Miss Rebel

C A P I T U L O 32

Con toda la pereza del mundo me levanté de la litera de Marivith y tomé la planilla con las clases que se dictaban, repase nuevamente las clases.

*Protocolo y ceremonia

—Eso debe ser más irritante que ver la cara de Jason.

*Tejido en punto

—Recuerdos de la escuela de modales, qué horror.

*Jardinería

—Tal vez plantar una flor le haría bien a mi negro corazón, pero ni en mis sueños.

*Pintura

*Dibujo

Me detuve en dibujo. El dibujo había sido algo que siempre me había interesado, pero nunca lo había puesto en práctica, no me consideraba habilidosa ni mucho menos, solo debía probar que tan buena era.

Marqué con un círculo la clase de dibujo y me dirigí hacia la oficina del imbécil.

¡Ay, qué grosera!, quise decir el señor imbécil.

Di unos golpes sobre la puerta y nadie atendía, por lo que simplemente opte por entrar.
Jason se encontraba dentro de la oficina con la perra de Lux.

—Oh, ¿te has comprado una mascota? ¡Qué mal gusto tienes en animales!— dije con una falsa sonrisa.

Jason me observó serio y Lux por poco me aniquila con la mirada.

—Ni le respondas— le dijo a Lux— Y tú, ¿no te han enseñado a tocar antes de entrar?

—¿Quién?, ¿mis padres muertos?— le recordé y negué con la cabeza—¿Y qué crees que hacía?, ¿ejercitaba mis puños contra la puerta?

Él rodó sus ojos.

—¿Qué quieres?— preguntó molesto.

—Cuando se vaya tu mascota voy a decírtelo.

—No sé si lo has notado, pero estoy teniendo una conversación con ella.

—No sé si lo has notado, pero no me interesa en absoluto— respondí en un tono suave.

—Señorita Bell— me regañó.

—Así no me llamas cuando estamos solos— levanté una ceja.

Lux soltó un soplido.

—Podemos seguir luego, no te preocupes— dijo Lux con una sonrisa.

—Que buen corte de cabello tienes, ¿Me recomiendas tu peluquero?— provoqué a Lux.

Lux no hacía más que ignorar mis palabras con notable molestia, pero no respondía.
Ella solo sonrió y se marchó, dejándonos a mí y a Jason a solas.

—¡Al fin se fue!— dije con alivio.

Jason me observo molesto.

—¿Alguna vez sonríes?— pregunté tomándome la barbilla pensativa.

—Deje de hacerlo cuando me pusieron a tu cargo y si lo hago— respondió aún más molesto.

Formé una cara de sorpresa.

—¿Cuándo?

—Cada vez que estoy lejos de ti— formó una falsa sonrisa que borro rápidamente— Ahora dime, ¿qué quieres?

Deje la planilla sobre el escritorio.

—Ahí tienes la selección de la estúpida clase, imbécil. Me iré para que puedas "sonreír"— le mostré mi dedo del medio antes de regresar a la habitación.

—¿Sabes en qué anda Jason con la perra de Lux?

Ella frunció el ceño confundida.

—¿Jason y Lux?... No, no lo sé, eso es raro, por lo general Jason no se relaciona con ninguna estudiante, exceptuando a Lux , ¿por qué preguntas?

—Hoy estaban juntos en la oficina del director y cuando la insulte ella solo ignoro mis palabras por pedido de él— me llevó una mano al pecho en forma dramática.

Marivith sonrió.

—No es noticia que trate de quedar bien ante él, pero podemos preguntarle a Caya.

¿Recuerdan a Caya? ¿La que recibió ese horroroso corte en lugar de Lux por accidente? ¡Y que conste que ese si fue un accidente!

—Ni en sueños va a hablar conmigo— advertí.

—Ella ni siquiera sabe que tú fuiste la culpable de ese accidente.

—De todos modos está más que claro, pero seguro que a ti si te contara.

—Supongo, es con la única de sus amigas con las que me llevo bien, pero ¿por qué te importa?

—Porque soy una chismosa, ¿por qué más seria?

Ella solo asintió divertida y volvió a salir de la habitación.

Estaba por salir de la habitación cuando, al abrir la puerta, observe a Jason parado frente a ella.

—¿Qué se supone que haces frente a la puerta?— pregunte.

Él se posicionó derecho y respondió.

—La clase... Ahora— respondió con el tono irritante con el que empezaba a encariñarme.

—¿Ahora, ahora?— pregunté.

—Sí, ahora— ordenó.

—¿Se supone que debo cambiarme?

—No, solo sígueme.

Él comenzó a caminar, no sin antes comprobar que esta vez yo iba detrás de él y no pude evitar sonreír, había aprendido la lección.

Cruzamos el patio y nos dirigimos hasta un pequeño edificio cercano al patio trasero.
Al entrar en la habitación, algunas internas ya se encontraban allí, era el cuarto de dibujo.

La sala se encontraba llena de lienzos, pinceles y tarros de pinturas.

El profesor aún no había llegado.

—Y bien, ¿cuándo llegará el profesor?— pregunte a Jason.

Se paró frente a mí y se autoseñaló.

—Aquí lo tienes— sonrió falsamente.

Solté una risa.

—Ya en serio— me quejé.

—Hablo muy en serio— su expresión se volvió seria— ¿Por qué? ¿Tienes algún problema?— pregunto molesto.

—¡Claro que lo tengo, mi problema es que eres un imbécil y no te tolero y creí que al menos iba a librarme de ti en esta clase! ¿Todos los empleados dictan clases?— esta vez me molesté yo.

Jason estaba desconcertado.

—Que sincera eres— respondió— Pero debes aguantarlo de la misma forma en la que yo debo hacerlo— sonrió nuevamente— Ahora ponte detrás de un lienzo y presta atención.

Entre quejas me coloqué detrás de uno de los lienzos e increíblemente preste atención. Jason se ubicó frente a la clase y comenzó con la misma.

Admito que por momentos me dormía, pero durante el resto de la clase, juro que había prestado atención.

Cuando observe mi lienzo, note que algo andaba mal. Unos pintorescos lentes se encontraban dibujados en él, pero no era cualquier lente, eran los de Galen.

Ese día había conocido a un Jason, un Jason que sonreía aún frente a mí, que amaba el dibujo y creo que en el fondo, muy en el fondo de mi corazón, donde probablemente haya ratas y una oscuridad muy intensa... Creo que me agradaba, pero no en ese sentido. Podía entender del porqué Lux se había enamorado de él.




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