Misericordia #1

#27: Juls

Estar parada justo frente al lugar donde todo comenzó, me trae  recuerdos. Hace más de media hora un taxi me dejó en una de la bodegas donde antes solíamos reunirnos Dylan, yo y la poca gente de confianza que antes nos rodeaba, con el pasar del tiempo se convirtió en una pequeña casa para aquellos chicos y chicas que habían huido de sus casas o no tenía una a donde ir.

Verla aún más grande de lo que antes estaba me llena de alegría y nostalgia, pues sin duda era lo único bueno que ambos habíamos podido hacer dentro de tanta porquería. Exhaló por última vez y me encamino hasta el lugar, donde parece no haber nadie, pues las luces se encuentran totalmente apagadas, así que lo único que me limito hacer es abrir una de las pequeñas puertas, con una de las llaves escondidas en todo alrededor de la bodega, y sin más me adentro.

Toso se encuentra oscuro y lo único que mi vista me deja ver es un par de carros que se extienden frente a mí, carros que parecen ser perfectos para las carreras clandestinas que suelen hacer.

—Es mejor que no te muevas —Suelta alguien detrás de mí, pegando a mi nuca lo que parece ser una pistola, lo cual me hace sonreír al instante.

—No pensaba hacerlo, pero es mejor que bajes eso ahora —Sugiero a quien me apunta, pues aun no he olvidado cómo quitar un arma.

—No la bajaré hasta que me digas a qué has venido —Suelta nuevamente.

—Vengo a ver a Daryl —Suelto y en seguida las luces del lugar se prenden, segandome por un par de minutos antes de que mis ojos puedan acostumbrarse a la nueva iluminación.

—Creo que eso no será posible —Suelta el chico antes de pegar aún más la pistola a mi cabeza, lo que hace que me moleste —Así que mejor empieza a caminar —Me avienta con la pistola para después alejarse un par de pasos y sin perder un segundo de mi tiempo giro en su dirección y en un segundo tengo la pistola en mis manos.

—Ahora es mejor que traigas a Daryl aquí —Sugiero apuntando en la dirección del chico, el que parece sorprendido pero no más que yo, pues fue mucho más fácil de lo que me hubiera imaginado.

—¡Vaya!, ¡Vaya! —Se escucha a alguien desde el fondo del lugar — Parece que la gatita tiene uñas —Termina por decir Daryl, quien parece mucho más joven de lo que alguna vez fue, su cabello rubio largo, ahora es solo un poco más pequeño de lo que era hace tan sólo un par de años, sus ojos azules siguen siendo los mismo de siempre como la primera vez que los ví —La pregunta aquí es: ¿Por que esta linda chica me busca?.

—Nos sumus filii diaboli —Dejó salir de mis labios aquella frase en latín que solo el, dylan y yo conocemos y de inmediato su sonrisa desaparece de su rostro —Ahora por favor dile a los chicos que se encuentran apuntándome desde la segunda planta que dejen de hacerlo, por favor —Pido con media sonrisa, pues no he tardado mucho en darme cuenta del par de chicos que me apuntan con discreción desde las ventanas listos para matarme, así que sin decir nada Daryl hace una señal en dirección a ellos y en seguida bajan sus armas —Veo que el negocio ha crecido, me alegra de que hayas cuidado bien de él —Bajó el arma para poder sonreír a  mi viejo amigo, quien parece estar completamente impactado.

—¡Todos a trabajar! —Grita Daryl después de unos largos segundos antes de que todos desaparezcan en diferentes direcciones —El castaño te queda bien —Suelta en mi dirección señalando mi nuevo color de cabello.

—A ti te sigue quedando bien aquel rubio —Suelto en su dirección lo cual lo hace sonreír —Veo que has mantenido en forma la guarida —Sonrió antes de observar un poco mejor el lugar, el cual sin duda esta mucho mejor de lo que alguna vez estuvo.

—He hecho lo que prometí — señala el pequeño escudo que cubre una pequeña parte de su brazo izquierdo, el mismo que cubre el mio, y el mismo que mantiene una promesa de por vida —No preguntaré cómo es que estas aquí, tampoco dónde has estado, ni mucho menos que has estado haciendo, por que ambos sabemos que no me lo dirás pero en verdad me alegra verte de nuevo —Se sincera mi amigo y sin dudarlo ni un segundo me dirijo hasta donde se encuentra con la simple intención de abrazarlo tan fuerte como no lo he hecho durante muchos años.

—Me encantaría  contarte cada una de las cosas que me han pasado, en verdad —Susurro en su oído —Pero creo que no hay tiempo de contarte mi larga historia, no sin antes terminar con toda la mierda que nos ha rodeado.

—Sabes que cuentas conmigo —Se separa mi amigo para poder tomarme de los hombros —Tu solo tienes que decirme que necesitas y yo haré todo lo posible para conseguirlo.

—En verdad lo agradezco pero solo hay una cosa que necesito en estos momentos.

—¿Qué es lo que necesitas?

—Necesito entrar a Paradise —Suelto sin filtro en dirección a mi amigo, quien simplemente sonríe antes de extender una pequeña pulsera frente a mi.

—A llegado el momento de la venganza —Sonríe con malicia en mi dirección —Se arrepentirá de haberse metido contigo.

 




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