Misterio & Discreción

4. Ahora me ves...

La noche había caído más rápido de lo que había previsto y, según el mapa, Mila no se había movido de ese lugar, cosa que no me dejaba tranquila.

La traté lo suficiente como para saber qué jugaba pero no las cartas que tendría.

Tomé el frasco con la poción que la dormiría un rato y dos pares de estacas por la dudas, mientras ninguna de estas atravesara mi corazón todo saldría perfecto.

Ya tenía el camino más rápido para llegar al bar gracias al gps de mi celular. Abrí la puerta para salir de la habitación y en eso Jade me llamó rápido.

Vi que ambos estaban mirando el mapa con detenimiento, fui hacia allá:

—Se está moviendo hacia el sureste, por la calle Durham —pronunció Catch la sangre corría en mapa sin dejar rastros de dónde había estado, unos segundos después se detuvo.

Jade forzó un poco más su vista, algo no le convencía del todo. Miró hacia mí y dijo:

—Es un terreno baldío... busca en tu teléfono este lugar, el mapa es algo viejo por lo que dudo que Mila ponga un pie en un lugar así.

Asentí y abrí la aplicación en mi teléfono, miré las calles y no fue difícil hallar el área.

—Tenías razón: nunca pondría un pie en un baldío pero sí en una discoteca —le mostré las imágenes de mi celular. Por las descripciones al parecer era muy popular y las fiestas eran cada día.

Justo del gusto de Mila, entre más popular más diversión para ella.

Guardé mi teléfono en mi bolsillo y con todo lo necesario fui hacia la puerta.

—Kat, espera... iremos contigo —expresó Cathal tomando algunas cosas de su mochila.

Negué de inmediato: —Ni de broma, a ustedes los buscará primero —ambos me dedicaron una mirada seria, continué—, acaso ¿olvidan la última vez que se enfrentaron a ella? Casi salen en piezas de rompecabezas.

—Somos brujos... es nuestra ventaja —Jade tomó una de mis estacas y se la lanzó a su novio—. Sólo es una vampiresa más.

Fui rápido a quitarle el arma a Catch pero el ponía resistencia. No tuve más opción que usar la fuerza bruta; agarré con fuerza el brazo de mi amigo entre que aumentaba la presión y en eso pude oír a la rubita recitar un hechizo.

A los pocos segundos comencé a sentir como si la piel de él me quemaba, era doloroso y solté una que otra queja sin embargo me rehusaba a quitar mi agarre.

Cathal acercó su mano liberada a mi cara y la pegó a ésta. Creí poder soportar el ardor pero de mi salió un grito casi ahogado que me dejó casi exhausta y así lo solté.

Mis piernas no me respondieron y caí de espaldas.

Ambos me miraron con sonrisa victoriosa al demostrar que eran fuertes ante mí.

—¡Yo soy una más! —pronuncié con la voz ronca casi exclamando. Tanto él como Jade estaban esperando que siguiera— Mila puede ser todo pero no es otro vampiro del montón... 

Jade tensó la mandíbula mientras que cerraba el puño con fuerza; iba a replicar.

—Es una veteris y en lo que mí respecta esto que hicieron ahora ni siquiera será una distracción —añadí intentando levantarme— Ustedes son mis amigos y si no fuese así les había arrancado cada una de sus partes... porque es lo mínimo que hará ella.

Intercambiaron miradas que hablaban por sí solas y no pasó mucho hasta que el brujo me devolvió la estaca entre que asentía dándome la razón. Jade todavía dudaba y seguía echándome una mirada asesina.

—Es mi responsabilidad —pronuncié a la rubia. Ella arqueó una ceja con desdén— la estaca no la mató pero el fuego se encargará de que no regrese.

Fui un momento hacia mi heladera y agarré una bolsa para el camino.

Sin más que decir me limité a tronar los huesos de mi cuello para luego salir en busca de esa maldita.

Sólo espero que no me arranque la cabeza o cualquier otra extremidad.

 

*  *  *

 

Estaba cerca de ese club nocturno, la música se podía apreciar desde dónde estaba. Casi todo estaba muy oculto y era un lugar perfecto para que a algún perdido fuera "atacado" por un animal.

Lo único luminoso en la zona era el antro, exageradamente iluminado.

Me acerqué hasta quedar frente al edificio, pude ver a un guardia en la entrada. Sería sencillo de compeler. Fui hacia la entrada de lo más tranquila y antes de que cruzara la puerta el sujeto me tomó el brazo.

—Es una fiesta privada, linda —dijo con una voz áspera, me dedicaba su mejor sonrisa y ante la cercanía podía ver que me sacaba unos centimetros de diferencia—... si no estás en la lista no podré dejar que pases.

Algo me decía que a esta historia le faltaba algo:

—Pero si me haces un regalo puede que te permita entrar.

Asentí sin más.

¿Romperte el cuello cuenta?

Sonreí buscando calmar mi malicia, él miro su listado a través de una tablet. Estuvo unos momentos así entre que me observaba con detenimiento como si la lista mostrar rostros o algo similar.



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En el texto hay: vampiros, brujos, secretos

Editado: 18.11.2024

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