Mis tres amores

Capítulo 10: Alto Alto como un pino

Le comenté a mi mamá sobre el taller y así como quien no quiere la cosa le pregunté:

-Mami, ¿De casualidad tendrás a algún famoso por ahí que se deje entrevistar?

-Ay mima así de sopetón no se me ocurre nadie. Déjame pensar.

Fui para la Facu y a media mañana me sonó el móvil.

- ¿Qué pasó mamá?

Le dije preocupada, era raro que ella llamara a esa hora sabiendo que estaba en la escuela.

-Nada niña ¿Qué tiene que pasar? Oye te conseguí el famoso.

- ¡¿En serio?!

La interrumpí emocionada.

-Sí, te mandé su número en un mensaje. Es un músico, joven pero bastante conocido aquí. Pasó hoy por la tienda y me acordé del trabajo tuyo, llámalo que él te va a ayudar.

-Ay mima gracias, eres lo máximo. Besito.

Me llegó al instante el SMS con el número.

10.30 AM, excelente hora para llamar. Marqué el número, timbre y una voz del otro lado de la línea.

-Sí dígame.

Me dijo.

-Buenos días. Es la hija de Lucy, la de la tienda. Me dijo que lo llamara que me podía ayudar con el trabajo de la Facultad.

-Ahh sí sí. Ella me comentó y yo encantado. Lo que hay un problemita, me voy de viaje en dos semanas. Si podemos vernos antes mejor porque voy a demorar un poco para regresar. Aquello no me da buena espina porque se me podía quedar en el aire el trabajo,
pero bueno, ni modo.

-Ok, perfecto. Me dice cuándo le sea mejor y nos vemos.

Le dije.

-Está bien. Te llamo mañana y te confirmo. ¿Cuál era tu nombre? Para guardar el contacto.

-Evelyn y muchas gracias por la ayuda.

-De nada Evelyn, un gusto. Nos vemos.

Un problema menos del qué preocuparse.

Esa noche era la inauguración de los Juegos Caribes en el Estadio de la UH, Vale es la primera en llegar al punto de encuentro y un rato más tarde llegó Sara.

-Disculpen la demora caballero, el transporte estaba fatal.

Nos dijo.
-Vamos a pasar por el trabajo de mi mamá un momentico para dejarle un pan que hoy llega tarde. Ah, por cierto, me resolvió el famoso.

Les dije y nos ponemos a caminar en dirección a la tienda.

-Ñoo de verdad que Lucy es un fenómeno.

Me dijo Vale.

Cuando llegamos aquello estaba movidito y tuve que esperar que mi mamá se desocupara.

Estaba atendiendo a un muchacho que estaba de espaldas a mí. Altísimo, demasiado alto.

Cuando mi mamá me vio,  me hizo señas para que me acercara.

-Niña ¿ya se van para los juegos esos?

Me preguntó.

-Sí vamos caminando para allá. Mira te traje un pan para después. Ya hablé con tu amigo. Mañana me confirma qué día empezamos.

-Ay que bueno mima, Robert es lo máximo. Por cierto, mira, este es Ale, es músico también.Ale esta es mi hija, Evelyn.

Miré en dirección del muchacho alto alto como un pino y me tropecé con los ojos más nobles que había visto nunca.

-Mucho gusto.

Me dijo y me dio la mano.

Cuando la estreché me percaté que mis dos manos perfectamente podrían caber en una sola de las suyas.

-Igual.

Le dije.

Nos quedamos mirando un segundo.

-Ehh, bueno mami nos vamos que después no hay quien entre al estadio. Ten cuidado cuando salgas. Un besito.

-Hasta luego.

Me dijo el músico.

-Bye.

Le respondí.

La tienda era de cristales y al salir y ponernos a caminar en dirección a la calle, no pude dejar de sentir la mirada de Ale clavada en mi espalda.

Al día siguiente y como habíamos quedado, me llamó el amigo de mi mamá.

-Hola buenos días es Robert, el saxofonista.
Me dijo.

-Buenos días Robert, ¿ya sabe cuándo nos podríamos ver?

Le pregunté.

-Mira te llamaba por eso mismo. Me da mucha pena contigo, pero no te voy a poder ayudar, me adelantaron la gira y me voy en dos días.

Se me cayó el alma al piso.

-Ohhh ya.

Le dije con tristeza. No sabía qué hacer porque no tenía opción B.

-Pero no pienses que te voy a dejar en el aire. Yo quedé contigo que te iba a ayudar y eso haré.

Me dijo y el alma me regresó al cuerpo.

-Tengo un amigo que es músico igual que yo, hablé con él y está disponible. Me dijo que te podía ayudar.

-Discúlpeme que le haga esta pregunta un poco fuera de lugar, pero ¿Su amigo es famoso como usted? Es que el trabajo tiene que ser sobre una persona famosa. No me malinterprete.

-Jajajaj.

Risa sincera al otro lado de la línea.

-No te preocupes, Alejandro ya era conocido en el mundo cuando yo no pensaba ni dar un concierto aquí. A mí me conocieron gracias a él. Y por favor, no me trates más de usted que tengo 28 años nada más.

Un poco apenada le respondí.

-Muchas gracias de nuevo, y disculpa, pero me tenía que asegurar que cumpliera los requisitos para no molestar a su, digo, a tu amigo por gusto.

-Ok, todo bien entonces. Todo el mundo feliz. Te mando su contacto en un mensaje. Llámalo que él está esperando tu llamada.

-Mil gracias Robert y que te vaya de maravilla en la gira.

Me despedí y recibí el mensaje con el número del tal Alejandro. Marqué los nueve dígitos en mi celular y me contestó una voz musical al otro lado de la línea.

-Hola buen día.

Le dije.

-Mire lo llamo de parte de Robert, el saxofonista. Me acaba de mandar su contacto. Yo soy la periodista, bueno, la estudiante de periodismo que necesita la entrevista.

-Siii, hola estaba esperando tu llamada. ¿Cómo estás?
Me dijo.

-Yo muy bien. Ansiosa por empezar a trabajar. Así que estoy a su disposición, cuando usted pueda dedicarme un tiempo me avisa y comenzamos.

-Espérate que empezamos muy mal.

Me paralicé, ¿Qué había pasado?

- ¿Qué sucede?

Pregunté asustada.

-Que no me trates de usted por favor, me siento como de 100 años.

Nos echamos a reír.

-Robert me acaba de decir lo mismo. Es que como no los conozco, es lo más respetuoso.

Le dije.

-Sí sí, pero vamos a tutearnos y si quieres hoy mismo podemos comenzar.




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