Misericordia #1

#12: Charlie.

—Te lo dije padre, ella lo único que quiere es tu dinero —Suelto sin piedad alguna —Por eso no tiene familia, por eso esta sola en este mundo por que ella no tiene corazón y nunca lo tendrá —Término y en seguida soy aprisionado contra la pared de forma violenta, tomandome desprevenido.

Pero lo que más me sorprende no es que me encuentre aprisionado contra una pared mientras un brazo ejerce fuerza sobre mi cuello, sino más bien, es el hecho de quien es la que mantiene esa presión sobre mi y aun más con la fuerza en que lo hace.

Los ojos de Juls se han oscurecido tanto que me hace imposible distinguir ese color tan llamativos que los caracterizan, la rabia ha invadido todo su cuerpo y todo por la culpa de mis estúpidos comentarios que no puedo controlar.

¿Porque eres tan idiota Charlie?

Me recrimina mi subconsciente como en todas las ocasiones en la que me he metido en problemas por estar de bocón.

—¿Que pasa aquí? —Pregunta mi madre bajando las escaleras aun en un estado somnoliento —¡Por Dios! —Grita al ver la escena que ambos estamos armando —Juls ¿Que diablos estas haciendo? —Grita mi madre en dirección a mi "hermana" quien no se aparta ni un centímetro —Christian separarlos, por favor —Le pide mama a mi padre, quien se mantiene en su lugar con la mirada fija en nosotros.

—Juls es suficiente —Dice mi padre con voz cansada caminando hasta donde ambos nos encontramos —Debes de respirar y tranquilizante —Le aconseja mi padre poniendo uno de sus brazos sobre el hombro de Juls, quien ni así logra que ella aparte su mirada de mi.

—Juls apártate de una vez de tu hermano —Grita mi madre con autoridad.

Pero eso no hace que ella se aparte sino logra que ella ejerza más fuerza al agarre sobre mi cuello, cortando las vías de oxígeno que mi cuerpo necesita.

—Juls —Vuelve a llamarla al ver que he empezado a forcejear con ella, pues la respiración me empieza a faltar, lo veo acercarse a su oído y susurrarle un par de palabra que no logró escuchar pero que logran separarla de mi.

Toso un poco cuando el agarre de Juls ha desaparecido de mi cuello, obligando a mi cuerpo a recuperar todo el oxigeno que necesito para poder estar bien.

—Lo siento yo... —Se disculpa sin poder cambiar la mirada que mi padre le da.

—¿Estas bien? —Pregunta mi madre cuando está más cerca de mí, lo cual asiento en respuesta, intentando recuperarme por completo.

—Ambos ya son grandes —Dice mi padre con autoridad llamando la atencion de todos los que nos encontramos aquí —Tu —señala en mi dirección —Ya estas bastante grande como para actuar como adolescente celoso, si ella esta aquí, es porque yo lo quiero así, no porque tus hermanos lo quieran o porque tu no lo quieras, esta es mi casa y yo traeré a quien yo crea necesario ¿entendido? —Lanza la pregunta en un estado de seriedad impresionante.

—Entendido.

—Y en cuanto a ti Juls —Se dirige ahora, quien mantiene la mirada agachada —Es momento de que olvides el pasado, es momento de que te esfuerces en el presente, lejos de toda esa mierda que te ha rodeado toda tu vida, he visto un gran cambio en ti y por eso estoy orgulloso pero hoy me has decepcionado mucho, pues después de todo has regresado a la misma mierda de siempre—Termina y sin más lo vemos desaparecer en la obscuridad de la cocina.

—Espero que ambos puedan recapacitar —Suelta de igual manera mi madre antes de desaparecer en la misma dirección en lo que lo ha hecho mi padre.

—Oye yo no... —Trato de disculparme pero la mirada fría que ella me da me hace detenerme de golpe.

—Lo hecho, hecho esta —Da media vuelta, empezando a caminar hasta las grandes escaleras —Desde ahora en adelante dedicate a tus asunto que yo me dedicare a los míos —Me regala una última mirada antes de seguir con su camino, perdiéndose en la obscuridad.

¡tenía que ser un idiota!

Emprendo camino en dirección a mi habitación mientras mi cabeza repasa y analiza los acontecimientos de hoy, detengo mi camino por el ruido, el cual parece provenir de la habitación de Juls.

Algo que nunca pensé que pasaría es verla llorar como lo está haciendo ahora, desde lo más obscuro de su habitación.

Está sentada en el centro de la habitación abrazando sus piernas, escondiendo su rostro entre ellas. Puedo ver algunas cosas hechas añicos, puedo ver los miles de objetos que hay esparcidos por todo el cuarto pero lo que más puedo ver es la tristeza que emana todo el lugar.

¿Que es todo eso de los que hablo papa? ¿Qué es lo que no puedes soltar? ¿Porque te hace tanto daño?

Las preguntas se amontonan en mi cabeza logrando que me sienta dentro de un laberinto, uno de esos grandes lugares a los cuales mi papá solía llevarme cuando era un niño, en los que intentaba encontrar la salida correcta, una que sin duda nunca había encontrado, así era como Juls me hacía sentir con tantos secretos que guardaba dentro de su corazón.

Ella era mi laberinto personal, estaba creada para hacerme corre hasta la salida, una salida que no se si podre soportar.

 




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