Misericordia #1

#36: Charlie.

Entre mas calles veo pasar frente a mis ojos mas me doy cuenta que he entrado en un estado de shock que ni yo mismo puedo salir. Se que las demás personas a mi alrededor hablan de algo que simplemente mis oídos se niegan a escuchar, dirigiendo mi atención a un punto que ni yo mismo entiendo por completo.

—Estas sangrando —Escucho por primera vez decir a mi hermano antes de sentir una fuerte presión en uno de mis brazos, la cual consigue que regrese de donde sea que haya estado.

—Que mierda —Suelto al ver una gran mancha de sangre esparciéndose por mi hombro.

—La bala ha salido y ha entrado, eso es bueno, solo necesitaras un par de puntos y quedaras como nuevo —Me anima mi hermano poniendo mas presión sobre la herida consiguiendo un par de quejas mas de mi parte.

—Vete al diablo —Logro conseguir decir antes de dirigir mi atención a otra cosa para así poder ignorar un poco el dolor que me causa la presión de mi hermano.

—Los llevaremos a la comisaria ahí habrá alguien que lo atienda de inmediato —Suelta uno de los policías sentados frente a nosotros antes de desviar de nuevo la mirada.

Y aunque me muera por preguntar las miles de dudas que hay dentro de mí, decido que lo mejor en estos momentos es guardar silencios, pues aunque yo quisiera hacerlo por primera vez no tengo energías para poder hacerlas.

En la comisaría todo está hecho un completo causa, los policías entran y salen del lugar preparados para auxiliar a las personas que estuvieron cerca del tiroteo. No tardan nada en llevarnos dentro de una sala de interrogatorio donde un equipo médico espera por mi llegada. Así que mientras los médicos me atiende, Michael y Abel salen en busca de un poco mas de información de la que se nos ha brindado hasta este momento.

Cinco. Era el número de puntos que me habían puesto sobre la herida de bala, la cual debo de admitir que termino de dolerme incluso más que cuando la herida estaba abierta. Después los médicos desaparecieron dejándome dentro de este pequeño lugar donde me quede durante muchas horas a mi parecer a la llegada de que alguno de mis acompañantes regresara pero al ver que ninguno tenia planeado venir a mi rescate llegue a la conclusión de salir yo por mi propio pie de este lugar, pues era un lugar donde nunca me había gustado estar.

—Tienes un par de minutos, aprovéchalos —Se escucha una voz masculina desde el otro lado de la puerta, la cual me alerta de cualquier amenaza que se aproxime.

—Gracias —Suelta una voz femenina tan conocida que el corazón se me detiene por una fracción de segundo antes de dirigir mi mirada hasta la puerta que nos separa.

—No me lo agradezcas solo aprovéchalo sera la única vez que puedas hacerlo —Susurra la voz masculina mientras abre la puerta para dejar pasar a la persona que tanto a atormentado mi mente.

Va completamente de negro como si de una espía se tratara, lleva una pequeña venda en su brazo dándome a saber que se ha lastimado o la han lastimado hace poco tiempo, también lleva un pequeño moretón junto a un rasguño en una de sus mejillas, el cual me lleva mas tiempo de analizar, pues no es una herida que se haga con mucha facilidad.

—¿Te encuentras bien? —Es lo primero que pregunta, lo cual sin duda me causa gracias, pues después de un maldito mes sin saber nada de ella, es lo primero que me dice —¿Porque te ríes? —Pregunta dando pequeños pasos hasta la mesa donde me encuentro.

—Por que después de un maldito mes sin verte la única cosa que preguntas es si estoy bien —Le aclaro mi punto sin perder la pequeña sonrisa de ironía que hay sobre mi rostro —Claro que no estoy bien, hace un mes la chica que había empezado a conocer se fue corriendo de mi casa sin detenerse a pensar un poco en lo preocupado y tristes que estaríamos sin ella, pero claro que eso a ella le importa una reverenda mierda, ¿no es así? —Estalló sin importarme nada lo infantil que mi reproche pueda sonar, pues tuve que consolar a los más pequeños por culpa de su partida durante al menos tres semanas.

—Claro que pensé en eso pero ambos sabíamos que era lo mejor —Me responde tomando asiento en la silla frente a mi como si esto se tratara de un verdadero interrogatorio —Lo has visto hoy, esas balas iban dirigir a ti por culpa mía, no puede venir a reclamarme cuando lo único que busco es cuidarte de toda la mierda que me rodea —Sube un poco la voz antes de estampar su mano buena en la mesa frente a mi .

—Tal vez no deberías de preocuparte mas en cuidarte a ti que en cuidar de mí —Sentenció con voz tranquila, pues mis energías han disminuido bastante — Creo que ambos sabemos que ya estoy bastante grande como para cuidar de mi y la que necesita verdadera ayuda eres tu.

—Y ambos sabemos que no soy ninguna princesa en peligro esperando que alguien venga a rescatarme —Se cruza de brazos como una niña chiquita.

—Eso lo se, Gabriela —Pronunció su verdadero nombre recibiendo una reacción sorprendida —Parece que la princesa terminó por ser descubierta, ¿no crees? —Pregunto con molestia sin importarme las pequeñas lágrimas que ruedan por sus mejillas.

El silencio reina pues ambos no sabemos que mas decir, la tensión en la habitación se puede palpar pero aun así ninguno de los dos tomamos la iniciativa de comenzar de nuevo con la discusión. Así que me dedico a ver las lagrimas derramar sobre su rostro y la manera tan rápida en que ella se dedica a limpiarla pero a pesar de que me gustaría abrazarla, mi orgullo me lo impide por completo.

—G se ha acabado el tiempo, tenemos que irnos —Suelta un chico de no mas de veinticinco años en dirección a Juls, quien asiente con la cabeza antes de ponerse de pie.

—Solo necesito que confíes en mí —Me pide recargándose en la mesa para poder inclinarse sobre ella.

—Ya lo he hecho y me fallaste —Me sincero con ella.

—Lo se, pero esta vez no confíes en Juls sino en Gaby, aquella chica que solo busca el final de todo lo que empezó —Me suelta antes de caminar hasta donde me encuentro, quedando así cara a cara —Solo así podré dormir por las noches —Se detiene un par de segundos antes de continuar —Las cuales espero poder pasarlas contigo —Susurra antes de estampar sus labios sobre los míos tan rápido que cuando salgo de mi trance, ella ya a salido por la puerta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.