Mítico

VIII

ito ¡es adorable! ―dijo mirando hacia abajo, claramente no siendo grosera

― ¡Creceré muy pronto! ―argumentó mirando hacia otro lado, un poco avergonzado de su estatura

―Por supuesto que sí, lamento si te ofendí.

―Nada de eso, sólo quería hacer un punto… mis padres fueron invitados por el rey―explicó un poco más calmado

― ¡Ah! Supongo que lo sabría si hubiera llegado a tiempo―murmuró para sí misma―en fin ¿quieres una hortensia?

―Eh, yo…―estaba entre la espada y la pared, de verdad quería una de esas flores, pero no creía que sus padres fueran a permitirle recibir un regalo de la princesa

―Es una flor muy bonita traída desde el sur de la gran Asia, es un lugar muy lejano ¿sabes? Pero se dio muy bien en esta tierra―comenzó, volteándose a ver la planta, el menor hizo lo mismo―éstas flores son mis favoritas, y este color en especial me fascina demasiado…―dijo, un poco abstraída, tocando con delicadeza los pétalos azules―tienes buenos gustos…

La princesa rebuscó entre sus ropas sacando una daga, cosa que asustó un poco al niño, pero la mayor se hincó en el suelo sobre la tierra y la usó para cavar, haciendo que Harold se escandalizara ante este hecho, hincándose a su lado tratando de detenerla, no queriendo que se ensuciara las manos, que probablemente eran muy suaves al tratarse de la princesa.

―No te preocupes, Harold, de todas formas este vestido no me gusta mucho―le dijo con complicidad sin dejar de cavar―además, ya que nos gusta la misma flor, mereces tener una también.

―Princesa, no es necesario, de verdad―trató de hacerla razonar, ella se detuvo un momento para encararlo

― ¿De verdad no quieres esta flor? ―se miraron a los ojos, y al no recibir respuesta, sonrió continuando con lo suyo―leí que debes ser muy cuidadoso cuando desplantas, debes romper el menor número de raíces posibles en esta tarea…

El niño se quedó ahí, ayudando lo más posible en lo que pudiera y pidiera la princesa, mientras ella le explicaba como debía plantarla y en que lugar, siendo escuchada muy atenta por el menor, que estaba más que maravillado con lo inteligente que era, o al menos, con lo que respectaba a las plantas, pues no sólo le contó de las hortensias sino de otras plantas que venían del mismo lugar. Al final terminaron cuando el rey y sus padres fueron a buscarlos, siendo encontrados cubiertos de tierra, sin embargo, con una hortensia en sus manos sin muchos daños.

~Fin del recuerdo~

El menor había salido de la herrería para dirigirse propiamente a su hogar, con una sonrisa de niño enamorado, saludó a su madre y se dirigió a dónde la hortensia crecía lentamente, apenas tenía unos cuantos brotes, pero había sido trasplantada con éxito sin morir, lo más importante, desde ese día, había cuidado con esmero la planta hasta el día de hoy, esperando los nuevos brotes que vendrían, justamente, para las fechas cercanas al cumpleaños de la princesa, justo en el equinoccio de otoño, dónde empezaban a florecer una vez más.

 




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