Misericordia #1

#22: Charlie.

Observar a Juls jugar con un trío de niñas es lo más sorprendente que alguna vez he llegado a ver y es que después de que aceptara mi tregua, se a mostrado mucho mas relajada de lo que alguna vez llegue a conocer.

— Vamo a juga —Sueltan las gemelas frente a mi, mientras extienden sus brazos hasta donde yo me encuentro.

— Claro —Suelto con amabilidad antes de ponerme de pie y  unirme a su juego.

Por primera vez dejo de preocuparme por mi, por Juls, por mi padre y toda mi familia para poder disfrutar al cien por cierto estos pequeños momentos. Después de una hora de jugar decidimos tomar un descanso en el cómodo césped mientras disfrutamos de un rico helado.

—Oye —Me habla la que creo que es la más grande de ellas sin dejar de lado su helado, el cual ha empezado a derretirse sobre ella, lo cual no parecer importarle mucho —¿Eres el novio de nuestra amiga Juls? —Suelta la pregunta tan rápido que me es imposible no ahogarme con mi propio helado, e inmediatamente Juls me ayuda con un par de golpes en la espalda hasta que puedo volver a respirar con regularidad.

—Lili esas preguntas no se hacen —Inmediatamente interviene Juls en dirección a la niña, quien sonríe mostrando todos sus pequeños dientes, lo cual causa que ambos sonriamos —Ya nos tenemos que ir chicas, Nina espera por ustedes, ya sabes como se pone cuando llegamos tarde.

—Pero yo quiero saber si el es tu novio —Insiste la pequeña Lili en dirección a Juls, quien inmediatamente se pone de pie negando con la cabeza.

—Pronto lo sera —Suelto de pronto llamando atencion de todas —Lo que pasa es que tu amiga se hace la difícil —Sonrió en dirección a la pequeña, quien sonríe feliz por la respuesta que le he dado.

—Amiga, ¿Porque no quieres ser su novia? —Pregunta de nuevo Lili en dirección a Juls, quien parece sorprendida ante mi respuesta —Él es muy guapo, podría ser un príncipe de esos que nana nos cuenta por la noche —Se pone de pie frente a Juls, quien toma su mano de inmediato antes de responde.

—Es complicado —Suelta lo cual me hace girar mi rostro al de ella encontrándome con su intensa mirada —A parte son cosas de adultos —Cambia de tema antes de cargar en brazos a una de las gemelas, sin soltar la mano de Lili, quien parece satisfecha con las respuestas.

—¿Yo puedo ser tu princesa? -—Pregunta una de las gemelas frente a mi, la que me hace sonreír.

—Sería todo un placer —Me pongo de pie rápidamente para así tomar su pequeña mano entre las mías para depositar un beso sobre ella y hacer una reverencia como todo un príncipe de cuento, ocasionando que la pequeña se sonroje un poco —Así que permítame acompañarla a su enorme castillo — La tomo entre mis brazos para así poder empezar a caminar detrás de Juls, quien parece muy entretenida con lo que ambas niñas le cuenta con emoción.

—¿Te gusta mi cabello? —Pregunto a la pequeña al ver la manera en la que lo acaricia.

—Si, mutcho —Suelta sin dejar de lado mi cabello, dejó que siga haciéndolo hasta que nos detenemos frente a uno de los mejores edificios de Nueva York, donde todas las pequeñas se despiden de mí antes de ingresar al enorme edificio con demasiada alegría.

—No te preocupes yo te espero aquí —Le digo a Juls cuando esta apunto de decir algo a lo que asiente antes de adentrarse en el enorme edificio.

Mientras espero decido encender mi celular, el cual lo he apagado hace tan solo un par de horas con la finalidad de disfrutar del día pero del cual me arrepiento al ver los miles de mensajes y llamadas de mi padre. Y como si la vida me odiara una llamada entrante ilumina el nombre de mi padre, la cual contestó sin opción.

—¿Donde diablos te has metido? —Grita sin importarle en absoluto mi oído, el cual recibe las consecuencias —Tenias que estar en las oficinas de los nuevos socios firmando un contrato —Me reclama y de inmediato recuerdo que justo hoy tenía que ir para conseguir aquello que tango tiempo nos había llevado conseguir a ambos.

—Lo siento, en verdad se me olvidó por completo — Empiezo a caminar de un lado a otra para poder calmar mis nervios —Te aseguro que todo estará hecho en un par de días, te lo prometo, solo un par de días más y regresaré con ese contrato firmado —Prometo con la intención de que mi padre se tranquilice, cosa que no hará hasta ver ese contrato firmado.

— Tres días Charlie, tres días —Me advierte mi padre antes de terminar la llamada.

—Mierda —Gritó sin importarme en absoluto la gente que se detiene a observarme y es que es imposible hacerlo en tres días, no después de dejar plantados a los dueños de una de las mejores empresas de Nueva York.

— Con esa boca besas a tu madre —Suelta Juls con una sonrisa burlona, la cual decido ignorar por completo —Veo que alguien ya no está de tan buen humor.

— ¿Quieres dejar tu estúpido humor por un momento? — Pregunto con fastidio tratando de encontrar la manera perfecta para conseguir esa firma que tanto necesitamos —Perdón —Suelto pues ella no tiene la culpa de las estupideces que suelo cometer.

— No te preocupes —Sonríe en mi dirección restándole importancia — ¿Puedo ayudarte en algo? — Suelta aquella pregunta la cual me hace sonreír en su dirección.

— Si puedes conseguirme una cita con los dueños de la mejor empresa aquí en Nueva York, claro que acepto tu ayuda —Suelto en forma de broma, pues ambos sabemos que ninguno de los dos conocemos ha los dueños de tal empresa.

— Ven —Extiende su mano en mi dirección, la cual me toma por sorpresa —Veamos que podemos hacer —Termina antes de tomar mi mano con la suya para empezar a caminar conmigo de la mano.

—¿A donde vamos? —Preguntó con desconfianza al ver la manera en la que se mueve por las calles.

— A conseguir esa cita.

 




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