AKA MANTO
LEYENDA JAPONESA
M.L. BRADLEY
Cuenta la leyenda, que hace muchos años una chica sufría de bullying en su escuela. Todos los días era hostigada, agredida e insultada fuertemente por 5 de sus compañeras. Hizo muchos intentos para pedir ayuda, a sus maestros, sus padre y directivos de la escuela. Sin embargo, ninguno le prestó atención, alegando que solo eran juegos de niñas y ella estaba exagerando.
Hasta que un día en uno de sus “juegos”, la empujan fuertemente en el último cubículo del baño, cayendo estrepitosamente e impactando su cabeza con el retrete. Ese día, lastimosamente la chica murió.
Hoy en día, casi un siglo después de los sucesos, cada ultimo cubículo de cada baño, tanto masculinos como femeninos, están malditos, porque Aka Manto se encarga de hacer sufrir a todo aquel que lo use, así como lo hicieron con ella. Empieza con un susurro, una voz siniestra y desconocida te pregunta: “¿Papel azul o rojo?”, y sin importar la respuesta se llevará tu vida. ¿Evitar responder? Inténtalo, no funciona.
─Jajajaja, si claro ─se mofaba su hermano Eider sarcásticamente─ como si esas cosas pasaran.
─Claro que pasan ─refutó Jace indignado.
─Mira Jace, estas cosas de… ─argumentaba Eider divertido─ fantasmas, son solo historias para hacer que los niños pequeños se vayan a dormir temprano. Además, esa historia me la sé, es de Japón, miles de kilómetros de aquí, así que no me vas a asustar wey, ya párala.
─ ¿Por qué? ¿Te asusté?
Eider lo miró directamente a los ojos, con una sonrisa torcida y algo de picardía.
─Si claro, hasta los huesos ─contestó dramáticamente─ ya vámonos tengo hambre.
─De acuerdo, quiero pollo frito…
─De acuerdo…
Iban caminando por los pasillos del centro comercial, mirando chicas guapas en cada oportunidad. Había que resaltar algo, los hermanos Forest eran realmente atractivos: altos, atléticos, tez trigueña. Por su lado, Eider, el hermano mayor, tenía una cabellera castaña lisa, ojos café claros y unos labios carnosos envidiables y apetitosos según muchas chicas. Pero Jace no se queda atrás, de cabello negro como la noche, ojos azul celeste y una sonrisa de infarto, atraía las miradas de muchas.
─Por cierto ─preguntó Eider confundido mientras esperaban su pedido─ ¿de donde salió el tema de Aka Manto?
─mmmm, no se… ─respondió Jace igual de extrañado─ de que estábamos hablando antes?
─De Laura, la vecina nueva que está bien buena…
Jace soltó inmediatamente una sonora carcajada, dejando aún más confuso a su hermano.
─ ¿Cuál es el chiste?
─Ninguno, solo que me parece rara el cambio brusco de tema.
─Eso te pregunto, tú fuiste el que empezó a contar de un momento a otro la historia ─explicó Eider medio irritado─ ¿estás loco o algo así? Para apartarte una cita con el psiquiatra desde ya.
─Deja la payasada…
Jace quedo a medio hablar, paralizado por la sorpresa, pálido como el papel.
─ ¿Qué pasa? ─Eider miro preocupado hacia la misma dirección de su hermano, esperando ver la razón de su sorpresa.
─No voltees ─Jace agarró fuertemente a Eider, evitando que mirara, girándolos a ambos mirando al lado opuesto─ allá esta Issel, con Esteban.
─ ¿Qué? ─preguntó perplejo─ ¿Es enserio?
─Si, la muy zorra esta con él a simple vista, y según ella es el amigo del que no debo preocuparme porque es gay….
─Serás idiota ─Eider se zafó disgustado del agarre de su hermano─ me asustaste cabrán, creí que habías visto otra cosa, pendejo.
