Misericordia #1

#18: Charlie.

Veo su auto desaparecer entre la obscuridad de la noche y la rabia crece aun mas en mi interior. No puedo creer todo lo que ha pasado en tan solo un par de horas, no puedo creer la persona en la que he visto convertirse a Juls en este lugar, la indignación crece dentro de mi, pues a pesar de tener miles de oportunidades para conseguir algo de información que me pueda explicar un poco lo que ha pasado esta noche, todas y cada una de ella, se había ido a la mierda.

—¡Maldición! —Grito sin importarme todos los que me rodean, intentando que toda la furia desaparezca de una vez por todas.

—Alguien parece enojado —Suelta una voz tras de mi.

—Vete a la mierda Eduardo —Suelto de mala gana al ver al hombre por el cual conocí esta mierda de lugar.

—Algunas cosas nunca cambia —Suelta una carcajada, la cual me altera aún más de lo que ya me encuentro.

—Lárgate de aquí.

—Esta bien —Suelta de la forma más inocente que puede, como si yo fuera a tragarme su teatro—Yo que venía a decirte un par de cosas que escuche acerca de esa chica a la que tu llamas "Juls" ,pero parece que no estás de humor,  así que lo mejor es que me vaya—Suelta dando vuelta listo para marcharse pero que no tardó mucho en detenerlo.

—¿Como alguien como tu sabría algo? —Lanzo la  pregunta obteniendo su atencion de nuevo.

—Tengo contactos.

—Y según tus contactos ¿que eso que dices saber de ella? —Señaló hacia la dirección en la que su auto a desaparecido —¿Porque la estaban golpeando?

—Lo que se dice es que ella se parece a una persona que fue leyenda aquí, una chica quien era la mano derecha del Rey, antes de que el muriera, ella era su mejor arma, era sin duda alguna la sucesora de todo lo que ves hoy.

—¿Que paso con ella?

—Hubo una entrega, ella iba al mando, algo salio mal y terminó en el fondo de un barranco, la declararon muerta, mas nunca se encontró su cuerpo, desde ese entonces nadie habla de ella, no hasta que apareció ella —Señala en la misma dirección en la que yo lo he hecho.

—¿Cuál era su nombre?

—Eso amigo mio tiene un precio alto —Sonríe con malicia

—No voy a darte ni un centavo —Suelto inmediatamente, pues se el tipo de persona con la que estoy hablando —Así que mejor lárgate.

—Bueno... —Aquella sonrisa sigue en su rostro —Tarde o temprano vendrás a mi —Lo dice con tanta seguridad que hace que me estremezca —Hasta luego, querido amigo—Se despide antes de desaparecer dentro de la casa, en la cual no se escucha ya ni un solo ruido.

Sin más me encamino hasta donde mi motocicleta, acelerando tan solo estar sobre ella, perdiéndome entre las calles.

>  >  >

Cuando despierto son más de las seis de la mañana así que me apresuro a tomar un baño para alistarme para trabajar. Al bajar me sorprende ver a mi madre en la cocina con una taza entre sus manos pero me sorprendo aún más ver a Ethan, mi pequeño hermano menor despierto a esta hora.

—¿Pero tu que haces despierto tan temprano? —Pregunto al pasar junto a mi hermano revolviendo un poco su cabello.

—Tenía hambre así que baje a comer un poco de cereal —Responde con media sonrisa señalando el pequeño plato vacío que está sobre la mesa.

—¿Y cómo alcanzaste tu solo? —Pregunto con burla, pues mi pequeño hermano apenas podía subir a las sillas con dificultad.

—Juls me ayudó antes de que se fuera —Suelta con bastante alegría.

—A si —Pregunto mientras me sirvo un poco de agua en un vaso, tratando de no sonar interesado frente a mi hermano —¿Y sabes a dónde a ido?

—No me quiso decir, solo me prometió que me traería un enorme juguete cuando regresara ¿verdad mami? —Pregunta en dirección a mi madre, quien se dedica a regalarle una cálida sonrisa como respuesta.

—Peque, ¿Puedes dejarme con mama unos minutos? —Me dirijo a mi hermano quien sin rechinar baja de la pequeña silla para salir de inmediato de la cocina dejándome solo con mi mamá, quien ni siquiera me mira.

—Antes de que hables y me reclames, quiero decirte que yo no sé a dónde ha ido —Me interrumpe  antes de que pueda siquiera hablar.

—¿Como no vas a saber? Es tu hija o bueno tu media-hija

—Aun fuera mi hermana sabes que ella no confía en mí, nunca me dice nada de lo que pasa en su vida, ¿crees que eso ha cambiado hoy? —Pregunta con bastante molestia y es que ellas nunca habían sido las mejores amigas.

—Lo sé, lo siento mamá —Me disculpo con ella, pues aunque nunca lo admita, se que le duele que Juls no confíe en ella tanto como lo hace con mi padre —Me tengo que ir, voy tarde —Deposito un dulce beso sobre su mejilla antes de salir.

No tardo mas de treinta minutos en llegar a la empresa así que sin voltear a ver a nadie, ni mucho saludar a nadie me dirijo hacia mi oficina, la cual esta perfectamente arreglada y limpia para mi llegada. Así que no me es ningún problema empezar a trabajar, revisando cada una de las carpetas que hay sobre mi escritorio.

—Joven Anderson —Me habla Leila, mi secreta desde la puerta.

—¿Que pasa? —Pregunto sin despegar mi vista de las grafías que sostengo entre mis manos.

—Su padre quiere verlo en su oficina en cinco minutos.

—Gracias Leila —Es lo único que digo antes de verla salir por completo de mi oficina.

Dejo salir un gran suspiro antes de ponerme de pie en dirección a la oficina de mi padre, la cual no queda muy lejos de la mía, así que llego a ella justo cuando la puerta es abierta por uno de los colegas de mi padre, quien mi mira con desprecio, antes de dejarme el camino libro.

Idiota

Suelta mi subconsciente antes de entrar por completo a la oficina de mi padre, quien aparece estar inmerso en los papeles que sostienen sus manos.

—¿Querías verme? —Pregunto al cerrar la puerta detrás de mí.

—Si —Deja de lado el papeleo para poder señalar la silla que se encuentra frente a él, indicando que puedo sentarme a lo que me niego de inmediato.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.