No se cómo comenzar esta aventura venidera que me esperaba por llegar a mi puerta; es extraño como aun siento cada sensación palpante y latente dentro de mí, de aquel día en que te conocí.
La primera vez que te vi no supe percibir lo que llevabas contigo, tal como el alma lleva al cuerpo, ese algo te hacia ver más interesante y más tu; si tan solo aquella vez que tu mirada se enlazo con la mía hubiera podido imaginar que estabas predestinado a estar en mi vida, muy probablemente hubiera hecho cada actividad en mi cotidianidad de manera distinta e irrelevante; pero el destino es incierto y la curiosidad de ti me invadió el alma de tal manera que repitiera la experiencia de llevarte conmigo en mi vida por un tiempo, tal vez para muchos, corto, pero para mí el más importante y eterno que he experimentado y compartido con alguna persona en mi vida.
La noche que llegaste, yo me encontraba viviendo un mundo sin sentido preguntándome cual es mi destino en la vida, porque me encuentro aquí y esas locas preguntas que usualmente el ser humano se hace en su vivir; no era feliz aunque lo aparentaba, llevaba mucho tiempo pensando en que sería de esta triste y loca sociedad sin mí, sin mis sonrisas y mi absurdo entusiasmo que siempre aparecía de la nada; el pensar mi muerte de mil y un formas era mi pasatiempo favorito y la manera en la que llegaría a cometerlo era el toque exquisito de mi día a día, el pensar de alguna manera que era egoísta al dejar al mundo con todos los problemas y simplemente partir, tal vez era lo que me impedía cometer mi objetivo, ese debate moral de lo correcto o no, de lo incierto al cruzar el abismo de esta llamada “vida”.
Siempre pensé que era de otro mundo o de otra especie no conocida por la humanidad, no por mi físico en eso estaba completamente bien, sino en mi pensar, en mi manera de ver y enfocar la vida; lo material y consumista que es esta sociedad me tenía completamente estupefacta y la total falta de solidaridad y amor de unos con otros; la humillación provenida del propio hogar y el desaliento constante, y el sentirme en una montaña rusa sin fin eran mi día a día.
Editado: 10.07.2018