Misericordia #1

#23: Juls.

—¿A donde diablos me llevas? — Pregunta por quinta vez en los pocos minutos que hemos caminado.

—Ya verás —Me dedico a contestarle antes de cruzar una de las calles principales de Nueva York —Hemos llegado —Dejó salir antes de detenernos frente al gran edificio de LIG.

—¿Qué hacemos aquí? —Pregunta al ver donde nos encontramos.

—Ayudándote, no lo recuerdas.

—En verdad lo agradezco pero ambos sabemos que no podemos entrar, no teniendo una cita, ni mucho menos vestidos de esta manera —Señala nuestros atuendos, los cuales son todos menos formales.

— Eso no importa —Sonrió en su dirección —Lo que necesitas es firmar contrato con ellos, no importa si no tienes cita o si vienes en ropa interior —Sentenció antes de soltar su mano para dirigirme hasta las enormes puertas.

—¡Juls!, ¡Juls! —Me grita como si estuviera a punto de cometer un verdadero delito — ¡Detente! —Vuelve a gritar pero ya es muy tarde, pues ya me he adentrado por completo al edificio.

No me sorprende la magnitud de gente que se mueve dentro de la empresa, ni muchos menos, me importa la manera en la que todos visten con el simple hecho de dar una buena apariencia, lo único que sigue impresionando o más bien, maravillándome es la manera en la sigue luciendo la recepción después de tanto años sin duda era algo a lo que nunca me acostumbrare.

—Buenos días —Me saluda una hermosa rubia detrás del mostrador de la empresa — ¿En qué puedo ayudarle? —Pregunta de manera cordial.

—Buenos días, vengó a ver al Señor Jackson —Respondo de la mejor manera que puedo, sin apartar la vista de la pequeña rubia, la cual parece cansada y fastidiada.

—¿Tiene cita? —Hace la pregunta que tanto temía, así que me dedico a respirar profundo antes de responder.

—No creo que sea necesario —Suelto sin más das y la sonrisa de la rubia desaparece por completo.

— Yo creo que si la necesita —Sentencia en mi dirección antes de hacer un pequeño gesto a uno de los tipos que custodian la puerta, quien no duda en acercarse hasta donde nos encontramos —Por favor acompaña a la señorita a la entrada —Suelta la rubia en dirección al tipo, quien de inmediatamente me señala el camino por el que se encuentra la puerta, como si yo no supiera donde estuviera.

—No pienso moverme de aquí, hasta ver al señor Jackson —Sentenció de igual manera en dirección a la rubia, quien parece que le han declarado la mismísima guerra.

—Entonces nos veremos en la obligación de sacarla de aquí.

—Juls, ¿Qué diablos haces? —Pregunta Charlie tomando uno de mis brazos con la intención de sacarme del lugar —Una disculpa, no sabe lo que hace —Sonríe de manera graciosa pero nerviosa en dirección a la rubia, quien le devuelve la sonrisa.

¡El es mio perra!. Grita mi subconsciente como si en verdad el castaño fuera de mi propiedad.

—¡Suéltame! —Gritó en dirección a Charlie, quien intensifica su agarre sobre mi brazo.

—Señorita es mejor que me acompañe —Me dice el grandulón tomándome por el otro brazo de igual manera que lo hace el castaño, lo cual me hace retorcerme más entre ambos tratando de librarme de ambos agarres.

—¡Dije que me suelten! —Grito de nuevo, llamando la atención de varias personas a mi alrededor, personas que simplemente observan en vez de ayudarme.

—¿Qué es lo que pasa aquí? —Pregunta alguien frente a nosotros llamando la atención de todos en el lugar.

—¿Matt? —Susurro para mi misma al ver a el rubio de ojos verdes que alguna vez llegue a conocer.

—Joven Matt, lo que pasa es que la señorita se niega a salir del edificio —Le informa la rubia como si yo fuera la culpable de todo esto.

— Sueltenla —Es lo único que se dedica a decir en dirección a la personas que me sostienen.

—Joven Matt, pero... —Trata de persuadirlo la rubia pero de inmediatamente es interrumpida.

—He dicho que la dejen ir —Brama en voz alta en dirección a los chicos, los cuales se dedican a hacerlo —Ella tiene acceso a entrar en este edificio los días que quiera a la hora que sea, sin tener una cita de por medio, ¿Está entendido? —Suelta en dirección a la rubia, quien asiente de manera inmediata.

—Gracias —Dejo salir en dirección a Matt, quien me regala una sonrisa antes de acercarse hasta donde me encuentro para envolverme en un fuerte pero cálido abrazo, el cual correspondo de manera inmediata.

—Te he extrañado mucho —Susurra cerca de mi oído, solo para que nosotros dos podamos escuchar —No vuelvas a alejarte, recuerda que siempre seremos familia G —Me recuerda antes de separarse de mí, no sin antes limpiar una cuantas lágrimas que se han derramado sobre mis mejillas.

—Haré todo lo posible, por no hacerlo —Sonrió en su dirección antes de girarme hasta donde Charlie se encuentra con la mirada llena de curiosidad —Por cierto es el Charlie Woods —Lo presentó y de inmediato extiende su mano en dirección a Matt, quien la acepta de manera amable.

—Me imaginó a lo que se debe su visita —Suelta Matt en dirección a Charlie, quien se limita a esconder sus manos centros de su bolsillos de forma nerviosa —Lamento decirle que no creo que pueda llegar a hacerse, no después de los inconvenientes.

—Lo entendemos... —Intenta decir Charlie pero lo interrumpo de manera inmediata.

—Lo que pasó esta mañana, fue realmente mi culpa Matt —Sentenció en dirección a mi amigo, el cual parece relajarse ante mi explicación —Tuve un par de inconvenientes hoy por la mañana y Charlie me ayudó con ellos, el tiempo pasó rápido y por eso el no llego a la cita que tenían hoy —Trato de justificar lo mejor que puedo la falta de Charlie, quien parece impresionado ante mi pequeña mentira —¿Crees que haya alguna manera de que puedan reconsiderar la decisión ya tomada?

—Acompañenme a la sala de juntas —Suelta Matt en nuestra dirección —Ahí podremos hablar mucho mejor —Sonríe en nuestra dirección antes de enseñarnos el camino para llegar hasta la perfecta sala de juntas donde no perdemos ni un solo segundo en cosas sin sentido y nos ponemos en acción.




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