¿Y si te permites amar?
¿Es coincidencia o destino?
¿Era muy extraño o era casualidad?
La noche anterior me vino como agua fría. Lo último que recuerdo es haber salido del hospital donde estaba mi padre, luego hablé con mi hermana que dijo tonterías sobre ser hija adoptiva. Luego de eso, ¿qué pasó?
No tomé, ni nada por el estilo.
Entonces, ¿por qué no puedo recordar?
Pase una mano por mi cabello frustrada, mi mirada se desvió al horrible pijama que tenía puesto.
La había traído por si me faltaba ropa, pero nunca pensé que me la pondría nuevamente.
Un pensamiento descabellado paso por mi mente.
¿Y si alguien me la puso?
Mis ojos se abrieron de par en par.
Demonios.
Más tarde le preguntaría a Alfred lo ocurrido. Mientras tanto, dormiría otro rato, me sentía tan cansada.
Apenas desperté, un emocionado Reese se encontraba en mi cama con ojos expectantes.
Rachel y Reese cumplían el mismo día y el mismo año, si no conociera a mi marido difunto diría que es hijo del Sr. Evans.
Reese era un niño muy curioso y le encantaban los regalos, su día especial era su cumpleaños sin duda alguna.
Lo abracé con fuerza adormilada, —Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti. Mi pequeño bebé tiene cinco años.
Pensar que habían pasado cinco años desde que di a luz a Reese me ponía nostálgica. Fue una curita a mi corazón.
—Te amo, mami —lo abracé con tanta fuerza que creí que le molestaría, él solo pasó sus manos por mi cintura.
—Y yo te amo más a ti. Daría mi vida y todo lo que tengo por darte todo el amor y el mundo entero. Nunca serás una segunda opción, serás un hombre maravilloso en el futuro y serás feliz, muy feliz. Yo me aseguraré de eso.
—Eres la mejor, mamá.
No. Tú lo eres Reese. Me diste esperanza cuando el mundo me dio la espalda por completo.
—¿Quieres ver tu regalo de cumpleaños?
Él asintió sin poder contener su emoción, separándose y sentándose en la cama.
Tenía dos regalos preparados para Reese, pero el más importante se lo daría en la noche.
Fui al baño rápidamente a cepillarme y regresé con una caja.
Reese la abrió emocionado y el rostro que hizo, me rompió el corazón.
Unas lágrimas se derramaron en él. Me acerqué de inmediato.
—¿Qué pasa? ¿No te gusta?
—Es el mejor regalo de cumpleaños de los regalos de cumpleaños.
Había conseguido la colección de los héroes de Marvel original y aunque me costó y tuve que madrugar a comprarlo, valió la pena la felicidad que Reese sintió en ese instante. Todos los ahorros que había realizado valieron la pena.
Reese me abrazo con fuerza, —No necesito a un papá, tengo a la mejor mami.
Esta vez sus palabras atravesaron mi corazón.
Salió corriendo de la habitación, probablemente a mostrárselo a Rachel.
Agarre la sábana en puños con ambas manos. La impotencia de perder a mi marido fue una de las peores cosas que pude haber pasado. Lo más frustrante de la situación es que tengo vagos recuerdos de nuestra relación, me frustra que no puedo recordar como éramos, que hacíamos y nuestra historia de amor.
—Lo extraño mucho.
No pude soportarlo por más tiempo.
¿Algún día podre superarte?
Justin, te extraño.
***
El Sr. Evans se había acercado a mí, una noche antes del cumpleaños de los pequeños. Había dicho que hoy era el cumpleaños de Rachel, y quería que se le celebrara con una gran fiesta. Le pareció muy curioso que Reese cumpliera el mismo día. Era una coincidencia inesperada.
Estaba un poco preocupada por el cumpleaños, no estaba segura de que estar rodeado de tantas personas era buena idea para Reese. Él era muy tímido y nunca ha estado rodeado de tantas personas.
Aun así, lo acepté.
El cumpleaños sería doble.
Ese día, la casa era un caos al levantarme.
Jarrones volando, por un lado, globos y adornos por otro, había tantas personas en la casa, que no lograba reconocer a nadie.
Pase una mano por mi cara. Suspire largamente.
—Ayúdeme con esto poniéndolo en la mesa de la cocina, por favor, señorita Anne —una chica me distrajo de mis pensamientos. La miré mientras la veía cargar una cantidad de decoración en las manos.
—¿Te llamas Maddie, no?— pregunté, mientras tomaba el jarrón. Ella asintió sorprendida de que conociera su nombre.