Al siguiente debía ir a la preparatoria para luego poder comenzar en la escuela de modales.
—Buenos días Rhea, hice un acuerdo con la escuela de modales para que no debas abandonar tus estudios, por eso todos los días iras luego de la preparatoria— comentó Jan.
—Como sea— respondí desinteresadamente.
—Haz que funcione, por favor, prométeme que lo harás.
—Claro que no, voy a esa maldita escuela obligadamente y ¿quieres que lo haga funcionar?. Por favor, no pidas cosas imposibles.
—Sabes que hablaba de en serio cuando dije lo de la Academia Bell, ¿verdad?
—Claro.
—¿Entonces?
—¿Entonces qué?, solo voy porque tú me obligas. Me da igual donde me mandes y ya me voy porque me da flojera hablar contigo.
Llegue a la preparatoria y como siempre, Chloe y Juno estaban allí esperándome.
—Oye, ayer te fuiste y no nos esperaste.
—Tenía cosas que hacer, ¿qué hacían?
—Esperando a ver qué maravillosa idea tienes para hacerle a nuestro nerd hoy.
—¿Está hablando con la idiota de Gea?— interrogué observando hacia donde se encontraban Gea y Galen.
—Sí, hace un buen rato están hablando.
—Entonces lo siento idiota, pero tú también las pagarás hoy.
Gea y Galen se encontraban de espaldas y no me habían visto llegar. Juno y yo fuimos detrás de ellos, mientras Chloe se fijaba que nadie viniera. Tome una cinta que traía conmigo y amarre el pantalón de Gea a una de las manijas de unos de las salas de clases. Juno hizo lo mismo con el de Galen y ambos pantalones se caerían al abrirse las puertas. Nos alejamos de ellos sigilosamente sin que dieran cuenta y esperamos al que timbre sonara para ver nuestro show.
El timbre sonó y los estudiantes empezaron dirigirse a sus salones. Galen y Gea se alejaron para dirigirse al salón y cuando hicieron un paso, sus pantalones cayeron al suelo quedando en ropa interior. Chloe, Juno y yo no parábamos de reír.
—Bonitos ositos traes de ropa interior, Gea-le decía mientras se juntaba una gran multitud alrededor de ellos, todos reían.
Gea y Galen trataban de desatarse de las manijas.
—Juro que lo pagaras.
—Ya lo había oído antes y te recomiendo que la próxima uses cinturón o te lo amarres bien— dije sin dejar de reír.
—Has ido muy lejos— Gea se encontraba realmente furiosa.
—Ay Gea, no seas dramática, pero tienes que venir preparada, nunca sabes lo que pasara, si quieres luego te regalo una rasuradora para el bosquejo.
—Maldita idiota.
Chloe, Juno y yo nos fuimos a la sala de clases. Luego de unos minutos, Galen y Gea llegaron.
—Llegan tarde, señor Basinas y señorita Lars.
—Lo siento profesor, no volverá a pasar— se disculpó Galen.
—Pónganse a copiar lo que está en la pizarra.
Ambos se sentaron y no dejaban de fulminarme con la mirada. Luego de dos horas de clases, el timbre del recreo sonó. Salimos con Chloe y Juno al receso, les conté que iría a la escuela de modales y ellas solo reían.
—¿En serio? ¿Escuela de modales?
—Ya quiero verte convertida en toda una señorita— se burlaba entre risas.
—Ya dejen de burlarse, no crean que se libraran fácil de mí. Mi tío Jan hizo un acuerdo para yo pudiera continuar asistiendo a las clases.
Hablábamos de todo un poco hasta que el timbre del recreo sonó. Fui al baño y luego a la sala de clases.
—Llegas tarde como siempre, Bell.
—¿Me lo dirá cada vez que entre tarde?, porque ya me fastidia.
—Si, lo diré hasta que llegues a tiempo.
—Es que tengo un problema en mi vejiga y tengo que hacer del primero porque si no me hago encima. ¿Usted quiere eso?
—Solo siéntate, por favor. Saquen sus libros en la página 145.
Abrí la mesa de mi banco para sacar el libro, pero al abrirla encontré una nota.
“Sé más de lo que crees, así que cuídate con lo que haces porque todos se enteran de que tus padres te abandonaron y eres una maldita huérfana”
Me levanté y fui hasta el banco de Galen, lo tomé de su camisa, apretando su cuello.
—¿Tú fuiste el maldito que me escribió la nota?
—¿De qué estás hablando?— indago con temor.
—¡De la maldita nota que había en mi banco!
Luego el profesor nos separó.
—Señorita Bell, cálmese. Tome sus cosas y vaya a dirección.
—¡Le voy a cortar los órganos al maldito que escribió esto! — dije amenazando a todos los del salón.
—Vaya por favor, yo iré en un momento.
Tome mis cosas y me fui a dirección. Esta vez no podía escaparme porque el profesor venía detrás de mí.
—¿Qué has hecho ahora?— indago el rector resignado.
—Buen día, director, si, yo ando estupenda, ¿Qué cuentas de tu vida?
—No estoy para bromas— advirtió.
—Usted es igual de amargado que todos aquí.
—Por favor profesor, dígame cuál es el problema.
—Estaba dando mi clase, cuando de pronto se levantó de su asiento y se dirigió al banco del Señor Basinas y lo agarro de la camisa para posteriormente golpearlo.
—Encima de entrometido cuenta mal las cosas.
—Dime lo que ocurrió entonces, Bell— pidió el director.
—Un maldito idiota puso una nota en mi mesa diciendo cosas de mi maldita vida y no sé quién lo escribió y lo más lógica fue agarrar al idiota de Galen.
—¿Puedes asegurar que fue él?
—Si estaría segura, él no estaría vivo.
—No puedes acusar si no tienes pruebas. Déjame ver la nota.
—Claro que no, no es de tu incumbencia.
—Necesito verla— pidió nuevamente.
—¿No entiende lo que significa no?
—Entonces llamaré a tu tío— advirtió.
—Uh, me va a acusar con mi tío, me vale. Haga lo que quiera, si quiere le marco yo.
—Ve y espérame afuera.
—Idiota— dije en un susurro.
—¿Qué dijo señorita Bell?
—¡Idiota!— respondí en tono más fuerte— ¿Lo escuchó o se lo escribo?