Misericordia #1

#43: Juls

—¡Que esta batalla comience! —Grita el chico antes de salir corriendo del cuadrilítero, lo cual agradezco, pues justo ahora podría golpear un par de rostros mas. 

—¿Estas segura de esto? —Me pregunta mientras salta de un lado al otro tratando de entrar en calor o parecer aún más idiota de lo que ya lo hace —No quiero destrozarte el rostro como lo hice con tu amiga —Me provoca y aunque quisiera matarla de una vez por todas decido tomarme mi tiempo para hacerlo.

—No estés tan segura de eso —Suelto en su dirección antes de acortar la distancia entre nosotras, proporcionando un puñetazo sobre su rostro haciéndola retroceder un par de pasos —Que yo me encargaré de dejar tu rostro irreconocible —Terminó la advertencia antes de abalanzarme sobre ella. 

Quisiera poder decir que la manera en la que nos golpeamos una y otra vez me estremece pero se que eso no es nada parecido a lo que justo en estos momentos mi cuerpo siente.
Más bien lo describiría como la sensación que siente un drogadicto al consumir algo después de años de abstinencia, esa sin duda describiría las miles de sensaciones que invaden mi cuerpo cada vez que mi puño choca con alguna parte de su cuerpo.

La adrenalina hace que mi cuerpo reaccione a cada uno de sus movimientos, hace que cada lección de papá pase frente a mis ojos como si él fuera la persona frente a mi y la golpeó como en verdad desearía golpearlo a él hasta que la veo caer solo el cuadrilátero.

—Lo único que le faltó contarte fue que ella misma lo hizo, que ella fue la verdadera causante de la muerte de ellos, es la cruz que siempre tendrá que cargar —Escucho la voz de Ethan no tan lejos de mi, dirijo  mi mirada hasta donde él se encuentra quedando sorprendida al ver a Charlie justo frente a Ethan, quien sonríe abiertamente antes de empujarlo muy lejos de él.

La alertas se encienden cuando veo a Charlie contenerse se que si no hago nada a el no le importara ni una mierda que estemos dentro del territorio de Ethan.
 

—Por eso es que siempre ha podido manejarte a su antojo, por que al igual que yo, ella es un demonio, uno que nunca escapara de esto mucho menos por alguien como tu, tan ingenuo e idiot... —Quiero gritar que todo eso es falso que como siempre Ethan no tiene razón que aun en este en este estado daría la vida por Charlie, poder decirle que gracias al castaño no he hecho lo que tanto he querido hacer, pues desde que lo conocí supe que el seria mi salvación pero yo podría llegar a ser su destrucción.

—No creas que ya has ganado —Me suelta la maldita pelirroja desde atrás, regresando mi atencion hasta donde ella se encuentra.

—No lo creo, lo sé —Suelto antes de proporcionar un par de golpes más sobre su rostro, los cuales trata de esquivar pero que fracasa en cada uno de ellos.

Estoy tan desesperada por ir hasta donde Charlie se encuentra que no me importa la manera tan tenebrosa en la que el rostro de la chica se encuentra, lo único que sé es que necesito acabar con esto de una vez y no lo haré hasta que ella caiga desmayada o muerta. Así que le proporcionó un par de golpes más hasta que la veo cerrar los ojos, es solo ahí cuando me detengo alejándome en dirección a donde Charlie se encuentra.

—¡Charlie! —Escucho gritar a alguien quien se abre paso entre toda la gente que ha dejado de lado una pelea para poner su atencion en otra mucho más prometedora —Vamonos —Ordena Michael en dirección a su hermano al cual toma de su brazo.

—¡Suéltame! —Le suelta a su hermano antes de zafarse de su agarre.

Y es cuando nuestros ojos se encuentra por una fracción de segundos en los cuales los único que puedo ver es odio, como aquel que me tenía hace tan solo un par de meses, golpeándome aún más fuerte de lo que la pelirroja lo a hecho, desequilibrando todo mi mundo por dentro.

—Charlie —Susurró en su dirección tratando que aquella mirada llena de amor de hace días volviera a la normalidad pero lo único que ocasiona es que el se de la vuelta y se aleje de mi como todos aquellos que alguna vez llegaron a amarme —¡Charlie espera! —Grito echándome a corren en su dirección pero soy detenida antes de siquiera poder alcanzarlo.

—Tu te quedas aquí —Me amenaza Ethan quien sostiene uno de mis brazos con bastante fuerza.

—Vete a la mierda —Le suelto sin importarme nada, desaciendome de su agarre para continuar con mi camino.

Pero al salir del local es demasiado tarde, pues lo único que puedo ver es una de las camionetas de Señor Woods doblando la esquina, desapareciendo en la fría y oscura noche.

Después de todo las personas llegan a un punto muerto donde comprenden que no es necesario dar la vida por aquellos que no quieren vivir no como ellos en verdad dicen querer hacerlo.

—¡Mierda! —Grito tantas veces y tan fuerte que me duele la garganta —¡Mierda! —Vuelvo a gritar tratando de calmar todas las sensaciones dentro de mi pero que no logro calmar así que entró en un estado de ansiedad tan grande que lo único que encuentro para poder calmarme o intentarlo al menos, es una pared en el fondo del callejón, una donde trato de destrozarme aún más los nudillos, buscando una paz que simplemente se que no aparecerá.

—¿Que haces? —Suelta esa voz en la que tantas veces confié —Deja de hacer eso —Intenta tomarme de los brazos lo cual no dejo que suceda.

—¡Déjame! —Gritó en su dirección antes de continuar.

—¡Basta! —Peter toma mis manos entre las suyas antes de clavar sus ojos sobre los míos, los cuales se encuentran llenos de lágrimas —Destruirte a ti misma no traerá a nadie de regreso, nadie volverá, lo hecho hecho está, lo único que puedes hacer es seguir luchando por lo que en verdad deseas por lo que ellos deseaban, tu único propósito en esta vida es vivirla como ellos lo hubieran hecho, no como tu creas que es mejor hacerlo—Termina por decir y me derrumbo dejo por primera vez mis defensas sean destruidas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.