─ ¿A quién? ¿Aka Manto? ¿Quién es el pendejo ahora?
Ambos estallaron en risas, relajando sus cuerpos de la tensión que sin intención se había formado.
─Sabes ─dijo Eider─ es mejor que se haya ido, por algo será. Chicas más guapas que ella abundan, sino mira lo que nos rodea… excepto hacia el lugar en el que esta ella con el otro idiota claro.
Se olvidaron momentáneamente del tema, comieron y pasearon por todo el centro comercial hasta llegada la noche, cuando invitaron a dos chicas a tomar unas cervezas. Ellas, viendo la gran apariencia de los chicos, no dudaron en aceptar.
─Mucho gusto, soy Belinda y ella es mi amiga Lucia ─estrechó delicadamente su mano una linda morena, cabello enrizado, delgada pero bien moldeada, divina en todos sus detalles.
─Mucho gusto, Lucia ─de igual forma, estrecho su mano para saludar una chica rubia, de grandes caderas y bellos ojos verdes esmeralda.
─El placer es todo nuestro ─respondieron al unísono como todos unos caballeros.
Hablaron por varias horas, tomando y comiendo deliciosos pasabocas. A medida que aumentaban los tragos, la conversación también subía de tono, jugaban a reto o verdad con preguntas muy personales.
─Lucía, verdad o reto… ─Preguntó Eider.
─ Reto ─contestó entre risas.
─Te reto a que… ─anunciaba Eider pensativo─ le des un beso en la boca a… Belinda….
Las risas resonaron en el lugar, un cubículo privado dentro del bar del centro comercial.
─Pan comido…
Belinda, quien estaba sentada justo enfrente de su amiga Lucia, al lado de Jace, apoyo su pecho voluminoso sobre la mesa que las separaba, mientras, Lucia se estiraba sensualmente tratando de alcanzar con éxito a los labios de su amiga. Primero se acercó sutilmente a su rostro, luego rozo suavemente sus labios mientras los dos chicos se mordían los suyos y tragan saliva a la expectativa. Después, fueron uniendo delicadamente sus lenguas, hasta sumirse en un profundo y seductor beso que hizo calentar el aire.
Al separarse, miraron fijamente a sus acompañantes masculinos, quienes estaban casi sin aire de la emoción. Fue Belinda, quien con ojos llenos de pasión rompió el silencio…
─ ¿Quien sigue?
Segundos después, Belinda y Eider se sumían en un intenso beso, mientras Jace y Lucía tímidamente se acercaban el uno al otro, hasta unirse en el vaivén de la seducción.
Al cabo 6 minutos, llenos de besos y caricias, decidieron irse a un lugar más privado e íntimo.
─ ¿Nos dan un segundo? ─dijo suplicante Belinda─ Vamos al baño primero, ¿sí?
─No hay problema…
Estando las chicas en el baño, los hermanos Forest se regocijaban de júbilo por el que habían tomado los acontecimientos.
─Y no querías venir, ah cabrón ─reñía entre risas Eider a su hermano Jace─ de lo que te hubieses perdido, ¿a qué están bien buenas?
─Deliciosas, hermano…
Mientras tanto en el baño, las chicas nerviosas se retocaban el maquillaje, a la espera de lo que va a suceder.
─Severos partidos nos ganamos amiga ─brincaba de alegría Lucia─ están bien moldeados y como besa…
─Dímelo a mi… ─reía a carcajadas Belinda─ q ver si con esto al fin te olvidas del idiota ese raro.
─Ay no ─riño molesta a su amiga─ no saquee ese tema ahora.
─Por lo menos estos dos si son normales, no como ese psicópata…
─Ya basta! ─objetó Lucia─ si, es raro, pero ya párale. No por habérmelo aguantado dos años con esa estúpida obsesión por Aka Manto, quiere decir que seré como el que me fijare en otro loco. Es más, aquí estoy contigo, dentro de un baño público sin morir del miedo.
