Miss Rebel

C A P I T U L O 2

Habíamos arribado a la estación y otra vez el rostro decepcionado de mi tío arrepentía contra mí. No creía lo que acababa de hacer, como si no me conociera. Solo bastaba con ver mi historial para darse cuenta de que eso era una reacción leve a las que suelo tener. He incendiado lugares, hice que el directivo de la academia me echara por haber destruido los muebles del lugar y haber causado desastres durante los almuerzos, he dejado encerrado a un guardia de seguridad de una discoteca por haberme prohibido el ingreso y eso es solo la mitad de las cosas que hice y ¿él pensaba que eso es grave?

—¿Cuánto tiempo continuarás observándome de esa manera? ¡Ya deja de mirarme y dime lo que tengas que decir, no andes de dramático!— claramente la paciencia no era mi fuerte.

—¿En serio? ¿Dejar inconsciente al guardia de la discoteca?— indagó extrañamente sereno, pero juraría que quería encerrarme tras las rejas.

—En mi defensa, apunté en la dirección equivocada sin querer y cayó sobre su cabeza— respondí restándole importancia—Además no debió meterse donde no debe.

—¡Estabas agarrándote a golpes! ¿Si sabes que evitar enfrentamientos es parte de su trabajo?

Alcé mis hombros en señal de desinterés.

—Esto irá en conjunto con tus otros muchos antecedentes. Rhea, ya no es una broma, ya casi cumples dieciocho años y ya no voy a poder sacarte de cada problema en el que vayas a meterte.

—¿Sabes que tienes una habilidad para exagerar las cosas?— indagué mientras daba vueltas en la silla giratoria.

—Tú crees que todo es una broma, ¿no?— su decepción cambio a molestia—Solo porque te he comprendido y no te he prohibido de que hicieras con total libertad lo que deseabas hacer, total, yo como siempre iba a estar para protegerte. Te llevas el mundo por delante, no sientes interés ni empatía por nada, mucho menos valoras lo que hago por ti. ¡Tienes una grave falta de atención Rhea!

Repetí lo último casi al unísono en gesto de imitación.

—Ya extrañaba que dijeras eso. Ahora, si ya has terminado tu repetitiva charla moralista, me iré porque tengo cosas más interesantes que hacer en vez de hablar contigo.

—No he terminado todavía— aclaró su garganta y continuó— Hay alguien que quiere verte— informó.

Salió de la oficina para regresar luego de unos minutos y los nervios invadieron su cuerpo.

—Sé que será difícil, espero que puedas escuchar lo que tiene para decirte, no actúes antes de oírlo primero, ¿lo entiendes, Rhea?

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—Tiene sus razones y nosotros nos mantuvimos en contacto todos estos años hasta que finalmente tomó el valor y decidió venir a verte— lo interrumpí.

—¡Ya! ¿Quién es?— interrogué con molestia.

Se acercó hacia la entrada de la oficina y observó hacia un lado.

—Ven— esbozó y se hizo a un lado.

Al observar a aquella persona, mis ojos se transformaron. Si había una persona que quería que desapareciera de mi vida, era justamente aquella persona que estaba parada frente a mí.

El odio se apoderó de mi rostro y ya no podía controlar mis emociones.

Formé una sonrisa irónica.

—¿Recuerdas las clases de tiro que he recibido como defensa personal? Porque de repente me dieron ganas de practicar y que él sea el blanco, ¿qué dices?

La persona frente a mí me observó con temor, pero aun así mantuvo su postura, sabía que eso era lo menos que podía hacer luego de aparecer como si nada.




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