Sabia que algo así podría ocurrir, sabia que si ponía un pie en esta fiesta estaría en peligro, nunca me imagine que alguien como Bernardo, el chico con el que había aprendido todo lo que ahora se, se encontrara tan perdido entre las drogas y el narcotráfico, estando a un par de pasos de la entrada por la que he cruzado hace tan solo pocos minutos, rodeado de muchas personas, mirándolo como si de un santo se tratara.
—A ti te conozco —Me apunta descaradamente sin importarle en absoluto toda la gente que nos rodea.
—No, no lo creo —Suelto mientras trato de caminar entre toda la multitud pero me es imposible, pues de un minuto a otro miles de personas impiden mi camino, como si de una barrera se tratara.
—Gabriela Peterson —Suelta sin más deteniendo mis intentos por salir, aquellas simples palabras hacen que un tsunami de emociones me ataquen inmediatamente —Sin duda te pareces mucho a ella, el carácter, los gestos, incluso el tatuaje que llevas en la muñeca es muy parecido al que ella tenía —Tomó un par de respiraciones antes de encararlo nuevamente —Pero la mirada no es la misma, la de ella era tan fría y escalofriante que aun puedo recordarla, en cambio la tuya es todo lo contrario, la tuya emana un cambio en la vida eso es lo único diferente entre ella y tu.
Termina de decir y algo dentro de mi ruge por gritarle que soy aquella chica, muero por decirle que podemos cambiar toda esta mierda que nos rodea y desaparecer si en verdad lo desea, que puede tener una vida mejor al igual que yo la tengo ahora pero me detengo al ver el rostro de Ethan justo enfrente de mi con esa mirada tan fría de siempre, quien presta toda su atención a las palabras que salen del chico frente a mi.
—Nunca había escuchado hablar de ella —Retomo mi compostura tomando las riendas de mis emociones haciendo de lado aquel miedo que me rodea siempre para así reemplazarlo por la valentía de aquella antigua chica —Pero tal vez ella cambio, tal vez encontró otro camino y encontró la felicidad que deseaba, no lo se ¿todo pudo pasar? —Suelto con la esperanza de que pueda persuadirlo un poco pero mis esperanza flaquean por completo al verlo reír junto a un par de chicos que lo acompaña.
— Veo que he tenido razón en lo diferente que eres a ella —Empieza a caminar hasta donde yo me encuentro para así detenerse a muy poco pasos de mi rostro —Veras hermosa —Toma un mechón de mi cabello y lo aparta de mi rostro —Gabriela Peterson era la persona mas temida de aquí y sin duda la más respetada de este lugar —Todos mueven la cabeza en forma afirmativa apoyando cada una de las palabras que salen de la boca de Bernardo.
Todo esto ha sido tu culpa
Me susurra mi subconsciente de forma dura y desgarradora.
—Ella era la mejor en todo, fue la creadora de las carreras y las mejor en las peleas, nadie podía detenerla, era imparable —Me susurra muy cerca de mi oído causando que cada poro de mi piel se erize ante su cercanía — Ella no creía en los cambios, ella hacia los cambios, todos la respetamos y aún hoy sigue siendo una leyenda.
Se que debería de quedarme callada, se que lo único que debería hacer sería darme la vuelta e irme pero la adrenalina corre por cada rincón de mi anatomía recordando lo maravilloso que es sentirse poderosa.
—Pues veo que eso a sido hace mucho tiempo —Sonrió con descaro hacia Bernardo, quien ahora me mira con demasiada ira, la cual aumenta mas mi adrenalina —Todo lo viejo tiene que ser reemplazado y sin duda ella ya lo a sido —Termino por decir y de un momento a otro me encuentro hincada frente al cuerpo de Bernardo, quien se arrodilla inmediatamente frente a mi.
—Es mejor que retires lo que acabas de decir —Suelta frente a mi rostro —Nadie nunca se metió con ella y hoy no será ese día.
¿Donde diablos estas Azul?
Grita mi subconsciente tratando de encontrar la forma de salir de este lió en el que me he metido con un arranque de ira y valentía.
—No —Suelto sin previo aviso y me sorprendo a mi misma incluso mucho más de lo que parece sorprenderse las demás personas.
—Tienes agallas —Suelta Bernardo sin expresión alguna haciendo una señal a la persona que me sostiene, la cual resulta ser una chica de pelo rojo, quien me toma del cabello para poder levantarme —Lo que no sabes es que para ganarte el respeto de la gente necesitas pasar por el dolor —Termina antes de plantar un puñetazo sobre mi rostro, el cual me desequilibra por completo haciéndome caer al suelo inmediatamente —Ya sea por hombres o por mujeres —Recibo una patada en la costilla la cual me hace retorcerme de dolor —Ella me enseñó eso —Termina de decir antes de seguir recibiendo golpes de más de dos personas.
¡No caegas! Sabes que no podrás detenerme.
Me recuerda constantemente mi subconsciente pero con cada golpe que mi cuerpo recibe, miles de recuerdos, emociones y la adrenalina crecen dentro de mi. Y aquellas murallas que he construido por años flaquean ante la situación en la que me encuentro y en un abrir y cerrar de ojos la antigua yo regresa con mas fuerza que nunca, como si nunca se hubiera ido.
No se como me pongo de pie dentro de todos los golpes que ambas personas avientan hacia mi, pero cuando estoy parada justo en frente de ambas personas la adrenalina está a su máximo así que golpeó la cara de la chica hasta que la veo tirada en el suelo inconscientemente, desearía poder parar pero en el momento en el que mi cuerpo voltea en busca de la otra persona se que si alguien no me detiene en este momento nada mas lo hara.
—Detente —Me pide azul, quien me detiene por los hombros pero toda la furia que he guardado domina todo mi cuerpo y en seguida me libero de su agarre.
—No quieres hacer esto — Aparece Peter frente a mi interponiéndose en mi camino, el cual intentó esquivar pero soy interceptada nuevamente —Esa no eres tu, ya no mas —Suelta antes de sentir los brazos de azul sobre mi cuello impidiéndome volver a hacer otra tontería.