─Bueno ya, perdón, no digo más nada de el ─se disculpó Belinda─ solo terminemos y…
De un momento a otro, las luces tintinearon, una y otra vez. Pero luego, cesó.
─Ya vámonos ¿sí?
─claro… ─contestó nerviosa Lucía.
Pero… ¡Bum! La puerta se les cerro en la cara de un golpe sonoro, provocando fuertes gritos de pánico.
“¿Papel rojo o azul?” preguntó una suave voz de ultratumba, similar a la de una niña.
─Sea quien seas, no me das miedo…. ─Gritaba asustada Lucía─ si eres el retrasado de Luis tratando de asustarme, pues ni lo creas, tus historias son solo eso, historias….
Pram!
La puerta del ultimo cubículo del baño se abrió, y se fue asomando lentamente una mano de piel blanca como el papel, llena de heridas con sangre seca. Po debajo de ella, dos rollos de papel higiénico salieron rodando, uno rojo y otro azul.
“¿Papel rojo o azul?” volvió a preguntar aquella voz, mientras el resto del cuerpo salía de aquel cubículo. Solo alcanzaron a ver el brazo completo y una parte del hombro, en donde se veía el inicio de un uniforme escolar, pero las luces se apagaron quedando en completa oscuridad.
Los gritos volvieron a resonar.
“¿Papel rojo o azul?”
─Lucía, ¿Qué respondemos? ─suplicaba Belinda atragantada por las lágrimas de pánico.
─No lo sé ─respondió entre sollozos─ con cualquier respuesta nos matará…
La luz volvió, y las chicas estaba solas en el silencio del baño.
─Vámonos de aquí… ─sugirió Belinda.
Pero al voltear, una niña de unos 13 años de edad, vestida con el uniforme de la escuela, lleno de raspones y sangre, con una herida bastante grande en su cabeza, las miraba fijamente con ojos negros inyectados en ira.
“¿Papel rojo o azul?”
─Papel…
─Espera… ─interrumpió Lucía─ recordé algo que me dijo Carlos que puede funcionar…
─Solo dilo… ─suplicó Belinda.
─ ¡No necesitamos papel, gracias!
Pram!
Las luces se volvieron a apagar, acrecentando el temor de las chicas. Pero, inmediatamente se encendieron, y estaban solas. Sono un click en la puerta, que indicaba que estaba abierta.
─Lo logramos… ─reía nerviosamente Belinda─ Lucí lo logramos, salgamos de aquí por favor.
─Desde luego…
“Espera”
Ambas chicas voltearon al tiempo, sabiendo de quien era esa voz…
─ ¿Se están demorando no crees? ─preguntó ansioso Eider─ no hay nadie cerca, ¿si entramos a buscarlas?
─Tu sabes que las chicas siempre se demoran en el baño, especialmente cuando van juntas.
─Si ya se ─Eider sonaba muy ansioso─ pero de aquí a que salgan ya se me ha bajado la emoción… ¿Si entiendes?
─Bueno, entremos.
Sigilosamente los chicos fueron acercándose a la entrada del baño de hombre, cuando se percataron de que no había nadie viendo entraron apresuradamente al baño de mujeres sin dejar de mirar hacia fuera en caso de ver a un posible delator.
─Si ves que fue muy fácil ─decía Eider entre risas de victoria.
Pero al voltear, casi se desploman con lo que vieron. En el espejo del baño frente a los cubículos, escrito con sangre estaba la frase: “No soy solo una historia, ni mucho menos del otro lado del mundo… Soy real, tu peor pesadilla y estoy en todas partes. A.M”
Y en medio del pasillo, en un charco de sangre creciente había dos cuerpos, desmembrados y ningún rastro de su piel. Sin embargo, con solo ver los ojos abiertos de ambos cuerpos sabían de quienes se trataba: Lucia y Belinda.
Aka Manto se había llevado las vidas de las chicas y, seguía el turno de ellos…