Misión en Francia (parte I)

Capítulo 10

Cuando llego al frente de la escuela veo la camioneta. Suspiro y lamo mi helado como si nada. Rohan mira a varios lados con el ceño fruncido y los labios apretados, está estresado.

Todos estos años con él me han ayudado a conocerlo mucho, tanto así que no es como un empleado si no como un segundo papá.

Cuando me ve corro hasta él y aprieto los labios. Suelta un suspiro y baja la cabeza.

—Lo siento. Llegué tarde, pero no puedes moverte de aquí, Melody. Tendrías que haber vuelto a dentro. —regaña —Tienes prohibido caminar sin compañía por la ciudad.

No estaba sola, tampoco a pie. Pero mejor me gustado esa información.

—¿Dónde estabas? ¿Por qué no contestaste?

Levanto el helado.

—«Una hora de tardanza»

—Lo siento.

—«Si papá se entera seguro y se enfada más contigo que conmigo» —le sonrío sin ganas.

—Estaba haciendo algo que tú padre me pidió —da media vuelta y abre la puerta —Sube.

Cuando lo hago veo como mira sutilmente la florecita que tengo sobre el cabello.

Que piense lo que quiera. Su tardanza injustificada solo me ha hecho pasar una de las mejores tardes de mi vida. No me quejo en absoluto.

Cuando llegamos solo bajo del auto sin decir nada. Pero tampoco intenta hablar y solo bufa. Sabe que no tiene caso seguir hablando del tema, si, me moví de la puerta de la escuela pero él tardó una hora.

Entro a la mansión a toda prisa pero cuando voy a subir las escaleras escucho su carraspeo.

Aprieto los labios y me cruzo de brazos. Cuando me doy la vuelta ya tengo a mi padre frente a mí, y está igual de serio que yo.

Está molesto pero yo aún más.

—Vamos al despacho.

Me deja caminar primero y me apresuro haciendo retumbar el sonido de mis tacones contra el suelo. Abro la puerta y me quedo de pie en medio del salón.

—Sé que estás molesta —se sienta y abre un carpeta que está sobre su escritorio —Se que Rohan llegó tardé.

Enarco una ceja.

—Y se que eso rompe mis propias reglas. Pero él estaba haciendo algo para mí —me mira y señala la silla frente a él.

Hago lo que pide y me extiende un papel.

—Nunca te he hablado de esto.

Tomo el papel y en la esquina tiene un logo que ya había visto antes F.E.S.E.I

—FESEI es una agencia secreta, y sus iniciales son: Fuerza europea de seguridad, espionaje e inteligencia. Y yo, soy el presidente

Lo miro y suelto los papeles.

—«¿Por qué me dices esto? Ví al señor el otro día»

Suspira y desvía la mirada.

—Era el coronel Sloan

—«Sigo queriendo saber por qué me dices esto y hasta ahora»

—Era un secreto.

Me mira.

—Y si te lo digo ahora es por qué… si llega a pasar algo ellos son de confianza.

Abro los ojos exaltada y pongo una de mis manos en mi pecho.

—«¿A qué te refieres?»

—Cuando tu madre murió… no fue un accidente. Fue asesinato.

Me quedo quieta aún con mi mano en mi pecho. Mantengo la calma y me recuesto del asiento lentamente. Una organización secreta, asesinato. Sin duda cree que por no poder hablar no puedo manejar información así, no soy una bebé, yo debería saber esto desde hace tiempo. Es mi madre, con la persona que estuve antes del accidente, la última vez que nos vimos.

—Un par de años antes, se creó un grupo terrorista. Se levantó en contra de las Naciones Unidas y querían tomar el control de los países más influyentes de Europa. Reino Unido, España, Italia, Austria, Grecia, Ucrania, Francia y Alemania. Cómo podrás imaginar rápido notamos sus intenciones.

»Fueron atentados pequeños en algunas zonas públicas. Después atentados contra los presidentes. Murieron civiles. Es ahí cuando la FESEI toma cartas en el asunto. Creí que sería algo fácil de eliminar. Reuní un ejército. Infiltramos a algunos agentes y así obtuvimos la ubicación de sus sedes y centros de control.

»Pero no sabía que fueran tantos —me mira —Eran miles…armas, tecnología, equipos. Su líder, Samuel D'effort, descubrió que existía nuestra organización y localizó a nuestros hombres dentro de sus bases. Descubrieron quien lideró la misión en su contra, osea yo.

Mi mente empieza a encajar todo como una película. No necesita decir más para que desvíe la mirada y mis manos empiecen a sudar.

—Ellos me dejaron una advertencia. Pero no la escuché, y ahora tu madre está muerta y tú…

Se calla cuando lo veo a los ojos.

—Después de eso sus bases fueron eliminadas y con ellas Samuel D’effort.

—«¿Cómo se llamaban?»

Suelta una risa amarga y pone los codos sobre la mesa.

—Creo que su nombre es lo que más altera a la organización, y ahora a los demás gobiernos del mundo. Pero no necesitas saber más.

Imágenes de mi madre invaden mi mente, había hablado por teléfono en ese momento con él.

—Melody, este grupo volvió a aparecer y tienes que estar al tanto por si algo sucede. Creí que el incidente en el Garnier se debía a eso pero afortunadamente no, solo era un periodista, y que una de tus compañeras dejó entrar.

—«¿Quién lo hizo?»

—Una tal Lisa. Pero ya me ocupe de eso.

Trago grueso y echo mi cabello hacía atrás.

—Rohan no te volverá a dejar sola. Lo prometo. Pero de ahora en adelante no puedes escapar, ni usar salidas traseras como la última vez ¿Está bien? Podrás ver a tus amigos y esas cosas pero solo si Rohan sabe todo antes.

Asiento.

Se levanta de su silla y se arrodilla frente a mí, toma mis manos y las aprieta un poco.

—Salgo hoy a Grecia y necesito saber que estarás bien.

Vuelvo a asentir. No sé que como sentirme o que hacer. Está diciendo que criminales están por ahí y pueden atacar gobiernos o pueden hacerle daño a él mismo. Mi pecho se oprime ante el pensamiento de perderlo, de que le pase algo irreversible.

Suelto sus manos y expreso:

—«¿Cuánto tiempo?»

—No lo sé. Semanas, Melody.

Solo faltaban dos semanas para navidad.




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