Misericordia #1

#8:Charlie.

—¿Donde diablos esta Juls? —Pregunta mi padre con demasiada insistencia mientras camina de un lado a otro en la pequeña recepción del hotel.

El evento había acabado hace más de una hora pero mi padre se a negado a irse a casa sin saber nada de Juls, la cual había desaparecido hace más de tres horas, cuando la vi partir por la puerta de emergencia.

—No es para tanto, ella ya está lo bastante grande para cuidarse sola—Suelto de manera brusca ante mi padre.

—Es mejor que no empieces con tus estupideces Charlie... —Trata de continuar pero mi madre lo toma del brazo y lo acerca hacia ella para susurrar un par de cosas sobre el oído, quien suspira asintiendo de inmediato —Esta bien, es mejor irnos —Dice antes de dar media vuelta y salir por las grandes puertas del edificio.

Mis hermanos son los primeros en seguir los pasos de mi padre, sin ninguna objeción.

—¿Qué es lo que ha pasado entre ustedes? —Me pregunta mama cuando no ve ninguna intención en mi para levantarme.

—Lo que siempre pasa con mi padre, ya lo sabes.

—Sabes que no me refiero a eso —Me dice lanzándome una de esas miradas que parece traspasar mi corazón hasta llegar a mi alma.

El recuerdo del beso que ambos nos habíamos dado se repiten en mi cabeza como si se tratara de una película, una película rayada que no dejaba de reproducir la misma escena, una y otra vez.

—No se de que hablas —Miento descaradamente, pues no es algo de lo que me gustaría hablar especialmente con mi madre.

—Se lo que sientes por ella...

—¿Que diablos estas diciendo?

—Eres mi hijo y por eso mismo te conozco, se que te gusta desde la primera vez que apareció en la casa.

—Claro que no, todos saben que yo la odio, porque aunque no lo creas lo hago mamá.

—La odias no porque estés celoso, la odias porque no sabes cómo mantener alejado esos sentimientos que aparecen cada vez que está frente a ti, por eso te fuiste de casa, porque tienes miedo a que ella no te corresponda, por que ....

—Es mejor que no sigas con esa tonta idea madre, no estoy de humor para escuchar esas estupideces, tengo ya bastante con las de mi padre para que ahora tu vengas con estas tonterías —Suelto de mala gana perdiendo lo estribos de inmediato y sin perder el tiempo me encamino hasta la salida, donde de seguro mi auto ya estará listo para mi.

—Lo único que te diré, es que, mantengas tu distancia —Dice mi madre de manera calmada haciendo que detenga mi caminar —Ella suele ser fuerte la mayoría del tiempo pero sigue estando mal —Se encaminando hacia donde yo me encuentro.

—¿A qué te refieres con eso? —Preguntó deteniendo su andar antes de que salga por completo del lugar. 

—A que a veces el diablo se viste de ángel, engañando a todos a su alrededor —Termina de decir mi madre para así desaparecer entre la puerta en dirección hacia la camioneta, donde ya todos la esperan.

No me muevo ni un solo centímetro hasta que veo desaparecer la camioneta junto a mi familia, así que me obligo a mi mismo a caminar hasta mi auto, el cual se encuentra estacionado justo frente a mi, al entrar al auto aceleró como si mi vida dependiera de ello, las palabras de mama son como veneno para mi cuerpo y mi mente, tengo ganas de gritar pero mi cuerpo se resiste a ello, quiero conocer la verdad, deseo conocer cada uno de los secretos que todo mundo parece esconder sobre una persona, una persona llamada Juls.

Después de algunos minutos estaciono mi auto en el pequeño apartamento designado para el, al lado de la camioneta, la cual me asegura que mis padres ya han llegado. Al entrar todas las luces se encuentran apagadas, lo que me da a entender que ya todos están dormidos, así que sin mas subo las escaleras en dirección a mi cuarto pero me detengo al ver la puerta de la persona que menos me agrada, entreabierta, lo cual es completamente extraño, pues ella nunca deja su puerta abierta, así que como si fuera un niño pequeño a punto de hacer una travesura, me adentro al misterioso cuarto. El cual debo de admitir esta completamente ordenado, todo esta en completo orden, cada cuadro, cada cuaderno, cada zapato, cada objeto esta en su lugar a excepción de una caja con un par de cartas regadas por toda la cama, las cartas son de distintos colores lo que hace que mi curiosidad aumente aun mas, así que violando todas las leyes de privacidad que conozco me acerco a la cama y tomo entre mis manos el sobre rojo que sigue abierto, así que no me cuesta nada sacar el papel que se encuentra dentro de el.

Desdoblo cada una de las partes de la carta hasta que puedo ver miles de palabras las cuales empiezo a leer con detenimiento.

Martes 25 de Julio de 2013

Escribo estas líneas en mitad de la madrugada a causa de las pesadillas que suelen frecuentar mi cabeza, el estar con papel y pluma en mano, me hace pensar que tal vez, puedo aligerar un poco las cargas que poco a poco se acumulan en mi interior. Se que todo a mi alrededor ha tomado un giro inesperado, uno bueno a mi parecer, se que debería de sentirme agradecida por la familia que me ha acogido de la noche a la mañana, quien me han demostrado su amor en todo momento, excluyendo a Charlie, uno de los hijos de los Señores Woods, quien me recuerda día tras día el monstruo que en verdad soy.

Todas mis decisiones me han llevado a serlo, no estoy orgullosa de ninguna de ellas, porque son acciones que no podré cambiar nunca en mi vida. Cada herida que he causado, cada carrera que he corrido, cada pelea en la que he participado, cada droga que he vendido, las he hecho con conciencia, porque sabía lo que hacía, sabia que si quería sobrevivir, tenía que adaptarme a la situación, sabía que para estar en el infierno tenias que arrancar las alas blancas  cambiandolas por un par de alas negras, convirtiéndote así en el demonio despiadado y sin corazón que necesitabas ser, al principio lo hice por sobrevivencia pero con cada día que pasaba, cada acción la disfrutaba mas y mas, como si se tratara de una droga, una droga que jamás había experimentado, una que nunca volviera a consumir... no desde la muerte de Dylan.




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