Miss Rebel

C A P I T U L O 5

POV Galen

Ya no podía tolerarla más, sus insultos, sus humillaciones, sus maltratos, pero de algo estaba seguro y eso era que no iba a quedarme de brazos cruzados. Me voy a vengar de ti Rhea Bell, juro que lo haré y vas a sentir lo mismo que siento yo cada vez que me humillas.

...
Me encontraba en mi habitación de pie frente al espejo, observándome con vergüenza.
No solo era un completo nerd, sino que lucia como uno y esa era razón suficiente para que Rhea alentara a los demás a humillarme. Además de que los lentes y el peinado terminaban de complementar mi aspecto.
Me acerqué hasta el ropero y rebusqué entre mis prendas, lo más lejano a la vestimenta que solía llevar.
Unos jeans en color azabache casi al cuerpo, una camisa en color gris no tan holgada y unos zapatos de cuerina, pero antes, me dirigí hacia el lavabo de mi habitación y tomé de entre los cajones unos lentes de contacto de color esperanza que había ordenado no hace mucho tiempo.
Tome mis lentes para dejarlos a un lado y reemplazarlos por ellos. El siguiente paso era mi cabello. Comencé a sacudirlo para que quedara lo más alborotado y natural posible y tal vez había quedado demasiado natural, pero nada que unos toques no pudieran solucionar.
Por último, me despedí temporalmente de mis tirantes y mis viejos pantalones para reemplazarlos por el jean y la camisa.
El resultado, una persona totalmente desconocida.

Salí de mi casa, debía comprobar si plan funcionaria.

La lluvia caía frenéticamente, pero eso no iba a detenerme.
Corrí hasta mi auto hasta chocar con alguien. Era ella, la que tanto me maltrataba en la preparatoria, pero no me reconoció, no es tan inteligente después de todo y comencé el plan que tenía pensado hace tiempo. Me hice pasar por otra persona, Athan Onisse.

—¿Una roca se ha atravesado en tu camino?— indagó con seriedad.

Sentí como mi respiración se acortaba lentamente, pero no debía caer en la primera. Inhale aire y trate de lucir lo más calmado posible. No se me ocurrió más que soltar una sonrisa.

—En realidad se me cruzo algo mucho más atractivo que eso— respondí con diversión.

Debía ganarme su confianza.

—Como digas. ¿Me harías el favor de quitarte de encima de mí? No sé si has notado que estoy a nada de ahogarme con agua de lluvia.

No es una mala idea.

—Lo siento— me levante para luego ayudarla a ella.

Nos quedamos mirándonos por un tiempo, a la espera de que me reconociera, pero no lo iba a hacer, no iba a recordar a aquel nerd al cual ella le hacía su vida, un infierno.
Me propuse a acercarme a ella, y así poder sacarle información sobre su vida privada que me sirviera para usarlo en su contra.

—Voy a buscar mi auto que está allí— señale mi vehículo negro— Puedo llevarte si quieres— ofrecí con una sonrisa amable.

No sabía lo que le esperaba a partir de ahora.

—No gracias, tengo dos bellas piernas que me llevaran de regreso a casa— dijo fingiendo una sonrisa que luego borro.

Yo solo solté una sonrisa.

—No es problema para mí llevarte— insistí.

—No, estoy bien.

—De acuerdo, como tú desees. Entonces me despido.

Me dirigí hasta mi auto y vi que ella comenzó a caminar. Un auto paso por su lado y la baño en agua, no pude evitar reírme. Me acerqué a ella y escuché las bellas palabras que salían de su boca. Ahora sí que no iba a negarse ser llevada.

—Maldito idiota, si te cruzo por la calle en mi auto, no dudaré hacerte alfombra para luego ponerla de recuerdo en la entrada de mi habitación y— la interrumpí.

—¿Aceptarás que te lleve?— evitaba reír al verla mojada.

Se podía notar que tenía frío, ya que la ropa que tenía puesta no la cubría mucho.

—Bien, es tu día de suerte— respondió con molestia.

—Si quieres puedo dejarte aquí, bajo la lluvia, toda empapada, con probablemente mucho frío— provoqué.

—De acuerdo, llévame— desistió.

—Bien, ponte esto.

Ya saben lo que le di, lo leyeron en el capítulo tres.

—De acuerdo, gracias.

Al menos sabía agradecer.

No podía parar de observarla. ¿Cómo es que podía ser tan mala y a la vez tan ilusa, como para no darse cuenta de que yo era Athan?

—¿Qué tanto miras?— indago, impaciente.

—Nada, es solo que te ves graciosa— solté una risa contenida.

—¿Te parece gracioso verme toda empapada?— su rostro se ensombreció.

—Si— respondí burlón, pero luego me di cuenta de que estaba realmente molesta— Digo no, no es para nada gracioso— trate de hacerme el serio y cambiar rápidamente de tema— Por cierto, ¿cuál es tu nombre?

—Rhea Bell. ¿Cuál es el tuyo?

—Te lo diré cuando lleguemos a tu hogar.

El viaje prosiguió en silencio hasta que arribamos a su hogar.

—Soy Athan, Athan Onisse— y extendí mi mano hacia ella.

—¿Onisse?— correspondió mi mano—¿De dónde eres?

—Beazley, he vivido aquí desde que tengo uso de razón.

Si no se dio cuenta hasta ahora de quien era, entonces eso no sería un problema momentáneamente.

—No recuerdo haberte visto, lo cual es extraño porque conozco a todos en Beazley.

—Entonces soy la excepción. Yo tampoco te había visto antes, sin embargo he oído de ti. Eres como la celebridad de Beazley.

—¿Así? Que curioso porque hace minutos atrás no me conocías.

—Minutos atrás no sabía tu nombre— me defendí.

—Dicen que no eres nada agradable, que has destruido e incendiado lugares, has dejado encerrado a un guardia de seguridad, armaste caos en tu escuela.

—¿Y tú qué piensas?

¿En serio? ¿Le importaba?

—Que definitivamente no has hecho nada de eso.

Claro que lo hiciste, eres una demente.

—Definitivamente, no me conoces, si hice todo eso.

Te conozco más de lo que crees.

—No pareces ser esa clase de persona.




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