CAPITULO 5
Siento celos, celos por verte con alguien más
Finalmente, había llegado el día de salir con Tag. Probablemente, sería la única persona la cual le diría toda la verdad, en cierta forma, sé que es el único que me puede entender.
El Sr. Evans salió muy temprano, antes de que pudiera informarle de la salida.
Alfred no dudó un segundo en preguntarme a donde iríamos.
—Iremos a parque.
Alfred asintió levemente.
Un auto lujoso se detuvo en frente de la mansión.
Definitivamente, eso costaba más que mi vida.
Al llegar al parque, visualice la espalda de Tag y le pegue un pequeño golpecito. Se giró de inmediato, y sonrió en cuanto vio a Reese.
Tag lo cargó, —Dios mío, este pequeño ha crecido mucho, Anne.
Sonreí.
—Lo viste hace dos meses, no pudo haber crecido tanto.
Reese miró directamente a Tag, serio con respecto a la situación, —Si crecí, tío Tag.
—¿Es hermano de la señorita Anne?—la pequeña voz de Rachel me trajo a la realidad, había olvidado que no se conocían.
—No, Rachel. Él es un amigo, Reese le dice así de cariño.
—¿Yo también te puedo decir, tío?—inquirió Rachel, Tag sonrió, mirándome con curiosidad.
—Ella es Rachel, Tag. La niña que estoy cuidando.
Tag se puso serio.
—¿Qué paso con...?
Lo corté, —Más tarde hablamos de ello.
Tag entendió la indirecta.
—Bien, ¿quién quiere helado?—dijo Tag, más entusiasmado que los niños.
Luego de pasar jugando con los niños, Reese y Rachel estaban en los columpios mientras los observábamos en un banco. Observe a Rachel incómoda, como fuera de lugar, en ese momento se me pasaba por la cabeza que probablemente era la primera vez que venía a un parque.
El Sr. Evans era un buen padre, sin duda alguna, Rachel era una niña muy obediente, pero dejaba pasar pequeñas cosas que eran importantes para Rachel.
Reese la animaba y le mostraba, sonreí para mí misma, no era la madre perfecta, pero Reese era muy inteligente e ingenioso. No entendía por qué mi padre odiaba a mi hijo, él era perfecto, no había ningún motivo para odiarlo.
—Al fin me vas a contar qué sucede contigo —la voz de Tag me sacó de mis pensamientos.
—Estoy trabajando como niñera.
—¡¿Qué?!—Tag se giró hacia mí, sorprendido.
—Vamos. Es solo temporal.
—Nada es temporal, Anne. ¿Que pasó con esos años para solo ser una niñera?
—Gano bien.
—No se trata de eso, Anne. Lo sabes, sé cuánto te encanta hacer tus diseños y ser diseñadora.
—Lo intenté, ¿vale? Ninguna empresa quería darme empleo por...—me corté, acordándome toda la mierda que tuve que pasar por culpa de Selena, la ex de Tag.
No podía culparlo por tener un gusto tan malo, a decir verdad. Selena era una de las peores personas que había conocido en mi vida.
—Por el plagio —completo Tag.
Asentí.
—Aún no puedo creer que Selena haya caído tan bajo.
Me quedé en silencio, hablar mal de Selena no me haría sentir mejor.
—En resumen, estoy viviendo en la casa de Rachel y su padre, trabajo como niñera —suelto un suspiro —. Al menos tengo dinero para sostener a Reese. Ahora mismo, es lo único que me interesa.
—Siento que ahora mismo tienes otra vida. ¿Ese tipo con el que vives tiene esposa?
—Murió.
—Oh —no sonaba impresionado, sino preocupado.
—¿Cómo sigue tu madre?—cambie de tema, rápidamente.
—Mucho mejor, la visité la semana pasada, está mucho mejor. Siempre pregunta por ti.
—He sido una mala amiga para ella, siempre estuvo para mí. Ahora que tengo más tiempo, iré a visitarla.
Tag asintió. El tema de su madre era complicado, los médicos decían que se recuperaría pronto, pero hasta el momento todo sigue igual. Solo espero que un milagro suceda y supere el cáncer.
El grito de Rachel nos dejó en seco, ambos nos miramos al mismo tiempo. En cuanto reaccionamos corrimos.
Al llegar, Rachel tenía un pequeño raspón en la rodilla.
—Dios, me asusté mucho, creí que les había pasado algo —dije, llevándome una mano a mi pecho, recuperando el aliento.
—¡Señorita Anne!
Me rasqué el oído.
Me estoy volviendo loca. Ahora escucho la voz del Sr. Evans.
—¡Señorita Anne!— giré para encontrarme al Sr. Evans de frente, acompañado de su secretario.