Misericordia #1

#53: Juls

Aun no puedo creer que el se encuentre en el mismo lugar que yo misma me encargue de alejarlo. No puedo creer la forma tan valiente en la que ha actuado para poder ayudarme a escapar de las malditas manos de Ethan, el cual espero este pasando mucho dolor por la herida en su pierna.

—Aquí estaremos a salvo —Abre la ultima puerta del pasillo, dejándonos ver el estudio de mama, donde no dudamos en entrar lo mas silencioso que podemos —¿Como puedo parar tu sangrado? —Pregunta ayudándome a sentarme en una de las esquinas del lugar al ver la cantidad de sangre que se ha acumulado sobre esa zona.

—Necesito un pedazo de tela —Señalo donde puede ver un poco de telas esparcidas que podrían servirme perfectamente para poder armar un torniquete sobre mi hombro —¿Como diablos regresaste? —Pregunto en la distancia, mientras me encargo de quitar mi playera, quedándome solo en sostén, obteniendo una vista completa de mi herida.

—Tengo contactos —Es lo que se dedica a decirme mientras se acerca —No como los tuyos, pero pueden lograr un par de cosas sin necesidad de dormir a alguien —Pasa el pedazo de tela sobre mi hombro apretando lo suficiente para que me retuerza de dolor.

—Puedo explicarlo —Susurro después de recuperarme del dolor que causa la herida.

—No es momento para hablar de eso —Me corta de inmediato —Ya tendremos después tiempo suficiente para hacerlo —Me regala una sonrisa antes de ayudarme a poner mi playera.

—Gracias.

—¿Donde esta Michael? —Pregunta al recordar a nuestro hermano mayor —¿No debería estar contigo? —Sus facciones se vuelven un poco duras al ver que el no se encuentra conmigo.

—Estábamos terminando los últimos detalles para la operación, la cual haríamos en un par de horas mas, pero fuimos emboscados por Ethan y su gente mucho antes de tiempo —Le cuento la primera parte de la historia pero parece ponerlo de mucho peor humor.

—¿No me digas que el maldito cobarde se fue dejándote aquí sola?.

—No —Lo saco de su error de inmediato —El se quedo conmigo todo lo que pudo.

—¿Como todo lo que pudo? —Pregunta con incredulidad —¿Tenia una cita y no podía faltar? —Continúan sin dejarme terminar.

—No tenia ninguna cita —Niego en su dirección —Cuando Ethan llego traiga consigo a nuestro hermano —Recuerdo la cara de mi pequeño hermano —Entre los tres logramos liberar el agarre de Ethan de el, así que cuando hubo oportunidad les pedí a ambos de que se fueran, pues era la única forma de lograrlo —Termino de contar y su mirada a perdido ira.

—Gracias —Es lo primero que dice después de varios minutos en silencio —Gracias por salvar a mis hermanos —Aclara un poco al ver la duda en mi rostro.

—No podía dejar que nada les pasara —Me sincero con el —Recibiría mil balas por todos ustedes, es la única forma en la que puedo demostrarles mi amor.

—Ya lo has hecho —Susurra mientras acaricia mis mejillas con cariño —Con el simple hecho de estar con nosotros mucho años mas, nos damos por bien servidos —Deposita un cálido beso sobre mis labios, uno corto pero que lo disfruto como si fuera el mejor.

—Da por hecho esos años mas —Cierro otra promesa que tal vez no pueda cumplir.

—Uno, dos por tres por la parejita de enamorados —Canta una y otra vez la voz de Ethan, la cual va aumentado mediante mas se acerca —Nos es momento para que intercambien saliva —Lo volvemos a escuchar mucho mas cerca de donde nos encontramos, alertándonos —No cuando su amigo Peter, los ha venido a visitar. —Escuchamos su voz pasear por el pasillo.

—¿Peter? —Pregunto en dirección a Charlie, quien parece comprender a lo que Ethan se refiere —¿Que diablos hace el aquí?

—Ha ido por nosotros al aeropuerto al enterarse que la gente de Ethan tenia permiso de matar a cualquiera que decidiéramos regresar a la ciudad —Me cuenta como si se tratara de un maldito juego, sabia que la mejor opción que tenia era mandarlos a Nueva York, sabia que Ethan nunca se atrevería a tocar ese zona —Nos ha contado todo lo que sabia al respecto y nos ha traído a casa antes de que nos separáramos —Me informa pero en lo único en lo que me puedo concentrar en es la forma tan plural en las que me cuenta las cosas, dejándome en claro que no solo ha venido el desde Nueva York.

—¿Nosotros? —Pregunto en su dirección —¿Quien mas ha venido contigo? —Subo un poco la voz para que pueda notar lo enfadada que estoy por eso.

—Victoria —Suspira con pesades y juro que hago todo lo posible para no estampar mi puño sobre su rostro, no después de la ayuda que ha sido —Peter le ha pedido que fuera en busca de ayuda al ver las camionetas que estaban afuera del lugar pero aun no hemos tenido noticias de ella.

—¡Maldita sea! —Suelto con enfado al escuchar el nombre de mi hermana —Lo mejor que podemos hacer es que salgas por esa ventana —Señalo en dirección a la ventana mas lejana, donde se que se encuentra un árbol suficientemente fuerte como para aguantarlo —Ve a buscar ayuda, yo lo mantendré distraído.

—No —Sanja con determinación —He venido por ti y no me iré si no es contigo a mi lado, ¿Entendido? —Dice reflejando sus palabras en sus ojos, consiguiendo que una parte de mi deser comérselo a besos en estos momento.

—Hagamoslo —Tomo su mano con la misma determinación con la que el se ha expresado —Enseñemosle lo que es un verdadero equipo —Le robo un beso antes de ponerme de pie lista para enfrentar cualquier cosa o persona.

Solo para poder perseguir lo único que debí de haber perseguido hace años que es: el amor de Charlie Woods, el único que logro salvarme del infierno solo para enseñarme como es llegar al cielo.

 




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