Miss Rebel

C A P I T U L O 25

Aquel día no iba a dejar todo como estaba. Aquella tipa, River, se había atrevido a enfrentarme y no iba a permitirlo.
Esperé a que la noche llegara y en la espera tomé una de las tijeras que se encontraban resguardadas en la enfermería y la guarde debajo de mi almohada, lista para cuando la noche llegara.

Esperé paciente a que todos en el internado se fueran a sus habitaciones, todos a excepción de los guardias que custodiaban los pasillos, siempre había uno por pasillo, por lo que debía tener cuidado con dos de ellos.


Tomé la tijera y la guardé en el bolsillo de mi pijama.
Abrí lentamente la puerta de la habitación y salí sigilosamente.
El pasillo estaba completamente a oscuras, la única luz que entraba por las ventanas era la luz natural de la luna que apenas llegaba a iluminar. Camine lo más sigilosa posible hasta el cuarto de Lux.

Pude diferenciar su melena rubia y larga que dejaría de ser larga dentro de unos segundos.
Me acerqué a ella que se encontraba de espaldas y saqué las tijeras del bolsillo.
Un corte, otro más, otro más y otro más hasta dejar su melena por debajo del hombro.
No pensaba recoger el pelo que había caído en el suelo.
Guarde nuevamente la tijera y volví de la misma forma.

Formé una sonrisa maliciosa antes de quedarme dormida profundamente.

Nos encontrábamos en el comedor principal.

—¿Dónde fuiste ayer en medio de la madrugada?— indagó Marivith.

—Tenía algo que hacer.

—¿En la madrugada?

Levanté ambos hombros hacia arriba en respuesta.

No había pasado mucho tiempo hasta que vi entrar al comedor a Lux, ¿Era ella?... Su cabello parecía intacto, no podía ser ella.

—Mar, ¿esa es Lux?— pregunté con ambos ojos abiertos como platos.

Ella giró su mirada hasta donde se encontraba.

—Si— respondió con indiferencia.

Mi mente se quedó en blanco.

¿Entonces a quién se lo había cortado?

Ambas tomamos las bandejas para recibir el desayuno y nos sentamos en una mesa cercana a River, era la única desocupada.

Una de las que estaba con ella llevaba un gorro.
Me regañé mentalmente, no podía haberme equivocado de una forma tan estúpida, pero debía comprobarlo.
El tropezón falso siempre funciona.

—Me meteré en problemas, por lo que ni se te ocurra involucrarte— advertí a Marivith.

—¿Qué vas a hacer?— su cara se tornó preocupada.

—Hay algo que necesito comprobar... No te muevas.

Tomé mi bandeja y caminé lentamente hacia la mesa de Lux. Cuando me encontraba a una distancia apropiada de esa niña, llevé a cabo mi plan.

Crucé ambas piernas, lo que hizo que al querer avanzar solo cayera en consecuencia, la bandeja cayó sobre Lux y antes de llegar al suelo tomé el gorro de esa niña dejando su pelo al descubierto.

Un horroroso corte de pelo se encontraba bajo de él y como era de esperarse, su cabello también era rubio.

Minutos después nos encontrábamos en la oficina de Jason.

—¿Quién va a decir lo que pasó?— su tono se oía molesto, pero por alguna razón me causaba gracia.

—¡He dicho que me tropecé!— comenzaba a fastidiarme esta situación.

—Lo hiciste a propósito— se quejó Lux.

—Li hicistis i pripisiti— me burlé— Si lo hubiera hecho a propósito, créeme que te haría algo peor que eso.

Aquella niña solo se mantenía en silencio y observando hacia el suelo.

—Caya, ¿hay algo que quieras decir?— le preguntó Jason a la niña.

Ella solo negó con la cabeza.

—De acuerdo, puedes irte.

Ella se retiró de la oficina.

—¿Puedes apurarte?... Esto me está realmente fastidiando— esta vez me quejé yo.

—Lux, retírate.

Ella me observó de arriba hacia abajo y yo rodé mis ojos.

—Si querías estar a solas conmigo lo hubieras dicho— me burlé.

El suspiró.

—Creo que vas a divertirte limpiando el baño de niñas— formó una sonrisa.

—¿Eres sordo o imbécil?... Te he dicho que fue un accidente, ¿no lo entiendes?

—Lo poco que sé de ti, me basta para deducir que lo hiciste a propósito, teniendo en cuenta lo de ayer.

—¿Crees que voy a gastar mi tiempo en una niña estúpida?— lo miré furiosa— ¿Quieres los baños limpios? Hazlo tú, no soy tu sirvienta, idiota.

Salí de la oficina y me dirigí hacia mi habitación. Si en serio creía que limpiaría los lavabos, era porque realmente no me conoce, pero pronto lo va a hacer.




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