Mis tres amores By Marcos

Capítulo 11: El último beso

Se quedó dormida en mis brazos y sabía que no había otro lugar en el mundo en el que quisiera estar. 
Aproveché para comer algo que ya las tripas me estaban sonando. En la cocina estaban la vieja y mima conversando. Cuando aquellas dos estaban en el cuchicheo, nada bueno salía de ahí.
-¿Qué pasó? ¿Qué están conspirando ustedes dos aquí?
–Mijo tu papá acaba de llamar.
Me dijo la pura con lágrimas en los ojos.
-Tenemos fecha de entrevista para la semana que viene.
Me aguanté de la meseta y no sabía qué decir. Que rápido cambiaba la vida. Esa noticia me hubiese hecho brincar de alegría hace unos meses, ahora era la sentencia de mi sufrimiento.
Entré al cuarto y Evelyn seguía durmiendo, sonreía y estaba hermosa. 
En la computadora sonaba "La fuerza del corazón", un tema de Alejandro Sanz que describía exactamente cómo me sentía en ese momento.
Así andaba yo por ella, sin poderme concentrar en nada más que no fuera besarla, despistado y echo un desastre. Ella me gustaba a rabiar y el deseo que sentía me estaba desesperando. 
Evidentemente y como decía Sanz, era la fuerza del corazón que la había convertido en una obsesión para mí.
Me senté en la punta de la cama,  agarré el celular y le tiré una foto. Quería inmortalizar ese momento para toda la eternidad, un instante en el que era el hombre más feliz de la tierra, en el que mi corazón latía fuera de mi pecho y estaba acostado en aquella cama.
-¿Qué haces?
Su voz me sacó de mis pensamientos.
-Nada amor, nada.
-Es tarde Marcos, me tengo que ir ya.
Asentí sabiendo que iba a tener que decirle lo que llevaba evitando esos meses. 
En el camino a su casa pasamos por nuestra esquina, donde siempre nos deteníamos y nos dábamos un beso.
-Tengo que decirte una cosa pero no sé ni por dónde empezar. 
Le dije.
-¿Qué pasa? 
En su mirada vi el miedo como si presintiera algo, pero ya no había vuelta atrás. 
-Mi mamá me dijo que no hablara de esto, pero a ti te lo tengo que decir, tú lo tienes que saber.
-Pero dime ya Marcos, que me va a dar algo. 
-Nos llegó la reclamación de mi papá, en menos de un mes nos vamos. 
Rompí a llorar como hacía años no lo hacía, siempre me dijeron que los hombres no lloraban pero eso no es verdad. Sí lloramos, lo que tratamos de hacerlo en soledad, donde nadie nos viera. Eso no me importaba, estaba destrozado por dentro. 
-Tú no sabes cómo yo he esperado esto, los deseos que tenía de irme de toda está mierda, hacer mi vida en otra parte, ver al puro, y entonces… te conocí a ti.No te dije nada al principio porque yo no pensé que esto, no me imaginé que tú y yo… que yo iba a estar así. Las relaciones para mí no habían sido así. Eran cosa de dos semanas si acaso y después si te vi ni me acuerdo. Pero tú te me metiste en la cabeza, en el cuerpo entero, ¿qué me voy a hacer yo sin ti? Eh? 
Estaba hablando solo porque ella ni respiraba, ni parpadeaba, se había quedado de piedra. 
-Evelyn dime algo por favor. 
Le dije rogando, en una súplica. 
De repente abrió la boca y sus palabras me atravesaron el alma. 
-Es mejor que no nos volvamos a ver.
Viró la espalda y empezó a caminar. 
Un grito visceral salió desde el fondo de mi garganta. 
-Evelynnnn. 
Corrí tras ella sin importarme la gente que me miraba. 
-Pero tú estás loca. Espérate ahí, no camines más.
Me paré delante de ella cortándole el paso. 
-¿Cómo me vas a decir eso?, yo no puedo hacer eso. Me voy dentro de un mes ¿cómo me vas a decir que no te vea más? Mi vida, mírame a los ojos. Yo sé que te lo debía de haber dicho antes, pero no hagas esto, no nos hagas esto. 
-Yo no estoy haciendo nada Marcos, no soy yo la que se va. Siempre soy la que me quedo.
-Yo sé, yo sé pero no termines esto así. Por favor, Evelyn. 
En aquel momento sabía que no iba a ser capaz de alejarme de ella. 
-Está noche hablo con mi mamá y le digo que no me voy, que me quedo aquí con Mima.
-Tú no puedes hacer eso. Eso es una locura Marcos, tú mamá no te va a dejar.
-Ya yo soy mayor de edad, aquí por lo menos, si no me quiero ir ella no me puede obligar.
-¿Y quién va a ayudar a tu mamá cuando lleguen allá? ¿Y a tu papá? ¿A recuperar todo el dinero que seguro ha gastado para reclamarlos a ustedes tres? Tú no puedes hacer eso. Mucho menos por alguien que conociste ayer. 
-Yo no te conocí ayer, tú y yo nos vimos en otra vida y vamos a estar juntos en esta. Si no, me voy a tener que pasar las demás vidas que me queden buscándote. Cómo Drácula a Mina.
Comenzó a llorar y metió la cabeza en mi pecho. Yo la amaba y la estaba haciendo sufrir. No me lo iba a perdonar en la vida.
La apreté fuerte contra mí y deseé con todas mis fuerzas tener el poder de fundirnos en uno solo, al final éramos una misma alma separada en dos cuerpos.
-Dime que no me vas a dejar, por favor Evelyn.
Le supliqué.
-Está bien. No te voy a dejar.
Me dijo en un susurro y el corazón me empezó a latir nuevamente.
Caminamos en silencio el resto del camino. Llegamos a su casa y nos despedimos como si nada.
-Mañana vengo a las 8 y media a buscarte.
Le dije.
-Está bien. Te espero.
Me dijo y me besó despacio. 
Nunca me imaginé que sería la última vez que iba a besar sus labios y que vería su rostro frente a mí.

La fuerza del corazón
https://youtu.be/K8CS9v6Fa9g?si=vagQbzXli4Q8uKBZ


 




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