Misericordia #1

#44: Charlie.

—¿Hacia donde? —Pregunta uno de los guardaespaldas en nuestra dirección en cuando entramos al auto.

—A la mansión —Ordena mi hermano como si el fuera la persona que esta a cargo cosa que no es así.

—No, llévanos a los barrancos que se encuentran en las afueras de la ciudad —Ordeno en dirección a los de seguridad, los cuales se miran entre si, antes de comenzar a avanzar hacia  el lugar que les he mandado.

—¿Pero que diablos pasa contigo? —Me pregunta mi hermano fastidiado por la actitud que he tomado hace tan solo unos minutos.

—Nada —Es lo único que me limito a decir antes de desviar la mirada hacia la ventanilla.

Mi hermano guarda silencio durante el trayecto pero se que dentro de poco expulsara toda la mierda sobre mi, se que he cometido un error y uno muy grande. Uno que yo ni siquiera se si seré capaz de perdonarme, pues entregue mi corazón a una persona que lo único que hizo fue aplastarlo cada vez que yo intentaba confiar en ella terminando con el esta noche.

—No tardo —Informo a los de seguridad cuando llegamos al lugar sin esperar respuesta bajo del auto y en seguida los recuerdos me invaden por completo.

—¿Que hacemos aquí? —Pregunto a la pequeña castaña, quien sonríe al ver el lugar.

—Recordar —Contesta en mi dirección antes de encaminarse hasta la orilla del barranco, alertandome de inmediato.

—¡Juls aléjate de ahí! —Gritó en su dirección antes de correr hasta donde ella se encuentra tomándola de uno de sus brazos, alejándola lo suficiente del vacío.

—Tan sobreprotector como siempre —Sonríe en mi dirección con aquella mirada tan linda que tiene.

—Solo me preocupo por ti —Sonrió de igual manera en su dirección antes de desviar mi mirada hacia la enorme vista que nos regala el lugar.

—Lo sé —Susurra a mi lado —Por eso es que te pedí que me acompañaras para poder recordarte cada vez que venga aquí.

—¿Y por que aquí necesitas recordarme?

—Por que aquí están las personas que siempre amare, aquellas que se ganaron un pedazo de mi corazón y a las cuales deseo recordar toda mi vida.

—¿Y porque un barranco?

—Por que al igual que un barranco, una vida puede acabar tan solo aventarte a el pero también puede salvarse una vida al estar rodeada de gente buena como tu. Solo es cuestión de como lo veas.

—Pues yo no veo nada mas que peligro —Susurro en su dirección, pues eso es lo único que me causa estar aquí.

—Lo se —Me sonríe antes de continuar —Pero tal vez algún día vengas tu aquí a recordar y puedas comprender aquello que hoy no has podido lograr —Toma de mi mano como cada vez que intenta ser cariñosa conmigo a lo cual correspondo.

—Odio cuando dices cosas que no entiendo —Niego con la  cabeza antes de verla sonreír de verdad —Mejor vayámonos todos se preguntaran dónde estamos —Le sugiero antes de empezar a caminar lejos de aquel lugar.

—¿Puedes decirme que diablos estas haciendo? —Escuchó la voz de mi hermano detras de mi.

—Estoy recordando —Es lo único que digo antes de seguir admirando el paisaje frente a mi.

—¿A ella? —Lanza la pregunta a la que simplemente me dedico a guardar silencio —Deberías haber dejado que te explicara el porque.

—¿El por que de que? 

—De las cosas que esta haciendo —Comienza mi hermano —Del porque de sus decisiones, lo único que has hecho es darle la espalda sin darle la oportunidad de escuchar todo aquello que le aterra ¿no crees? —Sabia que este momento llegaría pero no de esta forma, ni mucho menos con las cosas que salen de su boca.

—Le di la oportunidad de explicarme las cosas que sucedía, confié en ella como me había pedido pero me canse de confiar en alguien que no merece eso.

—¿Y quien eres tu para decir que no se merece eso? —Explota —Yo nunca dejaría de confiar en ella, por que a diferencia de ti, yo conozco la verdadera persona que está detrás esa máscara, yo más que nadie sabe el infierno que sufrió, que sufre y que seguirá sufriendo toda su vida, por que esas heridas nunca cierran, nunca lo hacen y es por eso y por mucho más que yo confió en ella he incluso pongo mi vida en sus manos, siempre lo haré, así que dime hermano, ¿quien diablos eres tu para decir quien merece la confianza y quien no?

—No soy nadie hermano —Suelto entre carcajadas antes de continuar —Pero lo dice quien no ha estado con ella desde hace cinco años.

—Tienes razón yo no he estado para ella pero tu tampoco lo has estado, no como ella lo merece.

—Y por eso es que yo tengo la culpa de todo lo que a ella le pasa —Explotó sin importarme la mierda de escena que podamos armar en este lugar —Por que eso es lo que me haces saber, solo te recuerdo que yo soy tu hermano no ella, yo no he tomado las decisiones por ella, yo no he arriesgado mi vida ni mucho menos la de los demás tratando de demostrar lo valiente que soy, yo hermano, no soy quien la ha puesto en esa situación, es ella misma quien lo ha hecho y yo no seré quien la detenga ni mucho menos quien la ayude... ya no más.

—Cuando dejaras de ser un idiota —Grita antes de estampar uno de sus puños sobre mi rostro, el cual no veo venir, hasta que ya lo ha dado.

—Nunca lo dejare de ser, no dejare que nadie más vuelva a utilizarme como lo ha hecho ella conmigo —Gritó en su dirección antes de abalanzarme sobre él.

Los puños vuelan de un lado a otro hasta que el par de guardias interfiere tomándonos de los brazos impidiendo que sigamos con esto que ambos hemos comenzados.

—Si sigues teniendo miedo a ser lastimado, terminarás muriendo solo —Me dice entrecortadamente mi hermano, pues ambos intentamos respirar con normalidad, después de nuestro arrebato de furia.

—Pues estoy listo para morir solo —Es lo último que suelto antes de zafarme del agarre del hombre para empezar a alejarme de este lugar y todos los lugares del mundo.




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