modales, soy el rey Raiden de Herbts, padre de Tristan. Supongo que debemos conocernos más ya que pronto seremos familia.
-Esto requiere un brindis- exclamó Kellan- salud, hay que brindar, pues ha llegado la felicidad.
-Pues nuestros dos hijos se van a casar. ¡salud!
-Debemos brindas, pues nuestros reinos al fin se unirán, ¡salud!
-Un momento, ¡paren todo!, no habrá boda.
-Mi amor pero qué dices, tu...
-Debo hablar contigo Tristan, en privado, por favor.
Los demás entendieron la indirecta, salieron de la biblioteca dejando a los dos jóvenes solos.
-No entiendo, el problema.
-Yo creo que si entiendes cual es el problema, me diste esa cosa sin decirme que era o lo que me pasaría y luego me pediste matrimonio en el estado en el que estaba y lo tomaste como una respuesta aceptable.
-Evangeline, fantasmita debes de calmarte, estás muy alterada..
-Por supuesto que estoy alterada, una semana Tristan, me mantuviste en ese estado una semana, el compromiso se acaba, no quiero casarme Tristan, por favor entiende.
-Por favor escucha, tuve que hacerlo, mi padre me ha estado presionado para que consiga una esposa pronto, yo no quiero estar con nadie más que contigo, yo sin ti no puedo vivir, entre en pánico, fue la única opción que se me ocurrió, sé que debí parar cuando aceptaste pero te veías tan contenta así, si preocuparte por nada, hasta llegaste a decirme que te diera más de lo que ahora dices "esa cosa".
-No puedo creer lo que dices.
-Es la verdad por favor, perdóname- llorando Tristan abrazo tan fuerte a Evangeline que era imposible soltarse.
-Te perdono, pero no vamos a casarnos, no aún. Mírame, vamos a resolverlo, ¿si?.
-Si.
Evangeline salió de la biblioteca, todos estaban esperando que los dos terminaran de hablar.
-Con permiso, caballeros- pasó a su lado alejándose de ellos, una mano tocó su hombro- abuelo...
-¿Por qué cancelaste la boda?, ¿acaso tienes idea de lo que significaba?.
-Pero aún no quiero casarme.
-¿Acaso no se aman?
-Claro que sí, pero no quiero casarme, ¿acaso no importa lo que yo quiero?.