Miss Rebel

C A P I T U L O 15

Elián se lanzó rápidamente a la pileta y logro sacarlo en el momento y el llanto del pequeño comenzó a sonar nuevamente.

Rhea se encontraba sentada en el suelo sin reaccionar por lo que había hecho.

—Nosotros fuimos los que te herimos, el pequeño, no ha hecho nada de malo— su madre tomo al pequeño entre sus brazos— Tú ganas, no regresaremos nuevamente.

Y Rhea observó como sus padres se marchaban y volvió en sí.

—¡Sí, márchense, eso es lo que mejor se les da! Pero esta vez no regresen, ojalá se mueran junto con ese malnacido- grito entre lágrimas.

Sus padres se retiraron junto al pequeño y Jan mientras Rhea continuaba sentada en el suelo. Al rato Elián se acercó y se sentó junto a ella.

—No me odies, Elián— pidió mientras sus lágrimas caían incontrolablemente por su mejilla.

—Jamás lo haría. Te quiero Rhea y sé lo difícil que es para ti— Elián la rodeó en un abrazo.

—No puedo perdonarlos, Elián, no puedo.

—Está bien, ya no te atormentes por eso.

Luego de unos minutos, ambos ingresaron en la casa.

—¿Dónde está el tío Jan?— indagó Rhea.

—Fue a llevarlos de regreso— respondió en referencia a sus padres.

—De acuerdo.

—Te prepararé un té, así te sientes mejor— ofreció.

—Si, gracias.

Se sentaron en el sofá y comenzaron a mirar la tele para poder olvidar un poco lo que acababa de ocurrir. Al rato se quedaron dormidos.
Dos horas había pasado hasta que finalmente Rhea despertó para posteriormente levantar a Elián.

—Elián, despierta— dijo observando a su alrededor en búsqueda de Jan— ¡Elián!, el tío Jan aún no llega— avisó.

—¿Qué pasa?

—El tío ya tendría que estar aquí, ¿no crees?

—Si, no iba tan lejos. Buscaré arriba, tal vez este en su habitación.

Elián y Rhea se pusieron a buscar a su tío, pero no estaba por ningún lado.

Lo llamaron incansablemente, pero no hubo respuesta. Entre mensajes y más llamadas la medianoche había llegado.
La madrugada había arribado con los mismos intentos de comunicación, incluso se comunicaron con la estación policial, pero Jan no se encontraba allí y mucho menos había pasado por allí.

El televisor continuaba encendido, luego una noticia urgente interrumpió la programación.

"Un camión que transportaba acoplados arraso con un vehículo en el que cuatro personas perdieron la vida, entre ellos un pequeño de dos años, dos hombres de entre treinta a cuarenta años y una mujer de aproximadamente treinta y cinco años"

La mirada de Rhea se giró hacia el televisor y la noticia llamo su atención.

"El vehículo en cuestión es un vento negro, el cual habría quedado completamente destrozado"

POV RHEA

VENTO NEGRO... Fueron las últimas palabras que retumbaron en mi mente antes de quedarme congelada.
Mi tío Jan, tiene un vento negro y se habían ido en su vehículo. Todo coincidía con ellos.
Millones de pensamientos se me cruzaron por la cabeza. A lo lejos oí la voz llorosa de Elián.

—Rhea reacciona por favor— pidió con sus palabras entrecortadas.

—Nuestros padres y Jan... Elian, no son ellos, ¿verdad?. Solo es una coincidencia.

Elián se quedó en silencio por unos momentos y una vez que pudo calmar temporalmente su llanto, las palabras que no quería oír, salieron de su boca.

—El agente Amery ha llamado, son ellos.

No sabía qué hacer, ni cómo reaccionar. ¡Todo era mi culpa! Abracé a Elián muy fuerte y caímos al suelo, llorando hasta que finalmente el cansancio nos ganó y nuestros ojos rojizos se cerraron.
Al otro día nos levantamos y aún no podíamos aceptar lo que había ocurrido. Estábamos completamente solos.

—Todo es mi culpa Elián, por mi culpa murieron, por mi culpa ya no están— las lágrimas comenzaron a caer nuevamente por mi mejilla.

—Nada de esto Rhea y escúchame bien, nada de esto es tu culpa, solo fue un accidente, ¿entiendes?

Pero no hacía más que llorar incontrolablemente y ¿qué más hacer, si la culpa me carcomía por dentro?

La casa se sentía más vacía de lo que ya estaba.

El único familiar que nos quedaba, se encontraba en la puerta de nuestro hogar, el abuelo Bell. No teníamos a más nadie, no tíos, primos, ni nada, solo éramos nosotros tres.

—Abuelo, pasa— dije recibiéndolo con un abrazo mientras forzaba una sonrisa.

—Mis niños, ¿cómo están?— él correspondió el abrazo.

—¡Abuelo!— Elián lo rodeó fuertemente con sus brazos.

Podía notar que tanto mis ojos como los de Elián estaban hinchados y rojizos de tanto llorar.

—Abuelo, lo siento— dije en una sincera disculpa.

—Rhea, no te culpes, porque no ocurrió debido a ti, ni era algo que podías controlar, ¿está bien?, no es culpa de nadie. En una hora será el funeral y deben ir, luego hablaremos de lo que pasara con ustedes. Rhea ve a buscar tu vehículo que está en la Academia.

—¿Estuvo allí todo este tiempo?

—Si, pero luego hablaremos. Ahora ve a buscar el vehículo y diríjanse al velorio. Luego los veo— se despidió.

—De acuerdo, nos vemos en un rato.

Nos despedimos del abuelo.

—Elián, ¿podrías hacerme el favor de llevarme hasta la Academia?

—Claro, no es problema.

Fuimos hasta la Academia, me despedí de Elián y le dije que luego iría. Entre y comencé a recorrer el lugar, me tenía que encariñar con él, ya que cumpliría con lo que mi tío Jan quería, que eso asistir a la Academia.
¡Valla! , sí que era enorme este lugar.

No podía salir de mi asombro, el lugar equivalía a una cuadra entera.

Desde la calle hasta la puerta principal había un espacio que ni loca recorrería caminando.
Dos guardias ubicados a ambos lados de la entrada, abrieron las compuertas para poder llegar hacia la principal.

Aun lado de la puerta había un pequeño mapa del lugar y explicaba su infraestructura.




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