Y ahí se encontraba ella perfectamente vestida como si pudiera darse el lujo de hacerlo por su propio dinero, y no con el dinero de mi familia como siempre lo había hecho. Nada absolutamente nada era suyo pero todo parecía ser de ella, incluso el apellido de los Woods, cuando ni siquiera llevaba nuestra sangre por las venas, para mis padres y mis hermanos ella era parte de la familia pero para mi era una arrimada, eso era lo que ella significaba para mi y era lo único que significaría.
Cuando tome la decisión de regresar a casa por una temporada tenia claro que ella estaría aquí pero esperaba que llegara dentro de un par de días, no que llegaría justo el día en el que yo había llegado.
Me mantengo en el umbral del segundo piso para escuchar un poco mas, la conversación que mantiene con Susana, quien sonríe como si estuviera frente a una gran celebridad.
¿Que tipo de hechizo utiliza para encantar a todos los que conoce?.
Es una de las preguntas que siempre me he hecho, pues todos dentro de esta casa parecían ser grandes admiradores de ella.
—Y ¿Judith y Ethan? —Escucho preguntar por los mellizos, aquellos quienes no han parado de hablar de lo perfecta que es Juls desde mi llegada.
—Los mellizos están en su habitación con el joven... Charlie —Responde susana con cautela, sabiendo perfectamente que la relación entre ella y yo es mucho mas que peligrosa.
—¿Charlie? —Pregunta como si llevara años sin escuchar mi nombre —¿Que hace el aquí? —Suelta con fastidio consiguiendo que no solo salga de mi escondite sino que descienda las grandes escaleras.
—Aquí vivo — Digo en voz alta para poder llamar la atención de ambas, la cual obtengo en seguida, encontrándome con esos ojos verdes, quienes me miran con sorpresa —Un beneficio que tu no deberías de tener —Termino con sinceridad después de dos largos años.
—Pero que al final lo tengo —Suelta contraatacando —Susana puedes subir mi maleta a mi cuarto, por favor —Le pide a Susana con cierta amabilidad, quien mantiene cierto interés en nuestra pelea.
—En seguida lo hago señorita Woods —Contesta he inmediatamente Juls camina hacia las escaleras, golpeando mi hombro de forma retadora conteniendome un poco tomando la decisión de salir de esta maldita mansión.
—Ella no es una Woods —Suelto tomando el picaporte de la puerta con bastante fuerza —Ella solo es una arrimada mas —Termino por decir antes de salir por las puertas azotandolas con bastante furia, dejando así en claro mi disgusto, aquel con el que he tenido que cargar durante demasiados años.
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El alcohol solía ser el único remedio para cualquier problema que tuviera, así era como había terminado en el mejor club de todo Chicago, aquel club fuera de la ciudad, donde se practicaban las carreras clandestinas, las peleas ilegales y donde las mejores fiestas se celebraban, llamado "addiction" por las miles de cosas que te brindaban, pues todos aquí sabíamos que a demás de alcohol, adrenalina y diversión también sabíamos que era un lugar donde la droga se movía sin ningún problema.
Cuando tenia dieciocho solía frecuentar constantemente este lugar hasta que me mude a Nueva York lejos de mis familia pero sobre todo lejos de ella, la cual se había ganado mi desprecio día con día hasta convertirse en odio. Decido tomar un par de tragos mas antes de levantarme con dirección hacia una de las bodegas que se encuentra al fondo del enorme local, saludando a un par de personas en el camino hasta que llego a las puertas que separan la celebraciones de las grande peleas que se llevan a cabo del otro lado y donde podre ver pelear a mi mejor amigo Cameron, el idiota mas grande del mundo y el único que me conocía por completo.
El lugar esta lleno tanto de hombres como de mujeres así que me cuesta un poco llegar hasta donde la pelea de mi amigo se llevara a cabo y en seguida reconozco aquella cabellera rubia que tanto lo caracteriza, parece mantener una conversación muy alegre con un grupo de chicos pero lo que mas me sorprende es la pelirroja que se encuentra pegada al costado derecho de mi mejor amigo, quien mantiene un brazo sobre los hombros de la pelirroja con bastante comodidad. Y es que tenia que admitir que mi amigo era un completo mujeriego, no negare que yo tampoco soy un santo pero sin duda alguna mi mejor amigo me ganaba por mucho.
—Le ganare en menos de cinco minutos —Lo escucho alardear frente a los chicos como si fuera el mejor boxeador en el mundo, cuando en realidad solo lo era en este lugar —¿Quieren apostar? —Lanza la pregunta con arrogancia.
—No deberías de hacer apuestas que tal vez puedas perder —Suelto en voz alta para que todos puedan escucharme y de inmediato tengo la atención puesta sobre mi como si hubiera cometido el mayor de los delitos.
—¡Hijo de Perra! —Suelta mi mejor amigo, sonriendo en el proceso ocasionando el desconcierto de todos los que nos rodean al ver la alegría en el rostro de Cameron —Te aseguro que ganaría mucho mas rápido si tu fueras mi contrincante —Termina con arrogancia, la cual me hace soltar una carcajada.
—Se lo dices al tipo que te enseño a pelear —Suelto mientras avanzo los pocos pasos que aun me separan para poder saludarlo de la forma correcta, siendo correspondido de igual manera.
—No me avergüences —Susurra mi amigo lo que causa que ria con intensidad.
—Ese es mi trabajo.
—¿Cuando has llegado? —Pregunta después de separarnos.
—Llegue hoy por la tarde.
—Tengo muchas cosas por contarte bro —Suelta mientras desvía la mirada hacia la pelirroja a la cual puedo ver mejor y es cuando caigo en cuenta que es nada mas y nada menos que Clark Johnson, mejor conocida como la mejor amiga de mi peor pesadilla.
¿Que era lo que había hecho mal para que Juls apareciera en mi vida?
Porque sin duda ella era como una piedra en el zapato, aquella que te lastima a tal grado que te hace sangrar y te fastidia tanto que terminas por sacarla de zapatos sin darte cuenta que la mayoría de veces se queda junto a ti hasta que termina el día y sin duda yo ya quería que el mio terminara.