Siempre tuve el sueño fácil y profundo.
La vieja me decía que podían reventar una bomba al lado mío que yo no me enteraba.
Era coherente con mi forma despreocupada de vivir,no tenía razones que me quitaran el sueño.
Hasta esa tarde.
No podía sacarme de la cabeza su cara y su olor se había adueñado de mi nariz.
Toda la noche me la pasé pensando en ella, imaginando las cosas que le gustaban, lo que hacía en su tiempo libre, quería saberlo todo y lo quería saber ya.
Había esperado demasiado tiempo y con cada minuto que pasaba mi ansiedad aumentaba.
Así me dormí y al despertarme las ojeras me llegaban a la rodilla.
-Niño ¿Y esa cara que tú tienes?
Me preguntó mi abuela al verme salir para la unidad con la cara demacrada.
-Nada vieja no dormí bien anoche.
-¿Qué tú no dormiste bien? ¿Qué estrella se irá a caer?
Me dijo sin imaginar que la estrella ya había aterrizado justo en el centro de mi pecho.
Ese día se me hizo eterno, solo pensaba en llegar y llamar a Evelyn.
Entré por la puerta disparado para el teléfono y mi abuela acostumbrada como estaba a mi saqueo vespertino del refrigerador me dijo:
-Niño ¿Tú no vas a merendar nada?
-Después vieja que tengo que hacer una llamada.
-Ave María, ahora sí está serio esto.
Sentenció la vieja pero ni ella misma sabía lo serio que estaba aquello.
Timbre, timbre, timbre.
-Oigo.
La voz de los mismísimos ángeles al otro lado de la línea.
-Hola soy yo, Marcos.
-Ah hola ¿Cómo estás?
-Ahora mejor después de oír tu voz.
La escuché sonreír.
-¿Cómo te fue en la escuela?
-Bien, normal, lo mismo de siempre.
-Yo acabo de llegar de la unidad por eso no te había llamado. Pero me pasé todo el día contando las horas.
No me respondía así que a lo mejor debía bajarle un poco a mi intensidad.
-Yo vivo cerca de tu escuela, a unas cuadras.
-¿Estudiaste ahí también?
-No qué va, esa escuela es para niños inteligenticos. Yo estaba en la de la calzada, que antes era la de los desordenados.
-¿Así que tú eres un desordenado?
Ya me había metido en camisa de once varas. Recordé a Carolina y lo mal que había ido todo por causa de estar hablando más de la cuenta.
-Nooo, ya no. Antes estaba un poco regado pero ya me llamé al buen vivir.
-Menos mal.
-Me dijo Sergito que tú eres súper inteligente.
-Ni tanto, normal, lo que me gusta estudiar y salir bien.
-Te entiendo, mi hermana es igual. Si no cogía 100 iba a la Re a buscarlo.
-¿Y vives con ella?
-Sí con ella, mi mamá, mis abuelos por parte de madre y con mi cuñado a veces también.
Se quedó callada por un segundo, la pobre iba a pensar que vivo en un edificio.
-¿Y tú?¿Con quién vives?
-Sola con mi mamá. Desde que falleció mi abuela hemos estado así, no me imagino como sería vivir con tantas personas pero debe ser divertido, menos a la hora de bañarse.
Nos echamos a reír. Ahí tenía razón, no se lo iba a negar.
-Me gustaría verte, ¿Crees que podamos dar una vuelta mañana?
-Es que tengo repaso mañana.
-¿Repaso el sábado? Yo no sabía que los inteligentes repasaban también.
-No chico, es para las pruebas de ingreso de la Lenin.
Me dijo y comprendí que era taco de verdad, de las de vocacional y todo. Me iba a tener que poner las pilas con ella.
-Ah ya, bueno nos podemos ver después del repaso si quieres. Yo te espero a que termines.
O toda la vida te espero también. Pensé para mis adentros.
-Está bien. ¿Sabes cual es el parque de 35?
-Sí claro, ¿Qué pasa? Yo soy nacido y criado aquí.
-Jajaja ya veo. Me puedes esperar ahí sobre la 1.
-Si quieres te puedo recoger en el repaso.
Mmm......muy pronto para tanta marcadera.
-Mejor espérame en el parque.
Me dijo a modo de respuesta.
-Ok corazón. Ahí estaré.
-Dale nos vemos, buenas noches.
-Todavía no van a ser buenas, pero espero que pronto lo sean. Un besito.
Colgué el teléfono sin ningún deseo y era tanto lo perdido que estaba en la llamada que no me percaté de mi abuelo. Perfectamente el viejo se había disparado la mitad de la conversación, figúrate de las cosas malas que tiene vivir con tanta gente.
-¡Cómo está Romeo!
Me dijo con burla.
-¿Qué? ¿La nueva conquista?
-No Pipo, esa no es la nueva conquista, esa va a ser LA CONQUISTA de mi vida, la madre de tus bisnietos.
-Ya tú sabes, te dio fuerte esta vez ¿Y ya son novios?
-Que va viejo si mañana es que vamos a dar una vuelta.
-¿Y ya tú andas así? Ten cuidado con eso mijo.
-¿Por qué abuelo?
-Recuerda que tú tienes planes y esos planes no están en esta tierra.
-Si pipo pero para eso falta. Además tú me conoces, tú sabes que yo la cojo suave.
-Sí, exactamente porque te conozco te lo digo, te conozco tan pero tan bien que sé que esos ojos tuyos estaban menos azules hace dos semanas.
-¿Qué tú quieres decir con eso? Háblame en español Pipo que yo esas jerigonzas tuyas no las entiendo.
-Que estás más enredado que un problema de matemática.
Me dejó con la palabra en la boca procesando su comentario. Pipo sabía como loco y de una pila de cosas, pero ya en otras estaba obsoleto. Estos eran otros tiempos, no la prehistoria cuando él enamoró a Mima; y en esta época yo era el bárbaro del hacha en esas cuestiones, con mirar mi historial aquello quedaba claro.
Para los entendidos de béisbol mi vida era como un juego perfecto: 0 Hits, 0 carrera. No imaginaba en aquel entonces que me iban a meter el Home Run de mi vida y nada más y nada menos que con las bases llenas.