Cuando tenia seis años mi papa solía tomar una botella completa de Whisky en el sofá de la sala, mientras repetía la misma frase una y otra vez "Corrí tan lejos del cielo que termine perdido en lo mas profundo del inframundo" lo repetía como si se tratara de la cura a una enfermedad o alguna droga para cualquier adicto.
A esa edad no entendía con claridad a lo que se refería pero lo comprendí diez años después cuando conocía a Ethan, una de las peores personas que pude haber conocido, aquella que amplio mi visión mas de lo necesario y el causante de que terminara igual que mi padre, quien fue consumido por la llamas de aquel lugar, al igual que yo, la chica que amaba estar rodeada de llamas sin importarle el daño que le estaba causando hasta que las cicatrices fueron imborrables, aquellas que llevaría conmigo toda su vida y que siempre me recordaría lo que era estar en el infierno.
—¿Y como es México? —Pregunta mi pequeño hermano Ethan, mientra continua con su cereal, el cual le he servido hace mas de una hora, después de darme cuenta de que le costaba conciliar el sueño.
Así que a causa de eso ambos nos habíamos dado a la tarea de asaltar la increíble cocina justo a media noche, causando diversión entre ambos, simplemente así era como el y yo terminamos arriba de la encimera de la cocina en pijama, con un par de platos llenos de cereal mientras platicábamos de cualquier cosa.
—Pues es muy bonito, tiene muchos lugares hermoso incluso mejor que aquí, la gente es muy buena y la comida es deliciosa —Cuento sin poder evitar sonreír ante aquel recuerdo, lo digo de manera tan baja que apenas Ethan puede escucharme, como si evitáramos ser descubierto, cuando en realidad nadie podría hacerlo ya que solo nos encontrábamos nosotros.
—Suena muy bonito. ¿Algún día nos llevaras a Judith y a mi? —Suelta mi pequeño hermano mientras come de su plato lleno de cereal a lo que sonrió inmediatamente.
—Los llevare en mi próximo viaje, veras cual bonito es.
—No puedo esperar a ir —Dice mi hermano con la boca llena de cereal, lo cual me hace reír al instante, disfrutando de mil maneras posibles este momento.
Era de las personas que creía que los mejores momentos eran los que mas rápido terminaban y se que es lo que pasara al escuchar el famosísimo rugido del mustang de Charlie.
—¡Charlie ya llego! —Suelta mi hermano con cierta emoción a lo que me limito a contestar con una sonrisa fingida, una que se borra casi al instante.
Todos sabíamos que tanto Judith como Ethan adoraban a su hermano mayor, incluso mas que a todos los demás, aunque casi nunca lo veían, ellos preferían al chico de ojos profundos y cabello castaño que no disimulaba su odio hacia mi.
—Es mejor que vayamos a dormir —Le sugiero a mi pequeño hermano, dejando el plato con cereal a un lado para así poder bajarme de la gran encimera.
—Pero Juls aun no tengo sueño —Suelta en media de un puchero, el cual es interrumpido por un gran bostezo, el que me hace sonreír antes de acercarme a el para poder llevarlo en brazo, lo cual acepta de manera inmediata.
—No debimos de comer tanto —Susurro en su oído ya cuando lo sostengo de ambas piernas, las cuales rodean mi cintura sin problema alguno.
—No hubiera valido la pena —Susurra mi pequeño hermano, rodeándome con sus brazos para así poder recargar su cabeza sobre mi hombro así que sin esperar mas empiezo a caminar hacia las escaleras, las cuales parecen estar tan lejos de mi con cada paso que doy, pero antes de llegar al inicio de la enormes escaleras, la puerta principal es abierta y de ella aparece Charlie.
Cuando nuestros miradas conecta un escalofrió me recorre desde la cabeza hasta los pies y es que a pesar de la rivalidad entre Charlie y yo era obvia, tenia que admitir que Charlie era tan apuesto como el típico protagonista de alguna de esas historia que alguna vez llegue a leer, sexy, con ojos azules, cuerpo trabajado, egocentrismo, millonario y con una sonrisa que podría derretir -y no dudo que lo hago- a toda la población femenina.
—¿Que hacen despiertos tan tarde? —Rompe el silencio y su profunda voz inunda la estancia, repitiendo sus palabra como ego dentro de la mansión.
—Ethan no podía dormir, así que lo he traído a la cocina a comer un poco —Suelto sin apartar ni un poco la mirada de el, quien refleja bastante tranquilidad.
—Yo lo llevare.
—No gracias, yo lo llevo —Abrazo aun mas fuerte a mi hermano, quien se encuentra profundamente dormido sobre mi hombro y empiezo a caminar con la intención de correr lejos de el pero soy tomada del brazo tan bruscamente que me da miedo tirar a Ethan.
—He dicho que yo lo llevo.
—Y yo he dicho que yo lo llevare —Se que que debería de evitar este tipo de confortamientos con el, pero no soy una de esas chicas que asienten a todo lo que les dicen, se que ambos tenemos un carácter y también se que ninguno de los dos dará su brazo a torcer.
—No me hagas perder la paciencia Juls todos aqui sabemos que ese no es mi fuerte —Me susurra tan bajo que la forma en que lo dice me asusta.
—También sabemos que tu fuerte son las bebidas, ¿no Charlie? —Pregunto con cierta ironía, pues con la poca distancia que nos separa, se que todo este tiempo ha estado en uno de los tantos bares de la zona.
—Un poco pero no olvidemos la habilidad grandiosa que tengo con las chicas —Suelta mientras acorta la distancia que nos separa y me sorprendo al sentir su suave y caliente aliento sobre mi hombro descubierto, no se que pasa con mi cuerpo pero de repente ha dejado de reaccionar a las indicaciones que mi cerebro le ordena —Deberías de cuidar tus espaldas, no quieres que utilice un poco de esa habilidad contigo ¿verdad? —Susurra tan sexualmente sobre mi oreja que hace que ciertas partes de mi anatomía reaccionen ante su extraña cercanía.
¿Que diablos esta pasando? ¿Que le pasa ha este idiota? de seguro el alcohol acabo con el poco cerebro que le quedaba.