Después de ese sueño tan intenso, despierto de golpe, sudando. Tal vez sea por el clima, cuando miro el reloj son las once de la mañana, es bastante tarde. Sí que he dormido demasiado, de pronto un aroma llega a mis fosas nasales. Me levanto con cuidado, y me pongo mis sandalías antes de salir.
Al abrir la puerta miro a Andrew a lo lejos, está concentrado en la cocina, lo miro atenta a cada movimiento. Después de unos segundos más, no lo pienso dos veces y comienzo a caminar hacia él. El piso hace ruido cuando doy un paso, eso hace que Andrew brinque del susto aún en su lugar y se gire para verme; nuestras miradas se encuentran. Me detengo en seco.
—Buenos días, Andrew—Me quedo pensando que es lo que diré—; no quería interrumpirte te veías tan concentrado.
Él sonríe. Es bastante guapo; querido Andrew no estás ayudando a olvidarme de tí.
—Buenos días, pequeña koala—Suelta una risita suave—, no te preocupes sé que eres bastante considerada.
Lo veo girarse de nuevo concentrado en lo que está preparando, por mi mente me quedo considerando las opciones, quedarme ahí viendo o acercarme un poco más a la barra donde él se encuentra, decido la segunda y el olor se intensifica con cada paso dado.
—¡Huele delicioso!—Exclamo.
Él por su parte sigue en lo suyo, me pregunto que está preparando porque el olor, es agradable sí, definitivamente; quizá si no existiera esa tensión aún entre nosotros tan palpable, me arriesgaría a preguntar que prepara. Luego de unos minutos en silencio, expectando cada movimiento de Andrew, él termina y me vuelve a mirar.
—Debo disculparme, mi actitud de anoche no fue correcta—dijo él, mientras tanto yo mentalizaba que iba a decirme que había sido un error, lo del casi beso—, pero no me arrepiento de lo que casi pasa entre nosotros. De eso, nada.
Abro la boca ligeramente, consternada, ¿he oído bien?
—Andrew...—Me detengo y tomo una profunda bocanada de aire; antes de hablar—, no quiero que sufras por mí, quiero decir has dicho que ya te equivocaste eligiendo a tu primer amor y yo no quiero ser una mala experiencia también.
—Con eso que dices, parece que sabes que ambos estamos sintiendo lo mismo—Él se pasa una mano por la nuca.
—No puede ser, esto no puede...—Me froto las sienes con algo de desesperación, buscando alivio.
—Pues yo creo que sí puede ser—Andrew habla con firmeza.
Yo me pongo un poco tensa ante esa revelación, mierda. Lo miro fijamente.
—Es que no es justo para ti, si salgo contigo no podré darte la familia que quieres; y eso enserio que me gustaría hacerlo.
Andrew me mira con comprensión.
—Pequeña Koala, tomemos esto con calma—Él se acerca a mí y toma mis manos con cuidado—. Solo te pediré una cosa.
—¿Cuál?
—Solo quiero que te dejes llevar conmigo, sin presiones—Él me dedica una sonrisita tierna mientras acaricia mis dedos con los suyos.
Solo respondo asintiendo con la cabeza y luego él se aparta de nuevo, me sirve un plato de comida.
—Lo hice especialmente para tí. Es un platillo tradicional de la zona, no preguntes; solo disfruta.
Yo le doy un soplido al bocado humeante que se encuentra ya en la cuchara; Andrew mira atento cada uno de mis movimientos, después me lo llevo a la boca y no sabe nada mal.
—Está delicioso—Digo después de pasar el bocado.
—Me alegra oír eso—Andrew hace un ademán de victoria con el puño cerrado.
Después de terminar de comer lo veo lavar los platos, y miro atenta cada detalle de él, tiene una gran espalda, es alto. su cabello negro luce sedoso; mi corazón comienza a acelerarse. Luego de unos minutos, él se gira y me mira con otra sonrisa suya, seguro yo lo estoy mirando con cara de boba; creo que muy pronto seguiré cayendo más a sus encantos. Lo veo secarse las manos y luego se recarga sobre una de las encimeras.
—Deberíamos salir hoy—Él entrecierra los ojos pensando—, tal vez podamos ir a bailar a uno de los bares que hay por aquí cerca.
—Bien, tu ganas.
Pasado un rato, ambos decidimos ir a la terraza a disfrutar de la vista, en lo que se hace más tarde para ir al dichoso bar.
—Tienes razón, nuestro primer beso tiene que ser muy especial—Andrew mira el paisaje mientras una pequeña brisa hace volar algunos de sus cabellos suavemente.
¿Nuestro primer beso?
—Andrew, estoy segura de que eso no pasará.
Él me dirige la mirada.
—Y si te digo que yo siento lo contrario.
No puedo evitar soltar una risita.
—Te diría que te has vuelto loco.
—Tu eres la causa.
Mi corazón se acelera ante sus palabras, ante esa sonrisa que pone en su rostro justo después de decirlo. Si anoche me sentía completamente pérdida, hoy siento que encontré mi lugar; finalmente estoy con mi persona, es mi momento. Desvío la mirada hacia la playa, siento el calor en las mejillas, mi estómago se pone sensible y siento cosquillas en el.
—Deberíamos ir a la playa. Es nuestro último día aquí—Sugiero.
Asiente sin peros. Nos ponemos en marcha hacia la playa, la arena está caliente bajo mis pies, pronto ya no estaré aquí, nos espera París. Tenía que ser un viaje bien planeado y que valiera la pena, ya que este por fortuna o tal vez desgracia será mi último viaje.
—Voy a extrañar este lugar definitivamente—Digo mientras ambos estamos de pie frente a la playa.
—Sin duda yo también— Andrew se mantiene a mi lado—. Este será uno de los mejores recuerdos de mi vida.
De pronto sin esperarlo, me toma de la cintura, me atrae hacia él para poder levantar mi cuerpo y me lleva cargando hacia el mar, como cuando un esposo carga a su recién esposa. Mi corazón late más de lo esperado, eso es lo que provoca él en mi.
—Andrew, nos vamos a caer—Digo entre risas.
—No temas; te voy a proteger, pequeña koala.
Él me sostiene fuerte y comienza a dar vueltas con sus pies ya en el mar, todo me da vueltas excepto su rostro en donde tengo enfocada mi mirada, realmente estoy perdida, tengo que aceptarlo, es la primera vez que siento algo así tan genuino, incluso con solo sentir, vivir, disfrutar de este breve momento; me iría feliz. Demasiado feliz.