12 de junio del 2020
Ciudad Natal.
La felicidad de acabar al fin un día más en la preparatoria es lo mejor, ya solo falta un mes y al fin ¡Libre! Y a ayudar en la casa. Lastimosamente.
Estoy a una cuadras de llegar y hay que pasar un túnel, es escalofriante y un poco oscuro.
Días atrás mi padre me iba a ver en la preparatoria a la hora de salida, justo hoy no lo hizo y ya tengo en mi mente la hermosa razón.
—¡Adele!— gritan
Volteo y me encuentro con Jonah, nada más y nada menos que mi ex, es un buen chico pero no quiero estar con él.
—¿Qué pasa?
—¿Te puedo acompañar hasta tu casa?— «genial»
—No te preocupes, ya estoy cerca—respondo amable, no quiero que empiece con lo de meses atrás.
—Si me preocupo, vamos.
Si hay algo que odio (aparte de mi vida) es esto.
Camino normal, no porque este con mi ex novio significa que me voy a apresurar para no tenerlo cerca, tampoco voy a caminar lento para tenerlo más tiempo junto a mi. Tuvimos nuestros momentos pero ya pasó.
—Gracias por acompañarme, adiós— me despido.
—Lamento mucho que todo haya acabado— me responde cabizbaja dando la vuelta para irse.
No quiero contestarle pero odio que se echen la culpa de todo cuando no la tienen y aquí vamos, por favor no quiero acabar con mi dignidad.
—Tuvimos nuestros momentos Jonah, fue bonito mientras duró pero ambos sabíamos que en algún momento iba a terminar, ni tú tienes la culpa ni yo así que déjalo pasar y ya encontrarás a alguien— es cierto.
—Hubiera querido que nuestro momento durará más y tu fuerás ese alguien.
Sin decir más sigue su camino, no vive muy lejos de mi casa y creo que no corre peligros.
Nuestra relación fue buena, momentos cariñosos, discusiones y de más, en fin, solo duramos dos meses y él no quiere volverlo a intentar ni yo tampoco. Lo último que me dijo cuando terminamos (por chat) fue "Ya no siento lo mismo"
Entro a mi casa y lo primero que veo es a mi mamá junto a otra mujer rubia, tiene los ojos hinchados.
—Buenas tardes.
Ambas responden pero mamá me manda a mi habitación, es obvio lo que se viene.
Subo al segundo piso y me voy directo a la habitación de mi hermano y mi cuñada, mis sobrinos están en otra habitación y no quiero verlos en este momento.
Entro y ahí está, mi hermano Robert a un lado de la cama y mi cuñada Rebeca sentada, ambos con los ojos hinchados.
Las lágrimas no tardan en aparecer y tampoco las pienso detener, ser fuerte ante el sentimentalismo tiene un límite.
—¿Por qué no lo supuse?—encaro a Rebeca— ¿Por qué no supuse que te cogías a mi papá cada que podías? —no espero respuesta y le doy una cachetada— Puedo darte golpes pero recuerda este rostro— señaló mi cara— Está chica será la que más recuerdes ¿Sabes por qué?
Asustada niega, es la primera vez que estoy tan enojada como para tratarla de esta manera.
— Porque te dió toda su puta confianza contándote lo que pasaba en su vida, te dijo cosas que ni siquiera su madre sabía y ahora mírame bien, el karma es una mierda pero igual deseo que te pase lo mismo a ti y que te pudras en el infierno cuando mueras porque acabas de arruinar la poca familia que quedaba.
Salgo de la habitación, solo ví como mi hermano seguía llorando mordiendo su puño queriendo detener sus lágrimas pero ni yo lo puedo hacer.
Siento que cada parte de mi cuerpo pesa, no quiero ni verme en el espejo, estoy cansada de cada mugriendo minuto que pasa.
Recuesto mi peso en la cama y sigo llorando, nadie en su vida podría juzgarme así como yo tampoco lo haría pero ¡Mierda! Mi padre, aquel al que la gente lo veía como el mejor hombre del mundo engaño a mi madre, no una vez sino dos y la primera fue nada más y nada menos que con una amiga de mi madre la cual le dió un hijo, y ahora lo hace con su nuera.
Las sospechas ya estaban presentes desde antes pero al parecer ya lo verificaron todo. Nunca voy a entender por qué se esmeran en hacer sufrir a las buenas personas, conozco a mi hermano y sé como siempre ha tratado de dar lo mejor de si mismo, ya con 34 años tiene sus tres hijos y los ha amado siempre al igual que a su grandiosa y maravillosa esposa que nada más arruinó eso.
Bueno mi padre es otra cuestión, tampoco es la primera vez que engaña a alguien, pero tampoco es la primera vez que Rebeca engaña a mi hermano.
Las horas pasan y no tengo ganas de salir, mis hermanas Xiomara y Katherine han estado llorando desde hace rato pero solo Xiomara sabe todo el cuento y no voy a pasar por alto eso.
—¿Qué hiciste para descubrirlo? —me le acerco cuando entra a mi habitación.
Ella solo baja la mirada y va a sentarse en mi cama.
— Dímelo porque tampoco tengo problema en ir a encarar a esa zorra o a ese hombre que dice ser su padre.
Puedo hacerlo y no lo dudaré si es necesario porque la verdad es lo primero que quiero saber.
— Rebeca se desmayo cierto día y aproveché para conectar su WhatsApp con mi computadora —empieza— Ellos se enviaban mensajes prometedores pero no recalcaban nada, paso un mes y las cosas empezaron a ser más asquientas, se enviaban fotos que ya te imaginas y bueno, ayer quedaron en verse hoy en la mañana en un hotel, me levanté temprano y seguí a Rebeca cuando fue a dejar a los chicos a la escuela, ella llegó a un hotel y solo después de unos minutos llegó Augustus.
Se calla un momento y prosigue.
— Volví en el mismo taxi a la casa y lleve a mamá al hotel, la recepcionista no quería decirnos la habitación pero cuando le dimos dinero accedió y subimos, Augustus estaba ahí con Rebeca en esa maldita habitación.
—¿Dónde está?— pregunto.
— Él ya no vendrá, mamá le pedirá el divorcio y mañana bien temprano Robert se llevará a los chicos y a Rebeca a Zamora y-
No puede ser.