Miss Rebel

C A P I T U L O 22

Cuando Theo nos vio, se quedó atónito.

Ambos nos levantamos de la acera.

—¿Qué haces aquí?, ¿no ves que estamos ocupados? ¿Acaso tu madre no te enseño a tocar la puerta?— indagué con diversión.

Rápidamente, se tapó los ojos con sus manos.

—Es que como no fueron a merendar, el Señor Bell, me mando a buscarlos. Fui al cuarto y no lo encontré, luego escuche sonidos provenientes de aquí y entre, lo siento— se disculpó avergonzado.

—La próxima vez deberías ser más cuidadoso.

—Theo lo siento, no es lo que crees— se defendió Galen.

—Te has abalanzado hacia mí y ahora te quieres desentender. Gallina.

—¡Eso no es cierto!

—Si lo es, mira, yo le dije ve a merendar que yo me voy a bañar y al rato voy y él me propuso que no fuéramos y que no le importaba si Bell lo regañaba.

—Eso no es algo que Galen haría— defendió.

—¿A quién piensan que van a creerle?

—¡Rhea, no es justo!— replicó Galen.

—¿Qué es justo hoy en día y más aun viniendo de mí?

Galen se quedó en silencio y solo me observó con decepción.

—¿Qué haces tú aquí todavía?— interrogué a Theo— ¡Piérdete!

Theo observó a Galen quien asintió.

—Está bien, puedes irte.

Theo se retiró y tanto Galen como yo, quedamos en silencio momentáneamente.

—Es que tú no piensas cambiar más, ¿verdad?— Galen se oía realmente molesto.

—Ese es mi maldito problema, así que no te metas en mi vida.

Se acercó a mí, me acorralo con sus brazos contra la pared.

—No, no es tu maldito problema, es mío también porque tengo que hacerme cargo de tus locuras, tus caprichos y tus manías. Madura Rhea, ¿quieres?

—¿Quién crees que eres para decirme que es lo que debo hacer? ¿Y por qué no lo has dicho hace un rato cuando caí sobre ti? Es porque lo has disfrutado, ¿verdad? No me vengas con esas cosas y métete en tu vida.

Salí furiosa de la habitación y me dirigí hacia el comedor. El abuelo se encontraba allí junto con el personal y las estudiantes.

—¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor?— indagó el abuelo al verme.

—¿Qué?— interrogué desentendida.

—Es que Theo me había informado que no has venido a merendar porque te sientes mal.

—Ah, Theo sí, pero ya estoy mejor.

—¿Y Galen donde está?

—Ese idiota debe de estar por ahí— respondí por lo bajo.

—Lo siento, Rhea, no te he oído.

—Que debe estar en el lavabo.

—Bien, ve a merendar.

—No me sentaré con unas extrañas, no por ahora.

—De acuerdo, entonces ven a sentarte conmigo, pero solo por hoy.

Donde el abuelo estaba sentado, generalmente estaba los empleados también. Estaban Theo, Jasón, Tania (la enfermera) y había dos asientos vacíos, en uno me senté yo y el otro al parecer era de Galen. Cuando miré hacia la puerta, Galen estaba llegando a merendar.

—Lo siento, pero ¿ella desayunará con nosotros?— indagó Galen en referencia a mí.

—Si, ¿hay algún problema?

—En absoluto, lo siento, señor, no tengo apetito. Regresaré en cuanto terminen de merendar.

Galen se fue. Todos quedaron viéndome.

Solté un suspiro molesto e informé que no merendaría.

Me levanté de la mesa y fui a buscar a Galen.

Empecé a recorrer los largos pasillos de la Academia y no lo encontré. Al pasar por el gran patio, lo vi sentado en unos de los bancos cerca de la fuente central.

—¿Puedo hablar contigo?

—¿Qué quieres?

—Es que no lo entiendo Galen. ¿Por qué quieres que cambie cuando sabes perfectamente como soy?. Tu bien lo has dicho, me conoces mejor que a mi misma, al menos eso crees.

—¿Eso creo, Rhea?, ¿después de todos los años que pasamos como compañeros?, porque no creo que hayas fingido ser alguien que no eres por tantos años y no quiero cambiarte, pero eres imposible. He soportado tus maltratos, tus insultos y tus humillaciones desde siempre y nunca decía nada porque no iba a ponerme en contra de ti, que te tenía verte todos los días.

—Pudiste haberme dicho algo antes, ¿no lo crees?

—No querías ni verme y estaba cansado de ti.

—Soy así, pero estoy tratando de cambiar, pero todos critican y critican, estoy cansada de eso.

—Pero Rhea, entonces, demuéstralo.

—Eso trato, pero me cuesta— suspiré—Haré algo de lo que seguro, me arrepentiré, pero hagamos un trato, tú me ayudas a cambiar y yo voy a tratar de no molestarte tanto ¿de acuerdo?— forme una sonrisa.

—¿De repente? ¿Por qué lo harías?

—Ya, Galen, lo hago por mis padres y mi tío, ¿contento?

—Bien, confiaré en ti, pero en cuanto rompas esa confianza, esto se termina.

—No deberías— bromeé.

—¡Rhea!

—Es broma, pero, ¿qué haremos ahora?

—¿Por qué no vas a conocer a tus nuevas compañeras?

—Ay, no al rato, tengo flojera.

—Entonces ven conmigo. Ahora las estudiantes tendrán un descanso y no notarán que faltas.

—¿A dónde vamos?— indagué con curiosidad.

—Solo sígueme.

Galen me guio hasta un lugar escondido en la Academia, era como un sótano en una habitación sin uso al final del gran patio.

—¿Qué es este lugar?

—Este es mi lugar secreto, bueno, lo era hace dos minutos antes de decirte sobre él— sonrió.

—Tranquilo, no diré nada.

—Escucha esto.

Galen tomó una guitarra de uno de los muebles que había allí y comenzó a cantar.

 

"Guess mine is not the first heart broken

My eyes are not the first to cry

I'm not the first to know there's

Just no getting over you

I know I'm just a fool who's willing

To sit around and wait for you

But baby can't you see there's nothing else for me to do

I'm hopelessly devoted to you

But now there's nowhere to hide

Since you pushed my love aside

I'm outta my head hopelessly devoted to you




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