Miss Rebel

C A P I T U L O 29

Le entregué a Marivith lo que la enfermera me había dado.

Ella tomó las cosas y se dirigió al baño.

—Te espero aquí— dije sonriente.

Al cabo de unos minutos nos encontrábamos en la clase de cocina, lo cual no era mi fuerte, pero no tenía dudas de que iba a ser divertido, al menos para mí y Marivith, ya que Lux también estaba inscripta en ella y al final creo que poder concluir lo que debería haberle hecho la noche anterior si no hubiera sido por mi estúpido error, pero esta vez no se salva.

Lux y yo habíamos cruzado las miradas, sabíamos del disgusto que nos causábamos mutuamente.

La regalé una hermosa mirada malévola, ni siquiera imaginaba lo que le esperaba.

En la cocina había diez compartimientos para realizar las actividades y cada uno de ellos contaba con un mechero para encender el correspondiente fogón.

—Bien, acomódense frente a uno de los compartimientos— la profesora comenzó con las explicaciones.

Le hice señas a Marivith para que se pusiera en el compartimiento siguiente a Lux. Sería demasiado obvio si me ponía yo a su lado.

Allí estábamos ubicadas, Lux, Marivith y yo.

No veía la hora en que debíamos usar los mecheros, de seguro ocurriría un "accidente".

—Con mucho cuidado tomen el mechero entre sus manos— la profesora resaltó la palabra cuidado.

Formé una sonrisa malévola y observé a Marivith. Sus pensamientos se oían hasta a mí, claramente pensaba: "No es una buena idea" repetidamente y sabía que moría por decírselo a la profesora, pero si lo llegaba a decir, ella moriría y de forma literal entre mis manos.

Le di un golpecito sobre sus hombros en recompensa por estar haciéndolo bien y tragarse sus pensamientos y palabras.

Ella suspiró y continúo escuchado la explicación.

Nos había enseñado la receta de algo que ni siquiera presté atención de cómo se llamaba, tan solo estaba enfocada en las palabras "Ya pueden prender el fogón".


Y luego de preparar lo que seguramente yo no iba a ingerir bajo ninguna circunstancia, el momento tan ansiado había llegado.

—Escuchen atentamente para evitar cualquier accidente a futuro— estaba hablando sin sentido, el accidente estaba destinado a ocurrir.

Marivith suspiró y es que sabía que no podía hacer más que eso.
Se acercó a mí y susurró.

—Solo por si acaso, ¿qué puede pasar si trato de evitar el accidente?

—Te mataré con mis propias manos— sonreí inocentemente.

—Es lo que pensé, gracias.

Marivith volvió a su compartimiento.

—Ya pueden prender el fogón— y esas palabras sonaron acompañadas de una luz brillante que rodeaba a la profesora, como si aprobara el hecho del accidente.

Tomé el mechero, abrí la llave de gas y al fin lo encendí.

Bien, un hecho a mi favor. "Necesitaba" un producto que se encontraba en la alacena que por casualidad estaba detrás de Lux. Otro hecho a mi favor, mi altura no me ayudaba mucho para poder alcanzarlo.

¡Boom! ¡La excusa perfecta!

—Es hora— le avisé a Marivith en un tono burlón.

Y Marivith hizo la señal de la cruz para protegerse.

Di unos pasos hasta el enser, me estiré lo más que pude hacia él para alcanzar la fécula y ¿qué creen?, accidentalmente cayó sobre Lux provocando un brusco movimiento de parte de ella y quedando de espaldas hacia su fogón, lo cual tuvo consecuencia que su cabello se acercara a él y provocando su incendio.

—¡Tu perra! —gritó hacia mí mientras se deshacía de la fécula.

—Te lo digo solo por qué tengo un alma noble, tu cabello se incendia, de nada— sonreí inocente nuevamente.

Y los gritos comenzaron a surgir.

Música para mis oídos.

Luego de eso, lo peor no fue haber quedado castigada una semana, aun habiéndole recalcado al abuelo que había sido un accidente, sino que tenía que aguantar al imbécil de Jason a mi lado hasta que la semana pasara.

—Prefiero disculparme con Lux antes de tener que aguantar a ese imbécil— dije molesta.

Prefiero arder en el infierno que pasar una eternidad atrapada junto a él, honestamente no sabía lo irritable que podía llegar a ser Jason.

—Entonces reconoces que no fue un "accidente"— el abuelo se encontraba frente a mí en su oficina.

—No voy a tomar la responsabilidad por algo que no hice y deja de intentar de que admita que no fue un accidente porque si lo fue.

—¿Has visto a tu compañera?— esta vez él se molestó.

Negué con la cabeza sin importancia.

—¡Ha perdido la mitad de su cabello!

—¡Y hubiera perdido más si no le hubiera advertido! Wow, en serio son unos desagradecidos— me quejé.

Él suspiró y trató de calmarse.

—Jason va a estar a tu cargo temporalmente... Suerte con eso.

—Wow, qué miedo— susurré para mí misma— ¿Puedo irme?— pregunté en voz alta.

Él solo hizo un gesto para que me retirara.

Fui a mi cuarto y en el camino me encontré a mi amada Lux

Medité en mis adentros para que una risa no se escapara de mis labios, aunque las ganas de hacerlo se volvían incontrolables.

—¿Esto querías?— preguntó Lux con una mezcla de furia, molesta y ganas de llorar.

Solté un suspiro irónico.

—¡Si no te hubiera avisado habrías quedado calva! ¡¿Por qué las personas son tan desagradecidas?!

—¿Estás bromeando conmigo en este momento?— respondió con una chispa de furia en cada palabra que salía de su boca.

—No te preocupes, voy a obsequiarte una peluca o extensiones, no es tan grave— hice un gesto desinteresado.

Lux se acercó hacia mí.

—Guarda bien estas palabras en tu mente... Voy a vengarme y será el doble de lo que me has hecho.

—Admito que me gustaría ver como lo haces si tienes la valentía de intentarlo.




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