Al día siguiente lo tenía a Jason a primera hora de la mañana golpeando la puerta de mi habitación.
Abrí los ojos involuntariamente, aunque tenía sueño, ya no podía seguir durmiendo pro más que lo deseara y el sonido, la puerta sonando retumbaba por todo el lugar.
Tome la almohada para cubrir mi cabeza con ella, pero aun así el sonido seguía siendo irritable.
Me levanté a duras penas y abrí la puerta.
—¿Qué quieres a esta hora imbécil?— pregunte aún adormilada.
Él traía un balde con unos trapos entre sus manos y me los mostró muy alegremente.
—Oh, ¿vas a limpiar los lavabos por mí?, qué amable— sonreí falsamente.
—Tienes diez minutos, haz tus cosas que yo estaré esperando aquí.
Hice un gesto de okay con mi mano y cerré la puerta.
Volví a tirarme en la litera y cerré los ojos.
Si en serio creía que iba a hacerlo a esta hora de la mañana, estaba equivocado.
¿Diez minutos? ¿Tal vez veinte? Habían pasado hasta que sentí al idiota de Jason sacudiéndome.
—Estuve como imbécil esperando allí afuera por ti y tú ¿Duermes?— se quejó.
—El ser idiota es un estado normal en ti— murmuré con la cara pegada a la almohada.
—¡Levántate, maldita floja!— seguía sacudiéndome.
—¡Ya imbécil, deja de sacudirme!
Me levanté furiosa.
—Vete o ¿quieres ver cómo me cambio?
—¿Y traumarme de por vida?, no gracias— respondió burlón.
—¡Bien que cuando nos besamos no te quejaste idiota!
Le regalé una mirada furiosa y salió de la habitación para volver a entrar segundos después.
—Te llegas a burlar de mí nuevamente y tendrás todo una Academia entera que limpiar— amenazó.
Formé una sonrisa de costado.
—Que las personas se aprovechen de tu idiotez no es mi problema, tu solito lo buscas— levanté mis hombros hacia arriba en gesto desinteresado.
Esta vez fue él, el que me regalo una mirada furiosa y en respuesta le sonreí falsamente.
Caminamos hacia los lavabos generales del primer piso.
—¿Tienen algún fetiche con los lavabos o algo así?... Cada cuarto tiene una baño, ¿por qué hacer lavabos generales en el pasillo?— pregunté en el camino.
—Te recuerdo que la Academia cuenta con siete pisos y si una estudiante tiene ganas de ir o tiene una urgencia, ¿crees que tendrá tiempo de subir su piso correspondiente hasta llegar a él?
—Ohhh, eso tiene sentido— asentí.
Al llegar a los lavabos, Jason dejo a un lado el balde y los trapos. Se dirigió hacia el armario y saco de el un trapeador y luego llenó la cubeta con agua.
Me pasé la mañana entre quejas e insultos hacia Jason, pero a estas alturas él se inmutaba ante mis insultos.
Noté que me observaba muy a gusto.
—¿Qué miras imbéciles?, ¿te gusto?
Él formó una sonrisa.
—No te ilusiones, no eres mi tipo, es solo que nunca me resulto tan divertido ver a una persona limpiando como lo es este momento.
—Claro, te atraen las calvas— me burlé—Por cierto, ¿dónde está Galen?
—¿Por qué? ¿Lo extrañas?
—Resulta que es increíblemente menos irritante que tú, me tomo mi trabajo con seriedad.
Él soltó un suspiro molesto.
—Por un momento creí que lo habías olvidado.
—¿Olvidar algo que me ayude a burlarme de alguien?, eso jamás.
Le mostré mi lindo dedo del medio y limpié los siguientes lavabos pensando en que eran Jason.
—A ese paso y con esa furia vas a sacarles brillo— se burló.
Suspiré notablemente molesta, pero hice caso omiso a su comentario mientras imaginaba una forma de devolverle cada burla que salió de su boca.
Al fin había terminado.
Caí rendida hacia el pavimento.
—Wow, buen trabajo... Pero aún te quedas seis pisos más— sonrió burlón.
Me levanté con una sonrisa fingida.
—Oh, ¿siete pisos más?... Claro como no— levanté la cubeta con agua y con gesto de manos le di paso a que saliera primero de los lavabos, no sin antes hacer una travesura, claro— Espera, Jason— llamé mientras él salía del lavabo.
Él se dio la vuelta.
—¿Y ahora qué?— preguntó molesto.
Y toda la cubeta con agua fue arrojado directamente en Jason.
—Yo que tú me ducharía, uno nunca sabe lo que hicieron en los lavabos— sonreí falsamente.
Su cara pasó de un pálido a un rojo.
—Prepárate porque está la vas a pagar— amenazó y salió echando chispas de furia.
Reí ante su amenaza, no podía tomarlo en serio estando en un estado así.
—Esperaré por ello, mientras date una ducha— grité mientras se iba dando grandes y fuertes zancadas, tiritando de frío con ambos brazos aferrados a su cuerpo.
Me molesté en limpiar el desastre de agua que había provocado, después de todo había limpiado todos los lavabos y procuraría que duraran limpios lo que me quedara de estancia allí porque no iba a volver a hacerlo nunca más en mi vida.