Misericordia #1

#42: Charlie

—Esto parece muy sospechoso —Comenta mi hermano al ver desaparecer a Ethan entre la multitud —Es mejor que nos vayamos —Sugiere tomándome del brazo para empezar a guiarme hasta la salida como si yo no pudiera hacerlo

—Tienes razón esto es muy sospechoso —Concuerda Peter, quien no duda ni un segundo en seguirnos el paso.

—Y es por eso que deberíamos quedarnos —Detengo mi andar antes de deshacerme del agarre de mi hermano, quien me mira totalmente sorprendido ante mi actitud —Lo único que quiere con ese comentario es que nos vayamos de aquí justo como pretendemos hacerlo, ¿no creen? —Lanzó la pregunta aunque la respuesta sea bastante obvia para todos.

—No creo que estés es lo correcto —Suelta mi hermano en total desaprobación sin quitar esa mirada de alerta que tanto me desagrada.

Por primera vez quisiera poder hacer aquello que todas las personas a mi alrededor suelen decirme, en verdad, desearía poder hacer que mi corazón dejara de hablar en vez de mi cerebro pero como solía decir mi abuela: "Nadie puede ganarle al corazón".  

—Por muy loca que sea tu idea yo creo que tienes razón —Habla Peter dándome la razón —Lo único que sabemos es que quiere alejarnos de Juls ¿no es así? —Pregunta en nuestra dirección antes de continuar —Estoy cien por ciento seguro que ella está entre toda esta multitud de gente esperando el mejor momento para dejar salir toda esa rabia, así que lo mejor, aunque parezca una locura, es quedarnos a esperar  —Sugiere y se encamina hasta donde una barra improvisada se encuentra.

—Es nuestra única oportunidad —Suelto en dirección a mi hermano, quien no parece nada seguro con la decisión que ya hemos tomado.

—Espero que al final no te arrepientas —Me dice antes de encaminarse hasta donde Peter se encuentra.

Dejándome solo dentro de un lugar en el que desearía no estar, buscando a la chica que odiaba hace algunos meses atrás y a la que desearía seguir odiando en estos momentos.

—¡El momento más esperado ha llegado! —Grita una voz llamando la atencion de toda la gente del lugar, quienes dejan de hacer todo lo que hacen para dirigirse hasta el lugar donde la iluminación se ha encendido.

Veo caminar a Peter y a Michael en esa misma dirección así que no dudo ni un segundo en comenzar a caminar en busca de ellos, esperando así poder terminar con esta maldita incógnita que tanto resuena en mi cabeza.

La gente parece emocionada e incluso me gano un par de gritos eufóricos en mi oídos, los cuales me desorienta por completo perdiendo así de vista a mi hermano.

Entre empujones logró llegar hasta el frente, donde puedo ver eso que a llamado la atención de todos y es nada más y nada menos que un cuadrilátero, uno de aquellos que ocupan en las peleas de box, el cual se encuentra iluminado y sobre el hay un rubio tatuado hasta las narices, quien sonríe de oreja a oreja.

—¡Hoy es la pelea más esperada! —Comienza el chico consiguiendo toda la atencion —Hoy recibiremos a unas grandes leyendas, si como lo escuchan, hoy en este cuadrilátero tendremos a dos leyendas, así que recibamos a la magnífica Anderson —Presenta a una pelirroja quien sube al cuadrilátero con nada más que un par de vendas sobre sus nudillos, quien es recibida por más de un grito —Y una leyenda, así como lo escuchan, hoy en este cuadrilátero está nada más y nada menos que la gran Peterson —Presenta y los gritos aumenta de una manera elocuente.

Y es cuando la veo subir de igual manera, lleva solo un top y un par de short y al igual que la pelirroja lleva solo un par de vendas sobre sus nudillos. No la reconozco, lleva grandes ojeras debajo de sus ojos, los cuales se encuentra completamente rojos y mantiene una mirada fría y desafiante.

—¡Que esta batalla comience! —Grita el chico antes de salir corriendo de aquel cuadrilátero, donde el par de chicas parece intercambiar un par de palabras antes de empezar a intercambiar puñetazos.

—Ten cuidado con los que te juntas a veces los demonios se disfrazan de ángeles para disfrutar un poco más su vida, ¿no lo crees? —Se escucha una voz a mi lado, la cual se que se trata de nada más y nada menos que del idiota de Ethan.

Se encuentra justo a lado mío con la mirada puesta en el par de chicas, quien justo en estos momentos se lanzan puñetazos sin parar.

—No toda la gente es tan mala como tu, ¿no crees? —La rabia intenta salir pero la contengo se que justo ahora soy yo el que está en desventaja.

—La mayoría lo es y lamentablemente Gabriela es una de ella —Sonríe en mi dirección haciéndome desviar la mirada de la pelea —Lo único que hizo que se fuera fue su culpabilidad y la única que está haciendo que regrese es esa misma culpabilidad, nadie escapa del diablo, no cuando al final eres culpable.

—¿De qué diablos estás hablando?

—Pues de la muerte de Dylan y Selen.

—Tu fuiste quien los mataste —Lo tomó del maldito sacó, pues justo en estos momentos deseo partirle la cara y se que tarde o temprano lo haré.

—Eso es lo que ella te ha dicho —Sonríe con ironía —Lo único que le faltó contarte fue que ella misma lo hizo, que ella fue la verdadera causante de la muerte de ellos, es la cruz que siempre tendrá que cargar —Termina por decir antes de librarse de mi agarre empujándome en el proceso.

—controlarte, controlarte —me susurro a mi mismo pero parece que él no está de mi lado.

—Por eso es que siempre ha podido manejarte a su antojo, por que al igual que yo, ella es un demonio, uno que nunca escapara de esto mucho menos por alguien como tú, tan ingenio e idiot... —No lo dejó continuar me abalanzo sobre el proporcionarle un par de puñetazos sobre su rostro antes de que un par de guardias me separen de él.

Consiguiendo la atencion de todo en el lugar.

—Deja de intentar conseguir algo que claramente ya es de alguien mas —Me suelta como si ella le perteneciera y aunque trato de zafarme de los grandes hombres que me sostienen es imposible llegar hasta el.




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