CAPITULO 16
"No te permitas cosas que son de parejas"
EVANS
Era mediodía, hora del almuerzo.
Al salir de la oficina, Anne aún estaba en su escritorio con un montón de papeles en su escritorio, ¿se le había olvidado recoger a Rachel?
Me acerqué a ella, sin pensarlo.
—Anne.
Ella levantó la mirada, de inmediato giró buscando algo, estaba inquieta.
—¿Qué está haciendo, Sr. Evans? La gente hablará —dijo, viendo como todos la miraban.
—¿No vas a recoger a Rachel?— pregunté, ignorando su voz tensa.
¿No podía hablarle, ahora? Soy el jefe.
Algunas personas empezaron a susurrar. De inmediato los miré y actuaban ocupados en cuanto los miraba.
Anne cerró los ojos por un momento, —¿Puedes bajar la voz? La gente no sabe que soy la niñera de Rachel.
—¿Lo harás o no?
—¿Podría esta vez decirle al chófer que la recoja?—pidió.
La miré como si fuese alguna especie de broma de mal gusto.
—No —dije seco.
—¿Por qué? Él sabe dónde estudian y los maestros ya lo conocen. Solo será esta vez.
—Yo iré.
Anne pareció querer decir algo, pero luego de un tiempo, no pudo contener la sonrisa.
—Eres un ángel, gracias —me di la vuelta para irme, pero ella continuó —, y Evans, si no es mucha molestia, podrías pasar por Reese.
—Está bien —accedí.
Reese era un chico que, de alguna manera, me recordaba a Rachel, eran tan distintos, pero algo en Reese me resultaba familiar.
Anne volvió a su trabajo, olvidando todo a su alrededor.
No aceptaría que otras personas recogieran a mi hija.
Un momento más tarde, estaba en frente de la escuela de Rachel.
Salí para buscarla, en cuanto me vio salió corriendo. Abrí los brazos, cargándola y girándola.
—Hola, princesa —la abracé, Rachel puso un pequeño beso en mi mejilla.
—Papi, estoy feliz de verte.
Agarre su mejilla, —Yo más, princesa.
—¿Viniste con la señorita Anne?
—Ella está ocupada. Ahora iremos a recoger a Reese. ¿Está bien?
Rachel asintió sonriendo.
—Jefe —inquirió Jasper, el chófer.
Asentí.
Jasper llevaba años trabajando conmigo, quizás es unos de mis empleados más fieles.
Pasaron aproximadamente una hora hasta que llegamos a la escuela de Reese, no tenía idea de que quedaran tan lejos. Voltee en dirección a Rachel y estaba profundamente dormida.
Baje del auto en busca de Reese. Era la primera vez que veía esta escuela, al entrar no era nada parecida a la escuela de Rachel.
En cuanto llegue al salón de Reese, su llanto me detuvo en seco.
La maestra se encontraba sumergida en su teléfono sin prestar atención a lo que ocurría en su salón. Tres niños estaban rodeando a Reese, él lloraba desconsoladamente.
—¿Reese?—dije, llamando su atención. El de inmediato corrió hacia mí. Lo cargué y se sujetó a mi cuello con fuerza —. ¿Estás bien, pequeño?
Él sacudió su cabeza.
—¿Usted quién es?
Soy su...
¿Qué era?
No podía decir que era el jefe de su madre. Sonaría extraño.
—Soy su padre.
—¿Eso es cierto, Reese?—inquirió su maestra. No me daba buena espina.
Reese asintió con la cabeza.
—Tendré que llamar a su madre a confirmar, no me comentaron que su padre vendría a buscarlo.
—Eso no es lo más importante.
Ella me miró sin entender.
—Estaban acosando a Reese, ¿estaba haciendo la vista gorda?
—Solo estaban jugando.
Típico.
—No me diga — emití entre dientes —. Reese no llora cuando está jugando.
—Solo son niños, no es para tanto.
—Incompetente — murmuré.
—¿Disculpe?—emitió ofendida, se levantó de su asiento.
—Podría ser llevada a los tribunales si se demuestra que ignora el bullying, y créame que puedo hacerlo posible.
—Hágalo, no tiene pruebas.
—No me rete, señora.
—No puedo creerlo —resopló, molesta. Me miró con desprecio —. No puedo creer que se haya conseguido un esposo tan arrogante, al final, ¿qué se puede esperar de alguien como ella?
—¡Señora!— exclamé.
—Siempre se ha creído ser la mejor que todos, ya veo de donde lo saco.