Miss Rebel

C A P I T U L O 44

Tomé de mi bolso, la copia de la llave del apartamento y entre. Cuando abrí la puerta, me quede congelada. Todo el apartamento estaba dado vuelta. Los muebles estaban destruidos, las decoraciones tiradas, las paredes escritas, los platos, los vasos y los cubiertos estaban por todo el suelo.

Fui levantando de apoco las cosas y mientras juntaba las cosas, escuche un sonido desde una de las habitaciones. Con cuidado abrí la puerta y me encontré con un chico dentro.

—¿Quién rayos eres tú y que haces aquí? ¿Tú hiciste esto maldito?— dije tomándolo del cuello de su camisa.

El chico lucia temeroso.

—No, yo no hice esto, déjame explicarte— respondió con la voz temblorosa.

—Me lo explicas rápido porque no tengo tiempo— pedí furiosa.

—Soy Keelan Amery, vine a buscar a Binie porque necesitaba hablar con ella, oí que era aquí donde estaba viviendo así que me dirigía hacia aquí y cuando llegue, la puerta se encontraba entreabierta. Cuando entre, vi que se estaba llevando varias cosas, sabía que todo lo que estaba tomando no le pertenecía así que le dije que la acusaría, entonces me encerró en la habitación y se fue.

—¿Binie hizo esto?— interrogué atónita.

—Si— respondió apenado.

Largue un suspiro de molestia.

—Debí haberme dado cuenta... Espera un segundo, ¿tú eres el ex de ella?— dije pensando en la historia que me había contado cuando estábamos en la escuela de modales.

—Si, pero quería hablar con ella porque no terminamos bien las cosas. Yo todavía la quiero, aunque ella nunca me quiso. Me uso, siempre lo hizo. A su familia siempre le daba problemas por eso la mandaron a una escuela de modales. Ella es muy problemática, decía que yo la había golpeado. No soy capaz siquiera de insultar a alguien.

—Si esto es verdad juro que me las va a pagar, te aseguro que soy peor que ella y esto no se va a quedar así.

—Lo siento por todo esto — se disculpó.

—No te preocupes, conozco a muchas perras como ella y nunca son un problema para mí.

—¿Vas a lastimarla?

—No lo sé, ya lo veremos— respondí sonriendo maléficamente.

—Debo irme y lo siento otra vez.

—Espera, ¿tienes novia?

—Mm, no— respondió con extrañeza.

—No creas que es para mí, es para una amiga que quiero presentarte, se llama Marivith y te aseguro que es todo lo contrario a la perra de Binie, creo que irían muy bien juntos — dije sonriendo.

—Acabamos de conocernos— me recordó.

—¿Y?

—¿Presentarás a una de tus amigos a un desconocido?

—¿Por qué no lo haría? De más esta decir que si la lastimas o algo parecido voy a asesinarte.

—Bien, supongo— tomo una lapicera y un papel para posteriormente anotar algo en él—Este es mi número y un gusto en conocerte.

—Igual, por cierto mi nombre es Rhea, estaremos en contacto Keelan.

El chico asintió y se retiró del apartamento.

No Binie, te metiste con la perra equivocada y las pagarás muy caro.

Acomode las cosas un poco, cerré el apartamento y salí de allí.

Fui a casa y tomé una ducha, debía despejar mi cabeza.

Termine de ducharme y me dirigí a mi habitación para cambiarme y me puse a mirar la televisión hasta que se hiciera la hora para mi cita con Athan.

Rápidamente se hicieron las cuatro y Athan, me había pasado a buscar y me había llevado de pícnic a un hermoso lago.

—¡Qué hermoso!— dije observando tontamente el lago.

—Gracias, pero ya lo sabía— bromeó Athan.

—No tu idiota, el lago— dije dándole un suave golpe en la cabeza.

—Ah, claro— respondió divertido— Ven, siéntate, hay algo que debo decirte.

—Dime.

Nos sentamos, me tomó de las manos y prosiguió.

—Me mudaré, me voy de la ciudad— informó con tristeza.

—¿Qué? ¿Por qué?— interrogue atónita.

—Mi padre consiguió un trabajo muy bueno en otra ciudad y nos mudamos— respondió con la cabeza inclinada.

—¿Y me lo dices así?— pregunté con molestia.

—Lo siento, es la única forma que encontré. Quiero pasar mi último día contigo.

—No puedo creerlo Athan— me quejé.

Pero, ¿realmente me dolía lo que estaba diciéndome?

—Lo siento, en serio.

—Está bien, no te preocupes, Athan.

Pasamos todo ese día juntos y luego de la cita me llevo de regreso a casa.

—Espero que te vaya bien en la otra ciudad.

—Voy a extrañarte mucho.

—También yo.

Nos despedimos con un último beso con la diferencia de que ya no sentía nada cuando nuestros labios se juntaron.

La noche había llegado y me fui a dormir, al día siguiente sería un largo día.

Me levanté por la mañana y fui de camino a la Academia para buscar a Mar.

Fui hasta su habitación y allí estaba charlando con Melin, Agus, Abigaíl y Clara.

—¿Qué cuentan estas bellas estudiantes?

—¡Rhea!— esbozaron con emoción al unísono.

—Nos abandonaste— comentó Melin.

—Si, ya no hay nadie que le dé diversión a la Academia.

—Sin embargo, hay que admitir que la perra de Lux ya no es una molestia— acotó Clara.

—Estuvo muy ocupada tratando de recuperar a Jasón, que por cierto lo está logrando además hemos oído que Jason dejara la Academia.

—Si, también lo he oído, de igual forma es lo mejor, le hacía falta un novio... Pero Mar, tengo que hablar contigo, ¿lo has pensado?

—Si, lo hable con las chicas y sí, necesito salir de aquí— respondió con una amplia sonrisa.

—¡Sí!, iré a hablar con el idiota de mi hermano, digo con el codirector— bromeé.

Todas rieron y me dirigí a la oficina de Elián.

—Hola, idiota, ¿qué haces?— dije sentándome en una de las sillas— Te sienta bien el traje— comente levantando el pulgar en señal de aprobación.

—Más respeto que soy codirector— pidió con seriedad.

—Cierto, disculpe codirector idiota— respondí divertida.




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