“Viveka era una mujer apasionada de la lectura, la escritura y los idiomas. Estaba estudiando inglés avanzado, había comenzado con italiano incluido japonés. Ella amaba todo lo relacionado con Japón, disfrutando del animé, los mangas y los dramas de tv. El idioma japonés está compuesto por tres caracteres: el hiragana, el katakana y el kanji y estos tres aparecen en una sola oración. Viveka había comenzado a estudiar el hiragana que está compuesto de cuarenta y seis símbolos en donde el autor del libro enseñaba a memorizarlos con cuentos muy divertidos. Por ejemplo uno de ellos tiene el sonido TSU y el dibujo forma una especie de u acostada que semeja a las olas que producen los tsunamis en Japón. ¡Había tanto para aprender!
Pasados veinte años Viveka tenía unos sesenta y tantos cuando una niña japonesa cuyos padres habían venido a vivir al lado de su casa la visitaba para tomar el té. Era increíble que después de tantos años la mujer pudiera poner en práctica el japonés que había estudiado de más joven. Lo más asombroso fue que pudo hablarle de Jesucristo dibujando hiragana en una hoja y la pequeña recibió a Cristo como su Salvador.”
Siempre que estamos dispuestos a aprender, Dios nos prepara, quizás toda la vida, para que llevemos a cabo una misión determinada. Cada alma es importante para el Señor y así lo debería ser para nosotros los evangelistas.
por Valeria O.
Escrito el 26/08/2019
Derechos de autor: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
Facebook: “Escribiendo entre las nubes”
B L O G: www.escribiendoentrelasnubes.blogspot.com