Irónicamente, esta historia vuelve a como inició, con una Evangeline en su cama sin poder dormir, aunque esta vez era un efecto de lo que había tomado; daba vueltas en su cama, se sentía vacía, pensaba en Tristan, en lo que paso, en lo que dijo su abuelo, salió de su cama, tomó su varita y camino hacia el balcón, vio la luna esperando que le diera la tranquilidad que siempre le dio, pero no fue así, salió de su habitación, caminó por todos los pasillos, sin embargo en una de las habitaciones la luz aún se encontraba encendida, se acercó para entrar a apagarla pero voces provenientes de la misma habitación evitaron que entrara, abrió la puerta un poco y observó a quienes estaban dentro, su abuelo y los reyes de los cuatro sub reinos junto con soldados uniformados con diferentes logos.
-Olvídate de la boda Raiden, mi nieta se niega a casarse con tu hijo, hemos venido a hablar de cosas más importantes.
-¿Cómo cuáles?.
-La caída de Towerkuns- todos guardaron silencio por un momento y Evangeline no podía creer lo que escuchaba- Toda la vida hemos pensado cómo eliminar a los brujos, los hemos visto como una enfermedad, pero ahora debemos verlos como la cura.
-Temo que no entiendo su punto majestad.
-Como todos saben mi nieta, es hija del rey brujo, por lo cual ella tiene magia también, nuestros ejércitos jamás han sido un rival a que ellos tiene la ventaja de la magia, pero que tal si esta vez, usamos esa magia a nuestro favor, convenceré a mi nieta de ser mi heredero y después la volveré en contra de esa gente, acabaremos con ellos desde dentro- todos parecían estar muy convencidos del plan de Kellan parecía un buen plan para ellos, Evangeline estaba sorprendida por lo que acababa de escuchar todas las personas que conoció quieren matarlas.
-Tengo que salir de aquí- Evangeline dio un paso hacía atrás, chocó con un peso que no estaba ahí antes, volteo a ver y era uno de los guardias, la tomó del brazo y la arrastró hacía dentro de la habitación.
-Su gran majestad, la princesa estaba escuchando tras la puerta.
-Evangeline, creo que debemos hablar.
-Yo creo que no, planean matar a toda esa gente inocente.
-Su alteza, tal vez a usted le parezca eso ya que creció con ellos, pero son salvajes, primitivos como los albinos de Dracho, diferentes en todos los sentidos, no merecen vivir.
-¿Le parece?, porque lo que yo veo son un grupo de viejos ambiciosos, yo he visto al pueblo de Verklig morir de hambre, mientras en Towerkuns las personas son felices, todos tienen un hogar y nadie pasa hambre- de reojo Evangeline pudo ver que un guardia estaba listo para atacar, Evangeline sacó su varita de su manga y paralizó a él guarida, con la misma varita apuntó a los demás en forma de amenaza- no se acerquen, no permitiré eso, y creo que lo saben.
-Cielo, me he dado cuenta que eres algo extraña, nadie en el reino piensa como tú; tal vez uno o dos, pero esas personas desaparecen. Ahora que te reservas algunas cosas, es difícil que pensemos como tú.
-Princesa entienda que debo informarle que en caso de una guerra repentina, algo muy malo puede pasar- habló el rey Raiden.
-Ellos la han usado por años, tal vez abusan, ¿por qué no podemos usarla también?- exclamó un hombre parecido a Cris.
-Porqué esas personas no la usan para lastimar, la usan para ayudarse.
-Calma caballeros, Cielo puedes llamarlo ayuda o magia, yo puedo llamarlo poder, lo que sugiero es simple, enséñanos a usarla, no tienes que participar en eso si no quieres, solo debemos ganar esta vez, creo que todos estamos de acuerdo que lo que tu tienes y nosotros no, debería ser nuestro, si lo haces nuestro legado; mi legado perdurará muchos años.
-Creo que estamos en diferentes bandos abuelo.
Evangeline usó su varita para salir de ahí, apareció afuera de la habitación de Anya, ella era la única amiga que tenía merecía saber que se iba.
-Anya, Anya despierta.
-Evangeline ¿qué haces aquí?.
-Escucha me voy, mi abuelo trama algo muy malo para Towerkuns, debo alertar a mi papá, vine a despedirme, me iré esta noche.
-¿No puede arreglarse?.
-No, tengo que irme ya, tu eres especial Anya, eres diferente a todos los de aquí, no cambies jamás, como tu me dijiste todos aquí fingen, tu no vuelvas a hacerlo.
-¿Volveremos a vernos?
-Si, de alguna forma, volveremos a vernos- ambas se abrazaron, para que después Evangeline saliera de la habitación, sabía que debía irse lo más pronto que pudiera, pero tenía que ver a Tristan una última vez, su habitación no estaba tan lejos, corrió lo más rápido que pudo, pero una mano la jalo hacia una habitación.
-No se corre en los pasillos, cielo.
-Atrás, no me obligues a usar esto contigo- Kellan alzó las manos demostrando rendición, pero en un rápido movimiento jalo el brazo de Evangeline y le quito la varita-eso no te servirá de nada.
-¿Tú crees?- alzó la varita y una luz salió de ella- que no salga- el brillo salió disparado hacia arriba atravesando el techo, por fuera una barrera se levantaba del piso hacia arriba lentamente.