Misericordia #1

#37: Juls

Cuando salgo de la comisaría junto a Shawn, quien me mantiene tomada del brazo como si en verdad fuera un trabajador de Ethan, me sorprende ver al chico que tanto he odiado frente a la comisaría como si el simple hecho de que yo fuera atrapada en el tiroteo fuera razón necesaria para venir al único lugar en el que no es bien recibido.

—¿Que hace el aquí? —Susurro en dirección a Shawn, quien me dirige una leve mirada antes de susurrar una respuesta para mi.

—Ha dicho que él mismo vendría por ti.

—Veo que no has salido tan ilesa como me imaginaba —Es lo primero que suelta Ethan tomando mi rostro entre sus brazos para examinar la herida que tengo en una de mis mejillas —Y veo que tu novio tampoco lo ha hecho —Señala detrás de mí en dirección a Charlie, quien se mantiene un instantes observándonos antes de dirigirse en dirección a su hermano con el cual intercambió un par de miradas antes de regresar mi vista al idiota, quien mantiene una sonrisa triunfal en el rostro.

—Me halaga verte frente a una comisaría de policía por mi, en verdad es un verdadero honor —Suelto con sarcasmo en dirección a Ethan, el cual se dedica a darle un par de indicaciones a los tipos con los que viene antes de dirigir de nuevo su mirada hacia mi.

—No debería de sorprenderte este tipo de cosas —Me contesta poniendo uno de sus manos en mi espalda baja guiándome hasta la enorme camioneta la cual espera por nosotros —Sabes que mataría por ti —Susurra aquellas palabras antes de subir a la camioneta seguida por el, quien se limita a regalarme una sonrisa antes de que el automóvil comience a  moverse en dirección que desconozco pero que justo en estos momentos no es de tan importancias.

No después de escuchar sus palabras, no después de recordar aquellas veces en que el fue cómplices de algunos de los asesinatos de los que en algún punto forme parte. Dicen que todos tenemos un pasado difícil o complicado pero yo tenía un pasado aterrador, el cual me atormentará durante toda la vida e incluso sabía que lo haría después de esta vida. Cuando lo había hecho tenía el conocimiento de las cosas malas que hacía pero a pesar de ese conocimiento nada pudo detenerme hasta que la muerte fue para alguien mas cercano que vendedores de drogas, ahí fue cuando entendí todas las malas decisiones que había tomado y de las cuales desgraciadamente nunca podría escapar.

"Es mejor que lloren otras personas a que llores tu" 

Era la frase que en ese entonces hacía que las cargas fueran menos, siempre la repetía como si me diera miedo de que en algún momento esa frase no ayudará más a pesar de mi propia alma y cuando eso paso comprendí que no importa si eran otras personas las que lloraban una muerte al final la vida te lo regresara de doble manera.

—¿Qué hacemos aquí? —Pregunto al pasar las grandes puertas del infierno, aquella fábrica que ahora no parece tan abandonada como suele estar en la mañana.

—A llegado el momento del gran regreso de la Gran Peterson —La comisuras de sus labios se alza formando una sonrisas tan siniestras, bajando al ver la camioneta estacionada en una de las bodegas donde los mejores corredores guardar sus autos, pues según, en este lugar nadie puede entrar sin supervisión de alguien, evitando así que alguien arruine el carro del otro.

—No lo haré —Sentenció sin importarme un par de miradas que las pocas personas dentro de lugar nos regalen.

Se mantiene callado incluso cuando se detiene justo a un BMW negro, pero no es un simple auto, sino fue el auto con lo que todo esto comenzó.

—Yo mismo me encargue de volver a construirlo pieza por pieza, pues después de aquel accidente quedo fatal —Me cuenta sin importarle una mierda el estado en el que me encuentro.

—No lo haré.

—Claro que lo harás querida —Suelta sosteniendo mi barbilla con firmeza —Por que de esto dependen muchas cosas, así que subirás a ese auto y manejaras como la primera vez que lo hiciste, ¿entendido? —Pregunta pero aunque quisiera poder quitármelo de encima mi cerebro simplemente no reacciona, sigue reproduciendo cosas que desearía no poder recordar, manteniendome a la merced de Etha.

—Entendido —Suelto tan despacio que apenas soy consciente de lo que he dicho.

—Perfecto —Sonríe antes de depositar las llaves sobre una de mis manos indicando a sus hombres que es mejor dejarme sola.

Como si eso me ayudará a procesar todas las malditas cosas que han vuelto a rodear mi vida. Cuando me quedo sola respiro un par de veces antes de encaminarme hasta mi BMW, el cual parece como si fuera la primera vez, las manos me tiemblan mientras reviso que todo esté en orden, se que mientras más siga estando a la voluntad de Ethan más problemas causara.

—Acabemos con esta mierda —Susurro para mi misma antes de encender el motor, el cual ruge como si hubiera extrañado a su dueña durante años —Correr o morir —Repito la frase que yo y Dlyan teníamos antes de salir a una carrera. Como si nosotros fuéramos los protagonistas de la saga de rápido y furioso.

A veces la vida es irónica, pues al igual que los protagonista, uno termina dejando esta vida para siempre, al igual que el había hecho hace mucho.

—Deséame suerte —Susurro al viento antes de dirigirse a las afueras de la bodega, donde ha llegado la última y más esperada de toda la noche.

—Acaba con ella nena —Escucho de nuevo su voz cuando estoy en la meta, la cual me hace sonreír de inmediato.

—Lo haré —Suelto lo último antes de pisar el acelerador a fondo.




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